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Tras decretarse el estado de alarma, y comenzar un largo periodo de confinamiento, los niveles de contaminación en las grandes ciudades españolas han descendido notablemente, fundamentalmente por la consiguiente reducción del tráfico motorizado, y todo apunta al hecho de que estos datos seguirán mejorando tras la prolongación del confinamiento hasta el 26 de abril. De hecho, tal y como indican los datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), el acceso a ciudades desciende en un 77%, mientras que, en largo recorrido, el tráfico ligero se reduce en un 83,08%.
València es una de las grandes ciudades españolas que lidera esta reducción del tráfico durante el estado de alarma. De hecho, durante las primeras semanas de confinamiento, y en comparación con los datos de 2019, los niveles de dióxido de nitrógeno se redujeron en un 70% en València, mientras que en otras ciudades como Madrid o Barcelona descendían en un 56% y un 64% respectivamente. De hecho, tan solo la ciudad de Alicante superaba a València con una reducción del 72%.
Unos datos que también corroboran el informe de contaminación atmosférica realizado en València, y en el que se establece que la reducción de la actividad en la ciudad, junto con una "notable disminución del tráfico rodado" ha generado una reducción de la contaminación atmosférica registrada en todos los medidores. Tanto es así que se demuestra que "todos los niveles de los contaminantes, NO2 y PM10, de todas las estaciones de medición de cada uno de los días del fin de semana de 2020 son inferiores a los homólogos de 2019".
En este sentido, el concejal de Movilidad del Ayuntamiento de València, Giuseppe Grezzi, resaltaba que "a la vista de los datos de bajada drástica de las partículas PM y también de NO2, es muy importante continuar con las medidas de reducción del tráfico motorizado que ya han dado unos resultados bastante alentadores. Esta situación de emergencia tiene que ser una gran oportunidad para avanzar en el cambio de movilidad y para consolidar esta reducción de contaminación".
De acuerdo con Greenpeace, ha quedado demostrado que no se necesitan meses para poder limpiar la atmósfera. Y es que tras unos días sin tráfico, la calidad del aire es notablemente mejor. De esta manera, abogan por reflexionar sobre esta situación para que, una vez superada la crisis, desde las administraciones públicas se fomenten medidas que eviten que se vuelva a incumplir los niveles máximos de contaminación fijados por la Organización Mundial de la Salud porque una buena calidad del aire, sin duda, es sinónimo de salud.