El Palacio de Congresos es el espacio abierto por excelencia de la ciudad más abierta del mediterráneo en estos momentos. Porque si algo reivindica la València actual es su posición de apertura al mundo, de mirada y brazos abiertos a compartir lo que somos con lo que nos rodea. Somos la ciudad del encuentro respetuoso y productivo en un ambiente enrarecido por el auge global de la intolerancia.
Hoy hemos vuelto a empezar de nuevo levantando nuestra hipoteca reputacional para ser una referencia en los mapas en los que si debemos estar; Los de la apertura, los del crecimiento y las oportunidades y como no, los de turismo de calidad.
Si hace unos años la imagen de esta ciudad era la del colapso, si según Financial Times València había viajado del Boom al Crack, hoy hemos vuelto a empezar; No a empezar de cero, pero si a empezar de nuevo.
Precisamente, de eso tratan los aniversarios como el del Palacio; De afrontarlos constantemente con la energía de quien empieza de nuevo.Y 20 años después los datos demuestran que el Palacio de Congresos de València es la mejor infraestructura para el turismo de negocios en nuestra ciudad. De hecho, es, por segunda vez, el mejor Palacio de Congresos del mundo.
Porque mientras en otras ciudades el modelo turístico ha colapsado y ha anidado la turismofobia en València existe un acuerdo a favor de lo que significa y aporta el palacio de Congresos.
Todas y todos sabemos el valor y por qué no decirlo, rareza de los acuerdos en tiempos de polarización, pero la única posibilidad real para las ciudades es buscar sus consensos.
Hoy el 92,5% de las vecinas y vecinos de Valencia considera el turismo beneficioso para la ciudad, no se si habrá otra ciudad de nuestras características que pueda decir lo mismo.
Valencia está teniendo la capacidad de implicar también a los ciudadanos y ciudadanas. Porque el turismo es una actividad maravillosa que nos permite acercar culturas, y tender puentes entre sociedades. Y, para ello, hay que tender puentes entre residentes y visitantes. Solo convirtiendo a los valencianos y valencianas en embajadores reales de la ciudad. Solo a través de una ciudadanía comprometida y acogedora, consciente de los beneficios sociales y económicos que les aporta, podremos disfrutar de un turismo sostenible y sostenido. Solo es posible con un sector sostenible que no desplace a las vecinas y vecinos, que no transforme las ciudades en parques temáticos, sino que les ayude a desarrollarse sin perder su identidad. Por tanto, frente a los proyectos de enfrentamiento València propone acuerdos.
Y precisamente ahora que tenemos que poner las bases de la ciudad de dentro de 20 años es el momento de poner en valor el acuerdo por el futuro que simboliza este Palacio.
De hecho, no creo en las lecturas obligatorias, pero si en las recomendadas y hoy deberíamos autorecomendarnos leer todos a Amos Oz y su libro contra el fanatismo. En el dice que llegar a un acuerdo es sinónimo de vida y lo contrario de comprometerse no es integridad, ni idealismo o determinación, que el acuerdo no quiere decir capitulación, sino tratar de encontrarse con el otro en algún punto a mitad de camino.
El acuerdo que ha hecho estos años a València un modelo turístico de éxito, el que ha hecho este Palacio de Congresos el mejor del mundo, es un excelente punto a mitad de camino. Extendamos esa cultura del acuerdo a otros aspectos clave de nuestra ciudad.