Entre el silencio de los vagones casi vacíos, Nacho Chacón Dalmau (Beniparrell, 34 años) aprovecha para analizar sensaciones y ordenar pensamientos. Es uno de los viajeros del impuntual tren que une Catarroja con la Estación del Norte de València, pese a que su destino final es el trinquet Pelayo. Allí, con las manos preparadas, la faja roja en la cintura y la pelota de vaqueta en el bolsillo, este pelotari discreto y educado es hoy el indiscutible número uno de los mitgers. Después de vivir meses complicados en el aspecto personal, Nacho afronta ahora la lucha final por la Liga CaixaBank —ya en semifinales— y el Mundial de Alzira. Aun así, más que los títulos, el premio a la constancia del jugador de l'Horta Sur es una trayectoria impecable que ha encontrado ahora, en plena madurez, su momento más dulce.
El 2022 acabó con dulces victorias en la Copa y el Mestres… ¿El 2023 es el año de Nacho?
Es bastante difícil saberlo. Es cierto que llevo dos años muy buenos en los cuales he conseguido algunos títulos, cómo la Copa, y muchos trofeos menores. Pero, cuando se habla del año de un jugador es más habitual que sea de uno de los restos. Ellos se llevan más protagonismo, sobre todo, por el Individual.
De momento la Liga no pinta mal, ya están en semifinales. ¿Estás contento?
No estoy descontento, pero podría ir mejor. Somos un equipo que bien conjuntado y sincronizado ha hecho frente a todos los rivales y ha encadenado una buena racha de partidas. Hemos llegado a tener una dinámica muy buena. Lo que pasa es que también nos hemos salido muy fácil de esa dinámica y nos ha pasado todo lo contrario.
Muchos os han considerado los grandes favoritos al título. ¿Hay mucha presión sobre tu equipo?
Quizás sí, pero a mí personalmente no me afecta. Ya hace años que juego y sé que la presión es la que uno se pone a sí mismo. Mucha gente nos ve favoritos desde el principio, pero hoy en día se ha visto que el equipo favorito es más el de Puchol II, por las victorias y por el juego. Quizás la juventud de José Salvador, a veces, le hace salirse de la partida. O Guillermo, el hecho de no estar contento con la posición en la que juega… Son cosas que te pueden hacer no jugar a tu máximo nivel.
Hace solo unos años jugabas la Liga cómo acompañante de una máxima figura cómo Puchol II, pero ahora eres el líder de tu equipo. ¿Has asumido ese nuevo papel?
No quiero decir que soy el número uno del equipo, pero sí que me toca el papel de comandar el trío, por la experiencia, por las ligas jugadas, por el estado de forma… Por su juventud, me toca saber llevar a los compañeros, aunque no es un papel que me guste.
Fuiste campeón en 2010, a la punta. ¿Tienes ganas de ganar como mitger?
Muchas, pero creo que menos de las que tenía antes. Sé que suena extraño. El cierto es que desde pequeño, el objetivo cuando empezaba a jugar con profesionales ha sido ganar la Liga, porque como mitger es lo máximo. Yo tengo dos como punter, pero ninguno como mitger. Y ahora, lo que pasa es que cada vez es le doy menos importancia. No tengo ninguna Liga de mitger, pero me considero en un gran estado de forma y nadie puede discutir nada. Es decir, creo que al final ganar la Liga es solo estar en un listado. Hay muchos grandes jugadores, cómo mi ídolo, Grau, que no han ganado la Liga. Otros que no han tachado tan alto, tienen muchas. Quiero ganar la Liga, pero no es el objetivo prioritario en mi carrera. El objetivo es seguir mejorando.
¿Cómo has llegado a convertirte en el número uno?
Después de muchos "palos" y muchas batallas, más perdidas que ganadas. Con sacrificio, mucha ilusión y objetivos claros. Después también afecta el factor suerte o el factor del entorno. Se puede decir que soy el mejor mitger, pero igual es porque ha coincidido que no hay otro mejor. Quizás, hace unos años, con otros mitgers delante… Depende todo mucho las circunstancias. Evidentemente, también he llegado hasta aquí con muchas dudas en épocas duras en las cuales pensaba que la pelota no era para mí, momentos en los cuales pensaba a abandonar. De los malos tiempos hay que sacar cosas buenas. Creo que lo hice.
En la pilota, cuando mejor estás, más difícil lo tienes. ¿Estar arriba es un premio a la resistencia?
Si te lo ponen complicado es una buena señal. Tienes que saber sacar la parte buena de esto. Para mí, jugar pareja contra trío y ser el que tiene que llevar la batuta me encanta. Si me posan mucha contra y la partida cargada significa que estoy muy valorado. Sí, además, tengo la suerte de ganar, más orgullo todavía.
¿Cuántas horas dedicas a entrenar la izquierda?
Cuando era juvenil tuve una "asentada" muy fuerte en la mano que se me esparció mucho. Estuve diez meses sin jugar con la derecha, sin poder competir. Lo que hice en ese tiempo era entrenar en el club del pueblo, en Beniparrell, sólo con la izquierda, mientras el resto lo hacían con las dos manos. Con 21 años también estuve seis meses parado para evitar una operación de hombro y le dediqué muchas horas a la izquierda. Ahora, que no tengo esos problemas, no contemplo un entrenamiento sin equiparme la izquierda. Sólo con el hecho de calentar con la izquierda ya estás mejorando cosas.
¿Qué porcentaje del éxito tiene el entrenamiento silencioso de los pelotaris?
Tiene mucha importancia. Si no fuera por los esfuerzos de dormir pronto, de comer bien, de cuidarte, de todo esto que no se ve… Soy una persona que joven y he sido más joven todavía, y no he salido por la noche porque sabía que el día siguiente no podría entrenar al cien por cien. Son muchos factores los que influyen en la pelota, desde el físico hasta aquello más táctico. Si no estuviera todo el día pensando en la pilota, no sería el jugador que soy.
