El equilibrio entre el cuerpo y la mente marca una carrera deportiva. Sin una trabajada preparación física y psicológica, el talento y las expectativas se convierten en frustración y decepción. Que se lo digan a Carlos Gil, Carlos de Massalfassar, quien a sus 26 años revive una segunda juventud después de recuperar la forma, deportiva y personal. Finalista en el Trofeo de Frontón, Supercampió de frontón con el club del Puig… Si en categorías inferiores despuntó jugando a escala i corda contra De la Vega, José Salvador, Giner o Salva Palau, ahora, después de superar las derivadas de un confinamiento complicado, después de adelgazar más de 20 kilos en menos de un año, Carlos se consolida cómo el jugador de moda en las tres paredes. Y quiere más.
Parece que Carlos de Massalfassar ha vuelto. ¿Cómo te encuentras?
Bien es verdad que estaba gordo y lo he pasado mal mientras jugaba. Hubo un punto de inflexión. Fue después de un mano a mano en el frontón del Puig contra Genovés II. Acabó la partida, me fui a casa sin querer ducharme. Me vi la barriga y dije basta. Sabía que había perdido por falta de físico, porque las manos no las he perdido nunca. Tenía que cambiar. Al principio lo cogí en muchas ganas y bajé de peso, pero después se va la motivación y cuesta más. Lo he vuelto a coger en ganas, he hablado con un preparador, Vicent, del Puig, y él me aprieta mucho. Y ahora, por un lado, estoy cansado, pero por el otra paga la pena. Me turbo bien, no solo jugando, sino en la vida en general. Ahora quiero más, siempre quiero más. Y en la cancha salen los resultados. Este verano he jugado muchas partidas y en todos los trofeos he llegado a la final.
O sea, que estás en tu mejor momento…
De forma física seguro, pero siempre se puede mejorar. Ahora acabo una partida dura y dicen de alargarla y no tengo problema. Antes llegaba al tanto 40 y estaba para tirar a la basura. Ahora puedo jugar tres días seguidos.
¿Por qué llegaste a ese punto de no cuidarte?
Siempre he sido basta gandul en este sentido. He tenido temporadas que me lo he cogido más seriamente. Por ejemplo, antes de la pandemia estaba entrenando con Viuesport, con Santi Navarro, pero la pandemia me afectó bastante. Me cerré en casa, no hacía nada y comía mucho. La tarde que nos encerraron yo jugaba en Vila-real contra Soro III, estaba en forma. Pero, me dio el bajón. La vida me cambió. Comía mal, no entrenaba nada… Antes de todo esto siempre estaban los problemas con Fundación o Federación que hacen que te desmotives y no te exijas tanto cómo deberías.
Este cambio del cual hablas tiene que ser complicado. ¿Quién te está ayudando?
Cuando estaba gordo dejé de jugar partidas de Federación, solo jugaba algún sábado y cuando el club del Puig hacía algún trofeo. El club del Puig me llamaba y allí la gente me animaba a cuidarme más. Cómo ellos, mis padres me han presionado, pero si uno no está preparado para dar el paso no se puede hacer nada. Sin Samuel de Albuixech tampoco hubiera sido posible. Él fue el primero a decirme que tenía que comer, que tenía que hacer. De 106 kilos el 5 de diciembre he pasado a 88 kilos en abril, ahora peso 84. Es un cambio muy grande. Sin él, sin mis patrocinadores Pollos Planes, Clínia Dental Tena, Pintura y Decoración Marc Coll… Lo cierto es que a mí los temas de fuera de la pelota me afectan bastante y necesito alguien detrás que me ayudo para no descontrolarme en la alimentación.
Ahora, ¿cuál es tu reto?
El reto era, en el ámbito personal, encontrarme bien físicamente y ver un cambio en el cuerpo. Dije que si iba bien probaría en el trinquet, pero ahora tengo la final del Trofeo de Frontón, todavía sin fecha concreta. Si abandono el frontón y me meto en el trinquet no estaré preparado para esa final, así que esperaré. Además, el Puig cuenta con mí para el Mestres, a pesar de que la Federación no me ha dado plaza en Primera de frontón por procedimientos suyos. Estaré en el Mestres con Adrián, Saúl y Alejandro, así que me vuelvo a motivar en el frontón. Después, la idea es probar en el trinquet, no anunciado, pero hacer algún entrenamiento. Ya he hecho algo a puerta cerrada y fue mejor del que pensaba. También es cierto que en acabando viene el parejas de frontón y creo que, por el bien del frontón y de los aficionados, estaría bien que Alejandro y yo juguemos separados. Ahora estoy en forma y quiero más pelota. Me motiva mucho jugar contra él.
¿Cómo ves el próximo cambio de gestión de la pilota profesional?
Escucho noticias esperanzadoras de unos, y otros dicen que vamos de mal en peor. Creo que a peor es complicado ir y lo he comprobado ahora con el Trofeo de Frontón, jugando en frontones sin agua, sin chapa, con grietas en el frontis… Ahora, que la Federación se ponga en el mundo profesional tampoco lo acabo de ver. Hay que dar una oportunidad y ver qué pasa.
¿El frontón ha sido tu refugio?
De joven he jugado a casi todo. Frontón, galotxa, escala y corda. Está claro que para ser profesional tienes que dedicarte al trinquet, pero la modalidad más divertida pe a mí, tanto para el jugador como para el espectador, es el frontón. Como aficionado, elijo antes una buena partida de frontó que una del trinquet.
Y desde dentro, ¿cómo valoras la situación actual del frontón?
Muy hundido. Si no fuera por el club del Puig que apuesta por revivirlo… No hay jugadores para competir en primera categoría, todos se van al trinquet. Y en cuanto a visibilidad, de apostar desde las instituciones, lo veo bastante apartado del resto. En la pelota somos pocos y hay mucha diversidad de modalidades. Es bonito que haya galotxa, perxa, galotxetes, pelota grossa, trinquet… Pero, querer llegar a todo es muy complicado y, a veces, cuesta mucho sumar.