Cuando Rodrigo Sebastià Alonso (Benidorm, 30 años) decidió anunciarse en los trinquets como Pere Roc II, su principal objetivo era rendir homenaje a la memoria de su iaio Pere Roc, jugador de llargues en el municipio de Sella. Aún así, con el paso del tiempo se ha comprobado que el cambio de nombre del jugador de la Marina Baixa solo fue un elemento más, una parte simbólica, de su homenaje particular a la pilota. "Rodri", como es conocido por todos fuera de la cancha, es el ejemplo personificado del aprecio por la pilota en todas sus variantes y, para demostrarlo, ahí está su trayectoria deportiva: un inagotable recorrido por todas las modalidades de la pilota, por todas y cada una de las maneras que hay de jugarla, de vivirla y de enseñarla, que es la mejor forma de cuidarla. Hoy, consolidado como uno de los mejores jugadores actuales de la escala i corda, con un palmarés envidiable, Rodrigo continúa, cada día, rindiendo homenaje al deporte de su iaio. Pere Roc II se ha convertido en un pilotari total.
La aventura de Rodrigo, mucho antes de ser Pere Roc II, empezó en la escuela de pilota de Benidorm, con Toni Calvo al frente. De la mano de Toni, es allí donde aquel extrovertido niño descubre su pasión por un juego que había marcado parte de su familia. Su iaio, Pere Roc, fue un importante jugador de llargues en la calle de Sella y él, dos generaciones después, recupera de su código genético la pulsión por la vaqueta. Con aquel impulso de capazos de ilusión y con el paso de los años, después de tocar todas las modalidades y haber competido con y contra todos los jugadores de su edad, Rodrigo hizo su primer paso en el trinquet. Fue como jugador de raspall y, debido a su edad, como punter. En trinquetes como el de Bellreguard, Rodrigo mostró el potencial de su izquierda incipiente jugando muy cerca de la escala.
Pero, entre raspada y raspada, Rodri quiso probar de jugar por arriba de la cuerda. Algo en su interior le decía que su fuerza en el bot de braç, su carxot, su rebote y su izquierda oportuna para hacer el dau podrían hacerlo mejor jugador de escala y cuerda que no de raspall. Así es cómo pasó de una modalidad a la otra. Un cambio total que Rodrigo asimiló con naturalidad gracias a su capacidad de adaptación camaleónica, acoplándose a las características del ambiente, no siempre sencillas de gestionar. De hecho, las dificultades para aquel joven pilotari de veintipocos años eran muchas. De primeras, las geográficas. El hecho de vivir a Benidorm lo alejaba mucho la mayoría de los trinquets de escala y cuerda, con lo cual, Rodrigo tenía que tragarse semana a semana centenares de kilómetros para jugar cada partida. Además, tenía que compatibilizar los entrenamientos y su preparación física con el trabajo. Durante algún tiempo, mientras luchaba pora hacerse un lugar entre las figuras, Rodrigo ayudó a sueño paro con el taxi. Horas al volante conduciendo hacia su sueño de ser profesional de la pilota. Todo esto mientras el trinquet, sacudido por la crisis económica, vivía unos momentos convulsos, complicados.
En 2015, con Dani y Monrabal II de compañeros, Rodrigo se transformó en Pere Roc II. Aquel niño que jugaba en la escuela de Benidorm, aquel chaval que probaba suerte en el raspall, aquel jugador zurdo con carácter y pundhonor se convirtió en pilotari. Llegó a la final del Circuit (la actual Lliga CaixaBank) y demostró que Pere Roc II había venido para quedarse. Fue el principio de una cascada de títulos. En 2016 la Copa y el Mestres y en 2017 y 2018 campeón de la Liga. En 2017, 2018 y 2023, finalista del Individual. La competición que todavía espera el golpe del "martillo" de Benidorm. Empezó desafiando la autoridad deportiva de pilotaris cómo Miguel, Genovés II o Soro III y ahora lucha cada día con Puchol II, Marc o De la Vega, entre otros. Pere Roc II se hizo grande sin enterarse. Un crecimiento en el cual lo ha acompañado el calor de los aficionados. Los habituales al trinquet valoran, entre otras cosas, su fortaleza mental y su honradez, sea cual sea la partida y el trinquet. Por mucho en contra que tenga el marcador, por lejos que esté de la victoria, Pere Roc II nunca se rendirá.
Pero, si Pere Roc II es hoy por hoy el protagonista de uno de los grandes homenajes a la pilota no es por sus títulos en el mundo profesional. Lo es porque durante toda su trayectoria ha mantenido su vinculación con otras modalidades y variantes del juego. Pere Roc II, por ejemplo, es uno de los clásicos en el Trofeo de Frontón. De hecho, este año todavía tiene que jugar la final de la competición con Carlos de Massalfassar como compañero. Sus cualidades entre las tres paredes lo han llevado, incluso, a representar en esta modalidad a la selección valenciana en el último Mundial de Pilota a Mà en Alzira ante la selección vasca. Ahora bien, además de las tres paredes y las modalidades internacionales en las cuales participa con la selección, de la cual Pere Roc II es el jugador con más años de experiencia, Rodrigo también domina la calle. El de Benidorm, cómo es lógico por las raíces familiares, es un gran forofo a las largas. Por eso, en sus inicios compitió en los campeonatos de clubes y después ha continuado participando en partidas de fiestas y exhibiciones a las calles. También lo ha hecho, y continúa haciéndolo, con modalidades más propias de la zona de Valencia, como por ejemplo la galotxa.
Y después de todo, después de los kilómetros en la carretera, las horas de entrenamientos, las partidas a todas las modalidades, Pere Roc II ha encendido la llama de un ambicioso proyecto en la Nucia. Con él como técnico responsable, la escuela del municipio de la Marina crece cada día. Un numeroso grupo de niños y niñas aprenden a estimar la pelota cómo lo hace una de las máximas figuras de la pilota. Y cada año son más. Todos querrían, algún día, ser como él. Todos querrían ser como Pere Roc II, un jugador total.