Parecía que esta legislatura iba a ser la política del dialogo y del consenso, palabras con las que este Consell siempre se ha vendido de forma populista a la ciudadanía, pero tan sólo es necesario que pregunten a los diferentes sectores con los que se han reunido y comprueben cual es el cumplimiento veraz de estas palabras.
¿Qué me dicen de la Ley de la Huerta?
La mayoría de las personas que vivimos en la Comunitat Valenciana, estamos a favor de conservar ese gran patrimonio nuestro que es la huerta. Un encanto natural que históricamente fue llamada la Huerta de España, y que, año tras año, ha sido sacrificio y sudor de muchos agricultores.
A mí me gustaría que les preguntasen a esos mismos agricultores que día tras día trabajan su huerta, si alguien les pidió su opinión para redactar una ley que va dirigida a ellos. Ya les informo de que no.
Aplicando el rodillo al que están acostumbrados, se aprobó desde la Conselleria de Infraestructuras, la Ley de la Huerta. Una ley que ya nacía con la oposición de gran parte del sector agrario y sin consenso parlamentario, emitiendo una regulación de limitaciones y obligaciones hacia los agricultores, sin dotación presupuestaria para su puesta en marcha, y lo que es peor, sin ninguna previsión de continuidad en el tiempo. Además, el Consell ha tenido que buscar a afines para "vender" las bondades de una Ley que ni ellos mismos se creen.
Ahora, tras su inminente aplicación, la mayor preocupación es ¿de dónde va a obtener la Conselleria entre 36 y 50 millones de euros necesarios para poner en marcha el Plan de Desarrollo Agrario?, y ¿cómo se va a gestionar el Plan de Acción Territorial de la Huerta: con ellos o si ellos?
Preguntas muy concretas que realicé en sede parlamentaria a los consellers y a las que no recibí respuesta concreta. Esto parece "la pescadilla que se muerde la cola", un bucle cerrado de dónde no quieren salir, pues no tienen ninguna respuesta que ofrecer.
Desde el punto de vista político, hay que destacar que las asociaciones de agricultores reivindican la falta de comunicación y respuestas por parte del Consell. Una situación que ha incitado a que todos los agricultores estén en pie de guerra cuando tan solo piden algo muy sencillo, ser escuchados.¿Tanto cuesta?
El Consell se limita a asegurar que "todo va bien". De modo que valoren ustedes mismos las consecuencias de futuro que nos espera.