El alcalde de Valencia, Joan Ribó, ha defendido esta mañana la necesidad de cambiar las políticas migratorias. Lo ha hecho durante una vista al colegio público Gaspar Gil y Polo, a preguntas de los periodistas ante la acogida del buque Aquarius, cuando ha mantenido que España y la Unión Europea están obligadas a cambiar la política migratoria “pensándola desde los parámetros de los derechos humanos que en su momento definió la ONU”.
Ha afirmado Ribó que comparte lo que en este sentido mantiene Amnistía Internacional, “de la que además soy socio”, ha dicho. «El ministro de Asuntos Extranjeros, Josep Borrell, dijo ayer que el llamamiento que hizo Valencia, y después todas las instituciones, ha sido como una especie de electroshock para Europa. Estoy de acuerdo, y pienso que esto tiene que llevarnos a modificar toda la política de migración y de refugiados, porque evidentemente no está dando resultados y se producen actitudes de xenofobia muy importantes que están en el origen del problema y se tienen que cambiar», ha añadido el alcalde.
Ribó ha ampliado esa propuesta de modificación del marco legal. «La gente no se va de su país por capricho, y esto los valencianos y valencianas lo hemos vivido durante la guerra civil recibiendo refugiados, y también siendo refugiados al final de la guerra y durante la posguerra. También lo ha vivido Europa durante las guerras mundiales y en cada conflicto bélico surgido en el continente. Nadie se va por gusto de su tierra, y es muy importante que nos planteemos el problema desde unos parámetros de respeto a los derechos humanos por encima de cualquier otra consideración».
Por su parte, la concejala de Cooperación y Migración, Neus Fábregas Santana, también se ha referido al asunto de la llegada del buque Aquarius: “Las actuales políticas migratorias estatales y europeas excluyen, violentan y matan. Por un lado, queremos defender los derechos humanos con la llegada de la Aquarius y las políticas de acogida que estamos trabajando en la ciudad, y por otro, tenemos una Ley de Extranjería que no defiende a las personas, puesto que pueden acabar en un Centro de Internamiento de Extranjeros o deportados o a la espera de que pasen 3 años para empezar su proceso de regularización”. Unas palabras a las que ha añadido que “es inhumano e injusto, y por eso exigimos un cambio de las políticas migratorias a la altura de la situación mundial, en que las personas sean lo más importante”.