Las Fallas de 2023 pasarán a la historia como las más visitadas. Todos los indicadores económicos y sociales coinciden en el impacto que han tenido estos días en la ciudad de València. Según los primeros balances, se calcula que el impacto total de las Fallas 2023 esté cercano a los 700 millones de euros, de los cuales unos 30 millones corresponderían a los ingresos por concepto de alojamiento hotelero, que ha rozado el lleno durante los fines de semana del 11 y 12 y 18 y 19 de marzo en la capital del Turia.
La coincidencia de los días grandes en fin de semana (y la festividad del 20 de marzo en Madrid), las temperaturas prácticamente veraniegas, unido a las ganas de volver a disfrutar de una fiesta que ha sufrido especialmente las restricciones de la pandemia, han provocado un autentico aluvión de turistas y visitantes.
Un hecho que también deja una vertiente negativa, como las molestias hacia los vecinos, la suciedad, el incivismo… Y que ha abierto el debate sobre la masificación de la fiesta y sobre si las Fallas “morirán de éxito” si no se le pone remedio.
Futuro “esperanzador” de las Fallas
El secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer, hacía referencia a esta situación durante la presentación, este martes, del Plan de Acción de Creaturisme, pidiendo “serenidad y calma” para afrontar el debate sobre el modelo de Fallas que se quiere para un futuro que se ha mostrado seguro que va a ser “esperanzador”.
“Tras años de confinamiento, renuncias, suspensiones… Era bastante humano, lógico y previsible que hubiese una gran eclosión en las Fallas de 2023. Venimos de un momento en el que las costuras han temblado, pero es un año que tal vez representa las ganas de vivir, de hacer turismo y viajar. El 2023 no ha de ser el año en el que el remordimiento nos gane más terreno que el necesario”, afirmaba Colomer.
El responsable de Turismo incidía al respecto que las fiestas son “un valor esencial de nuestra identidad: son nuestros grandes eventos, que ya estaban ahí, no había que construir nada, sino que reflejan nuestra manera de ser, de entendernos, de compartir, de comer en el Mediterráneo. No solo enseñan nuestra mejor versión, sino que son además un motor económico indudable”.
Al respecto, Colomer recalcaba que llamar a las Fallas “turismo de masas” es un término que disuade a la gente, y defendía que no tiene porqué ser sinónimo de algo negativo: “hay literatura, deporte, música de masas… todos somos parte de la masa”.
Por ello, pedía “serenidad y calma a la hora de establecer grandes conclusiones sobre el control de las capacidades de carga y del civismo” porque “no somos un pueblo maleducado, sino al contrario. Somos un pueblo abierto, hospitalario, y laborioso y las Fallas envían un mensaje clarísimo de constancia y de capacidad para ser responsable porque destruimos porque sabemos que las musas y la inspiración no se marcharán y volveremos a construir, a imaginar y a inventar”.
Redirigir a los turistas por todo el territorio
En este sentido, Colomer abogaba por la “tecnología y la innovación” para “ayudar en el control de la capacidad de carga de los espacios turísticos” y gestionar, mediante estas herramientas “la gestión del territorio”.
Así, el responsable de Turismo escenificaba cómo se estudia, mediante inteligencia artificial, cuál es el pico de reservas para visitar, por ejemplo, el monumento más importante de una ciudad, y cómo poder redirigir a los visitantes a otros espacios menos comunes generando riqueza en otros barrios o ciudades próximas. “Queremos que la gente fluya por todo el territorio. Esta es la estrategia del futuro”.