El 15 de septiembre de 2020 se cumplieron 150 años de la anexión del antiguo pueblo de Patraix a la ciudad de València. Una fecha que, pese a estar marcada por la pandemia de la Covid-19, "es necesario recordar para ver quiénes somos y de dónde venimos y caminar hacia el futuro", apunta el presidente de la Asociación Vecinal de Patraix, Toni Pla. "Es importante que la gente conozca y sienta esa unión con Patraix porque tiene un bagaje cultural e histórico muy importante".
Si bien es cierto que desde el inicio de 2020, desde la Asociación Vecinal han estado organizando actividades culturales para conmemorar este 150 aniversario y, por supuesto, dar a conocer la historia de este antiguo pueblo valenciano, lo cierto es que la actual crisis sanitaria también les ha salpicado. "Muchas ilusiones y esfuerzos se han quedado en el camino, pero aun así seguimos trabajando para que esta fecha tan especial no se pase por alto".
De esta manera, como explica Toni Pla, "estamos estudiando realizar unas actividades conmemorativas durante el mes de octubre, eso sí, cumpliendo con todas las medidas sanitarias y de seguridad". Pero como señala, "queremos poner el foco en lo que supone para Patraix esta fecha tan señalada". La semana que viene darán más información acerca de la programación.
Patraix se convertía en el primer pueblo, de los que rodeaban València, en anexionarse. El hecho de no recaudar impuestos; no disponer de un término municipal del que sacar provecho, ya que todas las tierras eran propiedad de los habitantes de la capital; y la situación de los vecinos del pueblo, que no contaban con propiedades, ya que todos eran arrendatarios o jornaleros fueron los motivos que produjeron que Patraix pasara a formar parte de los barrios de la ciudad.
No obstante, hasta esa fecha, Patraix era un pueblo valenciano con su propio ayuntamiento e, incluso, su propia cárcel, ubicada en el desaparecido Palacio de Barón de Patraix. Fue, en 1870, cuando decide anexionarse a València gracias a la Ley Municipal.
Aun así, lo que es evidente es que ha sabido mantener intacta, a lo largo de los años, su esencia. Y ya no solo por la conservación de la antigua estructura con edificios históricos y calles que rodean la plaza, sino por ese sentimiento de pertenencia al barrio que tanto le caracteriza.
"Tenemos la plaza de Patraix y calles que dan nombre a los antiguos fundadores del pueblo. Por esto, seguiremos reivindicando y exigiendo dotaciones e infraestructuras para cuidar la cultura de este antiguo pueblo, de origen romano, que ha acogido, a lo largo de su historia, a diferentes civilizaciones".