Este domingo, 04 de noviembre, la plataforma Alerta Feminista reunirá, en el Colegio Mayor Rector Peset, al movimiento feminista valenciano, agentes sociales y representantes institucionales, con el objetivo de analizar el Pacto Estatal y Autonómico contra la Violencia de Género, y poner sobre la mesa tanto los avances, como las carencias que presentan en la lucha contra una de las lacras más importantes de nuestra sociedad: La violencia machista.
Y para hablar de la importancia de poner en práctica las medidas de estos pactos, y que no se quede tan sólo en palabras, así como para profundizar en la necesidad de concienciar y educar a la sociedad en la igualdad para evitar que se sigan produciendo casos de violencia de género, València Extra ha hablado con Mar Vicent, Responsable de la plataforma Alerta Feminista.
¿Cuál es el objetivo de la jornada del 4 de noviembre?
Sobre todo es difundir, dar a conocer el contenido y proceso de elaboración de los dos acuerdos para luchar contra la violencia de género, que están sobre la mesa, el estatal y el autonómico. Después de haber exigido durante mucho tiempo que se adoptaran las medidas necesarias para frenar las violencias machistas, entendemos que aquí está la respuesta a nuestra presión. Es obligatorio pues para el movimiento de las mujeres, conocerlos, hacerse una opinión fundamentada de su validez y carencias y en cualquier caso, fiscalizar su aplicación.
¿Qué carencias encontráis en los Pactos contra la Violencia de Género?
El Pacto estatal es un acuerdo político, fruto de la iniciativa del Gobierno y del trabajo durante 11 meses de una Subcomisión creada a tal efecto en el Congreso. Han sido oídas 66 personas expertas que han propuesto medidas de diferente índole, algunas de las cuales han sido recogidas y que ahora se presentan a la Administración autonómica y local para su debate. Y en teoría también a las mujeres y a sus asociaciones. Está por ver las actuaciones que se programan en este sentido. En todo caso, del resultado de esta reflexión surgirá el pacto definitivo. A priori nosotras creemos que se incluyen medidas que no son más que intenciones por su ambigua formulación. Otras medidas se refieren al cumplimiento de las leyes y entendemos que exigir el cumplimiento de éstas no es una medida, sino que debería ser una obligación de cumplimiento garantizado. Finalmente, hay otras medidas, que sí que suponen un avance porque afrontan y resuelven problemas planteados en el tratamiento de la violencia machista. Son, por ejemplo, las que se refieren a la inclusión en las valoraciones de riesgo a las criaturas, o en reconocer a las madres de niñas y niños asesinados como víctimas también de la violencia de género.
Del Pacto estatal resulta especial preocupante que no haya ampliado como ha sido reivindicado desde el movimiento feminista el concepto de violencia machista, ya que sus manifestaciones rebasan el ámbito de la pareja. En lo que se refiere a la financiación, es decepcionante que, a pesar de que se publicitó inicialmente con un triunfante titular que hablaba de 1000 millones de euros en 5 años, hay que tener en cuenta que dicha cantidad, si no se especifica su asignación concreta es de imposible control. Y que por otra parte, dado que se van a prorrogar los Presupuestos de 2017 es necesario realizar una modificación presupuestaria que incluya los 200 millones de este primer año de vigencia, ya que de lo contrario será un financiación mentirosa.
El Pacto valenciano, por su parte es un acuerdo entre 63 entidades relacionadas con la lucha contra la violencia. Desde la patronal a los Sindicatos, pasando por las fuerzas de seguridad, los colegios profesionales, la Universidad, los medios de comunicación…han participado en su elaboración. Creemos que ha sido un esfuerzo sincero para articular una respuesta social, pero que podría haber sido realizada con igual rapidez, pero menos precipitación, procurando así mayor participación de las asociaciones feministas de todo el territorio y una mayor calidad de las medidas adoptadas. También vemos que hay medidas con deficiente formulación, o que se solapan o que no describen acciones de realización inmediata.
