"O se arregla rápido, o València volverá a ser algo que ya fue en el pasado, el semáforo de Europa. Esta vez, ferroviario". Así señalaba el Alcalde del Cap i Casal, Joan Ribó, la "necesidad" de avanzar, "cuanto antes", en todas las obras e infraestructuras ferroviarias planeadas para la ciudad. Unos proyectos que se traducen, finalmente, en 'actualizar' la red urbana para la correcta conexión con el Corredor Mediterráneo. Mientras, será un obstáculo.
Hace meses que se apuntaba, desde el Alto Comisionado para el Corredor Mediterráneo, que este ya tenía "cierta perspectiva"; comenzaba a distinguirse el dibujo, aún a trazos, de la doble vía de ancho internacional por la costa levantina. Tal y como señaló el Comisionado, Josep Vicent Boira, hace poco se celebró la finalización de la variante de Vandellòs: el tiempo en tren entre la capital valenciana y Barcelona se reducía 30 minutos, hasta las 2 horas y 40 minutos. Algo a celebrar pero que, sin embargo, es señal del abandono que esta zona ha sufrido, al igual que otras como Extremadura o Aragón, en el ámbito ferroviario: se trata del tiempo que tardaba hace ya 20 años.
A su vez, hay en marcha mejoras al sur de la ciudad, entre Xàtiva y La Encina, que continuarán el entramado a fin de lograr, finalmente, una conexión internacional desde Algeciras hasta Francia. El Alcalde celebró, precisamente, que gracias a la obra de Vandellós "no hay vía única" con Barcelona e, incluso, la francesa Lyon. "Tenemos que decir que es la hora del nodo de València", señaló a continuación.
Actualmente, la conexión AVE de València pasa, únicamente, por conectar con el centro del estado, Madrid. Se hace desde la Estación Joaquin Sorolla que, construida en 2010, lleva ya nueve años pese a ser "provisional".
La nueva realidad ferroviaria de València, prometida por gobiernos anteriores desde hace más de una década, contempla soterrar las vías tras la Estació del Nord -donde se continuará la ampliación del Parc Central-, la nueva Estació Central bajo la actual, y ampliar el túnel de Serradura. Unas obras que Ribó cree fundamentales para que la capital mediterránea no se convierta, también, en un freno ferroviario. Las obras previstas para el Corredor Mediterráneo al sur de la ciudad tienen fechas y estimaciones próximas, mientras que para grandes obras de València, como el Túnel Pasante, todavía hay cosas sin definir.
Repercusión ciudadana y ambiental
Ribó señaló la necesidad de ampliar el túnel de Serradura y dedicarlo, exclusivamente, para mercancías. "Los pasajeros deberán ir por el túnel de la futura estación del AVE -Estació Central-, que vale mucho dinero", aseveró. Se trata de una obra cuyo coste estimado ronda los 2.000 millones de euros, de los que "apenas" hay contemplados unos "pocos millones" para iniciar el túnel pasante. "No podemos seguir así, a este ritmo", reivindicó el Alcalde.Se trata de unas obras de gran importancia para la red ferroviaria, pero que también significarán una transformación para la ciudadanía. Soterrar las vías del centro significaría acabar el Parc Central y unir, tras décadas, dos partes de la ciudad segregadas.
El túnel de Serradora, por otro lado, señaló Ribó que es imprescindible "para ampliar la Alameda, la Avenida de Francia" y la aplicación del PAI del Grau. Tendría, incluso, repercusión medioambiental: una mejor conexión con el puerto que ahorre tráfico de camiones y la posibilidad de mejorar los colectores al sur de la ciudad.