El descanso de los residentes en las grandes ciudades supone cada día más un reto para los gobiernos locales. En la ciudad de València, ya suman cinco los barrios que han sido declarados ZAS (Zona Acústicamente Saturada), siendo el más reciente Ruzafa. En este lugar, las protestas no se han hecho de esperar esta última semana. Y es que los trabajadores del lugar, especialmente los dueños y empleados de locales de ocio y hostelería, opinan que esta medida supone un atentado contra el bienestar del distrito.
Amor López, presidenta de la Asociación por una Hostelería Responsable de Ruzafa Al Balansí, asegura que las pymes hosteleras suponen un gran sustento tanto económico como social y contribuyen a la regeneración de la zona. Según la portavoz del colectivo, este barrio hace veinte años estaba mucho peor, y han sido los bares y pubs los que han impulsado una transformación positiva. “No solo crean estos establecimientos puestos de trabajo -lo que conlleva a la reducción de la pobreza-, sino que también suponen un punto de encuentro social”, explica López. Así, se fomenta la convivencia y la protección, puesto que el tránsito de gente y la iluminación que se refleja en la calle proveniente de los negocios genera seguridad.
Son cerca de trescientos los locales que ven afectada su actividad tras la aplicación de la ZAS. La propuesta del Ayuntamiento de València obliga a las terrazas a cerrar de domingo a jueves a las 00:30, mientras que viernes, sábados y vísperas de festivos se ampliará el horario hasta las 01:30. Asimismo, también se incluye la suspensión de la concesión de licencias para la instalación o ampliación de locales de ocio, la intensificación del control policial y la reducción del tráfico mediante cortes selectivos.
Si bien la asociación vecinal Russafa descansa ha conseguido su principal objetivo, conseguir la ZAS del barrio, los residentes no están del todo satisfechos. Desde la agrupación demandan límites de emisión sonora más restrictivos, así como un control de los decibelios emitidos por los locales con ambientación musical. Un seguimiento de la fuerza del ruido en Ruzafa demostró que, en las madrugadas de viernes y sábado, algunas zonas alcanzan los 70 decibelios, lo que supera con creces los niveles establecidos por la Ley valenciana de Protección Contra la Contaminación Acústica.
Las cuatro anteriores
El 16 de septiembre de 1996, la Comisión sobre el ruido y zonas de ocio del Ayuntamiento de València inició el expediente de declaración ZAS a los barrios de San José y Les Alqueries, popularmente conocido como zona Xúquer. Se trata de un distrito que, aunque en sus tiempos suponía un lugar común de reunión de estudiantes, actualmente es un sitio tranquilo con poca actividad hostelera.
Diez años después, en noviembre de 2006, fue el turno de Woody. Quizá este local no sea conocido por las generaciones más jóvenes, pero los que por aquellos años buscaban una buena fiesta acudían a la discoteca que portaba ese nombre. El negocio y sus alrededores eran muy frecuentados por universitarios y adolescentes de clase media-alta, pero con la ZAS llegó también el cierre de la discoteca. Esta zona abarca las inmediaciones de la calle Gascó Oliag y las avenidas Cataluña, Blasco Ibáñez y Primado Reig.
La tercera llegó en julio de 2009, después de que la Conselleria de Medio Ambiente emitiese un informe para declarar ZAS a Juan Llorens. No sería, sin embargo, hasta casi una década más tarde cuando llegaría la cuarta. A finales de 2018 el emblemático barrio de El Carme. Su situación justo en el centro de la ciudad hace que esta zona resulte especialmente atractiva no solo para los empresarios que quieren tener éxito en sus negocios, sino también para los turistas que visitan la capital valenciana. Por ello, desde 2010 este distrito ya contaba con medidas cautelares de control del ruido, siendo la ZAS que más tiempo tardó en estipularse y, a su vez, la más grande.
Tras la aprobación de la medida en El Carme, cobró protagonismo la Plataforma AntiZAS, una agrupación de representantes afectados por las cuatro ZAS. En 2019, portavoces de este colectivo aseguraron que aplicar restricciones a los establecimientos de ocio y hostelería no erradicaría el problema del ruido, sino que solo lo trasladaría a otros barrios de la ciudad, como Benimaclet, el Cabanyal o Ruzafa. Un lustro después, algunos pensarían que pueden tener razón.
Posibles ZAS en el futuro
Botellones, masificaciones, tráfico y, sobre todo, mucho ruido. Los vecinos de Ciutat Jardí lo tienen claro: quieren llevar sus protestas al Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana. En 2023, se establecieron dos sentencias por parte del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo de València, que instaron al Ayuntamiento a declarar ZAS a las Plazas del Cedro y Honduras. Ambas propuestas fueron recurridas por el gobierno, pero según Xelo Frígols, presidenta de la asociación vecinal de Ciutat Jardí, no pararán hasta conseguir el descanso del vecindario, pues varios residentes han reportado problemas de salud debido a la falta de sueño.