La reurbanización del entorno del Mercado Central, Brujas y la Lonja es una de las actuaciones de mayor trascendencia para la ciudad de Valencia. La regeneración del espacio público supone, a parte de un medio para recuperar una zona de gran valor arquitectónico e histórico, una apuesta para luchar contra el cambio climático y fomentar el comercio.
Este miércoles, 1 de diciembre, el Ayuntamiento de Valencia cierra al tráfico la avenida de María Cristina desde la calle San Vicente hasta la calle Calabazas, lo cual podría adelantar las obras en este tramo antes de lo previsto inicialmente. Para asegurar el acceso a los vehículos autorizados a las calles Linterna y Ercilla, el sentido de la circulación por la calle Calabazas transcurre desde la avenida del Oeste hasta María Cristina. De esta forma, todos los puestos del Mercado Central tienen garantizada la carga y descarga de productos.
La actuación en las zonas destacadas del entorno del Mercado se ejecuta en cuatro fases para garantizar que en todo momento el acceso al Mercado Central y a otros comercios de la zona sea posible. La primera de ellas comenzó con la plaza de Ciudad de Brujas y sus calles adyacentes, y se prevé que se dé por finalizada antes de las fiestas navideñas a falta de algunos remates. La segunda afectó a la zona norte de la plaza del Mercado, desde Bolsería hasta el Mercado Central; mientras que la tercera fase remodeló la zona sur de la misma plaza. Y la última fase, que comienza hoy, afecta a las calles María Cristina y Calabazas.
Este plan de reurbanización ha sido posible gracias a la propuesta ‘Confluència’, liderada por las arquitectas Elisabet Quintana y Blanca Peñín, que apostó por un planteamiento multidisciplinar y participativo en el que las entidades y vecinos han podido aportar nuevas ideas al proyecto, entre ellas la perspectiva de género.
El proyecto, que se trabajó durante seis años con la Consellería de Obras e Infraestructuras, beneficia a tres Bienes de Interés Cultural (BIC) mientras gana 20.000 m² de suelo de carácter peatonal. Y, al ser una actuación ambiciosa y beneficiosa para la ciudad, este ha sido uno de los primeros proyectos en recibir financiación de los fondos europeos, que harán frente a aproximadamente un 40% del presupuesto disponible para las obras.
Aún así, el plan ha generado polémicas en ciertos aspectos. Las pérgolas que se están instalando en Brujas para dotar al espacio de sombras son “parches”, según la opinión de algunos arquitectos. Por otra parte, el proyecto ha entorpecido el flujo natural del Mercado Central al coincidir el cambio del sentido de la circulación de la calle Calabazas con la puesta en marcha de las cámaras de control de tráfico en el mismo día.