La Liga, patrimonio material de Puchol II, Álvaro e Hilari

El equipo de La Pobla de Vallbona consigue el título después de superar (60-45) al trío de José Salvador, Nacho y Guillermo (Vila-real) en una larga e irregular final

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Hilari, Álvaro y Puchol II, campeones de la Lliga CaixaBank d'escala i corda - Funpival
Hilari, Álvaro y Puchol II, campeones de la Lliga CaixaBank d'escala i corda - Funpival

Por muy dura que sea la sequía, las partidas para la historia nunca dejan de llover en Pelayo. La Liga CaixaBank d'escala i corda 2023 es, desde ayer, patrimonio material de Puchol II, Álvaro e Hilari. El trío de La Pobla de Vallbona se proclamó campeón de la competición por equipos más importante de la temporada al derrotar 60-45 al trío de José Salvador, Nacho y Guillermo (Vila-real) en una larga e irregular final disputada en Pelayo. Más de dos horas de partida, más emocionante que espectacular, en un trinquet que volvió a respirar el ambiente de las grandes ocasiones. Un duelo de alto voltaje que se resolvió, de nuevo, gracias al talento inagotable de Puchol II y las manos llenas de ilusión de Álvaro, Hilari y el joven Andreu, protagonista desde la piedra de ferir.

No era fácil adivinar el color de la partida. Los dos equipos se mostraron sólidos en la fase regular de la competición, a pesar de que los de La Plana venían en una trayectoria ascendente, en velocidad crucero, y los de Camp de Túria habían sufrido algunas turbulencias en las últimas partidas, remontando en la semifinal. La inexperiència de Álvaro en medio, los descalabros de Guillermo, la primera gran final de José Salvador... Con las fuerzas tan igualadas, el factor decisivo, para bien o para mal, podía esconderse en cualquier lugar.

Y fue todo y nada a la vez. La final se prolongó durante más de dos horas y regaló una partida igualada en la cual se combinaron quinzes de mérito con errores poco frecuentes. Los rojos, con un Puchol II inspirado, cómo siempre en los grandes días, tiraron del marcador en el inicio y se llevaron los primeros juegos de la partida. Los azules reaccionaron. Nacho, quien ayer centraba prácticamente todas las miradas, trató de jugar una partida muy táctica, buscando mucho lo fallo de Álvaro y evitando que Puchol II entrara en juego. La estrategia permitió igualar la partida 30-30 y después 40-40.

Aun así, Álvaro superó ayer, con sobresaliente, el examen de mitger. Con molestias musculares incluidas, el de Massalfassar se defendió en la cancha cómo un león herido. Sus golpes, sostenidos siempre por la presencia de Puchol II detrás, fueron claves y decisivos para encarrilar la final. En compañía de Hilari, otro que pronto estará jugando una final en medio, Álvaro imprimió a la final un cambio de ritmo marcado por el hambre de victoria. Sus ganas de ganar se olían desde la galería.

En la otra parte del trinquet, la clase de José Salvador, la capacidad de coger juego de Nacho y la puñalada mortal que tiene Guillermo cerca de la cuerda no eran suficiente para rematar los quinzes. De hecho, en un par de juegos, los azules llevaron la batuta, dominaron, movieron la pelota a su gusto, pero sin acabar de encontrar el momento y el lugar donde ponerle el lazo al juego. Los rojos, de una forma o de otra, siempre conseguían sacar la cabeza y respirar. Siempre sobrevivían. La desazón de los de la Plana, de hecho, provocó muchas pelotas paradas a la escala que Puchol II aprovechó para probar la preciada red de la catedral.

En el último tramo de la partida los rojos no perdonaron. Con 50-45, Puchol II sacó el manual de cómo ganar finales. Se lo sabe de memoria. Y le funciona. El resto de Vinalesa lleva ya cuatro ligas. Ningún jugador de la historia tiene más. Ya es un mito. Ayer demostró el porqué. Los últimos juegos murieron demasiado pronto, con demasiada facilidad, cómo si la gasolina se hubiera acabado en el depósito de los azules. La mirada de Puchol II ya estaba perdida, propio del trance del campeón. En cambio, el rostro de José Salvador decía todo el contrario. Él y su equipo han remado mucho esta temporada para llegar a la final, superaron las dudas y la presión de los inicios y encontraron un punto excelso de juego en las últimas jornadas del torneo, pero ayer era otra historia. Pelayo y la final. No debe de ser fácil estar ahí bajo.

Entre pensamiento y pensamiento, quince y quince y quince rojo. Y victoria final. Alegría para unos, muchos, venidos de los pueblos de l'Horta cómo Beniparrell, Massalfassar y Vinalesa. La Liga ahora es suya, patrimonio material de Puchol II, Álvaro e Hilari.

El punto más extraño de la final fue extradeportivo. El presidente de la Federación de Pelota Valenciana, Vicent Molines, presenció la final desde la escala del trinquet, en lugar de estar en el palco con el resto de las autoridades invitadas a la partida. Tampoco estuvo en la presentación de la final y, por supuesto, no participó en la entrega de trofeos, a pesar de que la Liga CaixaBank de escala i corda, cómo la de raspall, son campeonatos oficializados por la Federación. La razón de fondo de este hecho, sorprendente, es la tensión irrespirable entre Fundación y Federación, que no acaban de ponerse de acuerdo en convenios relativos a estos torneos. Una pesada carga que arrastra la pelota desde hace tiempo. Una sequía contra la cual no es suficiente con partidas para la historia.

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