Volea

Castelló; recuperación y eclosión de la pilota

El CPV Castelloner recibe el premio Paco Cabanes "El Genovés" de la Federació por su crecimiento y consolidación esta temporada

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El CPV Castelloner - Juanjo Puertos

Durante años, Vicent Poveda tenía que cambiar de comarca para poder jugar a pilota. Cada semana afrontaba los cerca de 20 kilómetros que separan su pueblo, Castelló (al sur de la Ribera Alta) de Canals (en la Costera) con el maletero del coche cargado de planxetes, esparadrapo e ilusión. Si quería continuar practicando el juego que lo apasiona desde pequeño, Vicent no tenía otra opción que lanzarse a la carretera, a pesar de que Castelló cuenta con uno de los trinquets con más solera de la geografía valenciana. Inaugurado en 1950 por Juan Fombuena, el conocido cómo "trinquet de Batiste" había sido durante mucho tiempo un referente en el mapa de la pilota. Aún así, la jubilación del trinqueter y el hecho de estar cerrado durante un tiempo prolongado había provocado, como en el caso de Poveda, una diáspora de jugadores y, lo peor de todo, la imposibilidad de mantener activo el club de pilota al pueblo.

 

Hasta aquel momento, la pilota estaba bien arraigada en Castelló. Más allá de la práctica habitual de los aficionados, la pilota en el municipio ribereño sufrió punto de inflexión en 1982. Aquel año, el maestro de primaria Salvador Murillo potenció la vaqueta entre sus alumnos como una actividad extraescolar. Se generaba, de esta manera, un embrión de escuela de pilota que llegó en medio centenar de alumnos. Solo unos meses después, la escuela podía presumir de notables triunfos en las competiciones escolares de aquellos tiempos. Jugadores cómo Agustí y Fede, también cómo Armando, German y Juan Carlos de Bicorp o Antoniet de Rafelguaraf, entre otros, pasaron por allí.

 

Mientras la escuela conseguía mantenerse, con nuevos responsables al frente, en 2004 se fundaba el club de pilota del pueblo: el CPV Castelloner. A esta nueva entidad se vincularía de manera oficial la escuela de pilota un año después. Y cuándo mejor pintaba todo, con el club luchando en primera categoría de los campeonatos de raspall y con la escuela creciendo cada año más, de repente todo cambió. El trinquet se cerró por desavenencias entre el propietario y el ayuntamiento. Fue un golpe letal al club y su escuela, que se quedaban sin instalaciones para poder entrenar, jugar y competir. Los hermanos Ricard y Guillem Sentandreu trasladaron la escuela de pilota al Colegio Severí Torres y a los frontones municipales para mantener viva la llama, pero las adversidades fueron muchas, demasiadas. En 2010, sin trinquet donde jugar, el club y la escuela se paralizaron por completo. El que quisiera jugar tendría que buscarse la vida en otro lugar, como Vicent Poveda.

 

Con este escenario, el ayuntamiento del municipio decidió en 2018 adquirir el trinquet, rehabilitarlo para la práctica del juego. Y entonces, Vicent Poveda lo tuvo claro. "Vi la oportunidad que la gente del pueblo no tuviera que irse a ningún lugar para poder jugar a pilota y competir. Como yo había más gente. Así que un grupo de personas formado por David Monleón, Jesús Marrahí, Edu Encarnación y yo nos reunimos con la junta del club que había anteriormente e hicimos todas las gestiones para poder poner en marcha el club de nuevo. Arrancamos en 2019 nosotros, que éramos pilotaris, aficionados, para coger el relevo, pero también para que naciera una nueva semilla para el futuro. Empezamos una escuela y se apuntaron seis niños. Me acababa de sacar el título de entrenador y los llevé yo", rememora Poveda, presidente del renovado club de pilota del pueblo de Castelló: CPV Castelloner.

 

Fue el inicio de la recuperación de la pilota a Castelló, una localidad con poco más de 7.000 habitantes. Los primeros pasas de una eclosión que está en marcha. "Los cuatro adultos del club nos apuntamos enseguida al campeonato de tríos de raspall, porque somos muy 'raspalleros', pero también quisimos probar otras modalidades. El parejas de frontón, escala i corda… Jugamos a todo. El primer año, de hecho, fuimos campeones de tríos en cuarta categoría. A partir de ahí, cada año llegamos a final y ganamos algo. En estos años a buen seguro que hemos ganado más cosas que otros muchos con más tiempo de historia", comenta Vicent.

 

El hecho es que las victorias en la cancha no sólo han comportado trofeos. La fuerza del club, rescatada después de la municipalización del trinquet, se ha extendido cómo una mancha de aceite. Por ahora hay nuevo adultos en competiciones federadas y de los seis niños de 2019 se ha pasado a unos 40 en la escuela de pilota, con un 30 % de niñas. Y esto no es todo. Desde este año está en marcha un nuevo grupo de madres jugando al trinquet y otro de iniciación para adultos que no habían practicado nunca. "Ahora somos entre 60 y 70 personas practicando pilota en el pueblo. Viendo esto, nosotros estamos más contentos que unas pascuas", confiesa Vicent, satisfecho con este crecimiento de los últimos años. "Nuestra semilla es que se juego, que la gente disfrute de la pilota a Castelló", completa el presidente del club, galardonado recientemente por la Federació de Pelota Valenciana con el premio Paco Cabanes "El Genovés" por su crecimiento y consolidación durante la temporada.