Hace unos años dijiste que lo topo de un pelotari está entre los 33 y 34 años. Ahora que tienes 34, ¿vas a empezar a aflojar?
Con estas edades la parte física empieza a disminuir. Hemos hecho alguna maceta con los entrenadores de Pelota 3.0 y se ve que los compañeros más jóvenes van superando sus marcas, mientras que a mí me cuesta más. La edad, el cuerpo, la biología están ahí y son innegables. Por suerte, no dependo en exceso de mi físico, sino de mi técnica y táctica. Creo que todavía me quedan unos años de ampliar mi rendimiento hasta que empiezo a ir hacia bajo y pensar en la retirada.
Estás en la lista de seleccionados para el Mundial de Alzira. ¿Otro reto estimulante?
El Mundial me lo tomo muy seriamente. Es una cosa totalmente diferente de la rutina de los pelotaris profesionales, de estar siempre centrado en la escala y cuerda. Solo el hecho de salir un poco de ahí ya es una liberación. Además, es una experiencia muy bonita, en la cual hagamos piña con jugadores de diferentes modalidades, semiprofessionals, juveniles… Compartimos un tiempo y unas vivencias que no suelen pasar cuando estamos en el trinquet. Fui con 17 años a la selección por primera vez y siempre lo disfruto.
Después de la victoria en Colombia en 2018, ¿jugar en casa supone más presión para volver a ganar?
La verdad que no. A mí es que la presión no me va demasiado. En el último Mundial fuimos campeones, pero se tienen que dar muchos factores para repetir. Hay rivales muchos fuertes, cómo Bélgica y Holanda, con los cuales siempre nos jugamos el título. Hay una tensión añadida en las partidas que a veces supera la del trinquet.
¿Aquel Mundial en Colombia fue especial para ti?
Fuimos jugadores con los cuales hacía tiempo que no compartía tiempos porque estuve unos años sin ir a la selección. Fue especial, en un país en el cual no habíamos sido, donde podíamos desarrollarnos bien con el lenguaje… El mundo latino es un mundo muy atractivo y muy alegre. Allí tuve unas vivencias muy particulares y singulares que creo que no las volveré a vivir nunca. La celebración de ser campeones fue espectacular. Los que estuvimos allí nunca lo olvidaremos.
Eres un jugador querido por el trinquet pero, ¿crees que son muchos los que te conocen realmente?
Me considero muy próximo a la gente. En los últimos años, cuando salimos a calentar al trinquete me saluda mucha gente y me preguntan por las personas de mi entorno. La pilota es un mundo relativamente pequeño y nos conozcamos todos. Pero es cierto que soy una persona reservada para mis cosas personales y no me abro tanto como otras jugadores.
En los últimos meses has pasado momentos complicados con la enferemdad de tu madre. ¿En la cancha puedes olvidarte de lo que pasa fuera?
Es bastante difícil cuando las circunstancias son tan complicadas como las que me han tocado vivir. En general, en el trinquet me aíslo del mundo exterior y solo me fijo en aquello de dentro de la cancha, pero el año pasado hubo una partida en la cual lo pasé muy mal. Si hubiera sido por mí, no lo hubiera jugado. Fueron las semifinales de la Copa en Pelayo. Fueron momentos muy duros para mí. Estaba jugando y tenía ganas de llorar. Estábamos ganando, pero no estaba rindiendo a mi nivel. Se lo dije a Soro III, mi compañero, le dije que no estaba bien y necesitaba que me animara. Me dijo que haría todo el que yo necesitara. Él tiró del carro y ganamos la partida. Creo que ahí ganamos la Copa. Acabó el último quince y yo me liberé de todos mis pensamientos. Me abracé a él y me eché a llorar dándole las gracias. La gente nos felicitaba y me veía llorar, pero no sabían por qué. A la puerta del vestuario me hundí, necesitaba estar suelas y llorar. Cuando llegan momentos tan duros en la vida, va antes la persona que el jugador.
Jugarás este año el mano a mano?
Creo que acabaré mi carrera sin volver a jugar el Individual. Lo jugué cuatro años y lo disfruté, pero era más joven y no tenía tantas molestias. El último que jugué ya tenía problemas en la espalda y las caderas. De hecho, después de la última partida que jugué, contra Pere Roc II, me pasé una semana sin poder moverme por culpa de las agujetas y de las molestias musculares. Ahora estoy en una situación privilegiada y no quiero tomar decisiones que puedan pasarme factura.
Hay preocupación por la falta de medianeros jóvenes en partidas de nivel. ¿Está asegurado el relevo?
Relevo hay. Siempre ha habido y siempre habrá. Pero, es cierto, e igual suena muy duro, que no sé si el nivel de la gente que viene por detrás… A mí también me decían que los de antes jugaban más y no sé si el nivel de los que vienen ahora se puede comparar al de los de ahora o a los de antes. Cuando yo era juvenil tenía cuatro partidas de escala i corda cada semana. Tenía muchas partidas y tuve que dejar el club para llegar a ser profesional. Ahora muchos trinquetes han cerrado o ya no hacen partidas de profesionales, por lo tanto, los chavales no tienen partidas y los falta mucho rodaje. Esto se nota cuando se juntan con los mitgers consagrados, con muchos años en esa posición. Así que relevo hay, pero no sé cómo será. Ahora hemos visto a Álvaro Gimeno en el medio en la Liga y está haciéndolo bien, es una sorpresa para todos. Sabemos que tiene manos, pero está jugando más del que se esperaba. Igual al resto de mitgers jóvenes también les hace falta una oportunidad para que la aprovechen.