El Ayuntamiento de València ha enviado al Ministerio de Fomento una propuesta alternativa de ampliación de la vía V-21 en el tramo de entrada a la ciudad, que recuperaría entre el 53% y el 62% de la huerta respecto al plan actual. Asimismo, tampoco alteraría en gran medida los plazos para llevar a cabo la obra y además sería más barata.
El documento se envió la semana pasada, tras la decisión del ministerio de aplazar la reunión con el equipo de gobierno municipal prevista para el pasado 3 de noviembre. Desde entonces, el consistorio ha pedido diversas reuniones con carácter urgente para plantear alternativas a la ampliación de la V-21. Sin embargo, el Gobierno y en concreto el ministro De la Serna han dado largas con una respuesta contundente: no hay alternativa, se hará como está previsto.
La propuesta planteada por el Ayuntamiento pretende salvar parte de las 8,1 hectáreas del suelo rural, la mayoría huerta protegida (6,8 hectáreas), que se verían afectadas con el proyecto que quiere ejecutar el Gobierno. La medida principal es pasar de los ocho metros de dominio público establecidos a dos, empezando a contar desde el terraplén o desde la línea exterior de la carretera. El alcalde Joan Ribó considera "lógicas y viables" estas modificaciones, que también contemplan revertir los terrenos de huerta ocupados por la maquinaria durante la obra.
De esta forma, el nuevo proyecto pretende preservar cerca de 36.500 metros cuadrados de huerta, en una actuación que, además, reduciría el gasto económico de las obras y no implicaría volver al principio del proceso administrativo, por lo que tampoco aumentaría los plazos de ejecución.
Desde el consistorio, se espera que el ministerio "atienda esta propuesta que permita a la ciudad contar con las infraestructuras necesarias sin arrasar el patrimonio paisajístico, cultural y económico que es la huerta de València". Y además, recuerda que ni la Generalitat ni el propio Ayuntamiento aprueban el trazado del Acceso Norte al Puerto de València planteado por el ministerio. Así pues, la pelota está en el tejado del Gobierno, que tendrá que decidir si atiende al diálogo ofrecido por el consistorio valenciano o si sigue en la senda de la unilateralidad.