No obstante, creemos que es una herramienta interesante siempre que se garantice su aplicación, es decir, que se cumplan los compromisos que suscribieron las entidades asistentes. En ese sentido, estamos muy pendientes de la Comisión de Seguimiento, que ha de vigilar y garantizar su ejecución porque pensamos que es una pieza clave para valorar no sólo el plan, sino su aplicación, que es lo que realmente importa.
¿Cuáles creéis que son los motivos por los que tantos casos de violencia machista siguen produciéndose?
La violencia machista es un problema estructural. Surge de un sistema vigente a lo largo de siglos, que coloca a las mujeres en una posición de subordinación que se impone con violencia si éstas no se resignan. Los hombres que maltratan y asesinan a las mujeres consideran a éstas sujetos carentes de derechos, a las que tienen derecho a dominar, con los medios que haga falta. Y el sistema nos educa a ellos y a nosotras en esa injusta distribución de poder. Sucede con los estereotipos que hacen princesas florero a ellas y príncipes valientes a ellos. Con el lenguaje que nos invisibiliza. Con los medios de comunicación que nos cosifican y nos faltan el respeto. Toda una sociedad que nos dificulta, por ser mujeres, más aún el acceso al mercado de trabajo, que nos paga menos y nos agrede más. Todo ello contribuye a que el maltratador alimente la idea de su falso poder sobre las mujeres. Y por eso, cuando las mujeres pretenden rebelarse se producen más muertes. Por eso, será difícil evitarlas hasta que exista una potente presión colectiva que debilite, condene y aísle a quienes fomentan esa desigualdad intrínseca y a quienes a su amparo, ejercen la violencia.
En una entrevista con María Such, Directora del Instituto Valenciano de las Mujeres, decía que la desigualdad era el origen de la violencia de género. ¿Estáis de acuerdo con esta afirmación?
Es completamente cierto. Hay violencia porque hay desigualdad, porque mujeres y hombres no se sitúan en espacios igualitarios, sino que a cada persona según su sexo se le asigna prerrogativas y obligaciones diferentes. Eso hace que unos sean los poderosos y otras las oprimidas. Que unos tengan acceso a la independencia económica, al desarrollo de sus capacidades, al reconocimiento de sus logros, mientras que las mujeres ocupan un lugar residual, donde deben demostrar el doble para conseguir la mitad, y aportar su fuerza de trabajo, nunca valorada ni reconocida en los ámbitos privados. Ese es su espacio y no deben intentar escapar de él, porque hay toda una serie de violencias, económicas, laborales, simbólicas, sexuales que se lo intentarán impedir.
¿Qué puede hacer la sociedad para frenar esta lacra?
La sociedad debe afrontar un cambio cultural y social de enorme envergadura. Debe primero intentar comprender el fenómeno y no quedarse en un análisis superficial. Y seguidamente, sustentada por los poderes públicos debe poner los medios para que ese desequilibrio vaya rectificándose. Es una estrategia a largo plazo, es evidente, pero de forma inmediata ya hay varias líneas claras de actuación: educar en igualdad a ambos sexos, en el respeto mutuo para prevenir cambiando conductas en próximas generaciones, alentar a las mujeres que viven desde la más completa soledad situaciones crueles y angustiosas como víctimas de la violencia machista, sin exigirles nada que no están en condiciones de dar, sino dando toda clase de facilidades y recursos para atenderlas. Protegerlas con todas las garantías cuando se han atrevido a salir de esa situación, promoviendo su integración social. Es también necesario que socialmente se deslegitime el maltrato y la violencia evitando que se identifique con valores positivos. Los celos, la posesión, la tutela, la sobreprotección no es amor.
Y todo ello enmarcado en un proceso de transformación social que consiga una sociedad de mujeres y hombres iguales en derechos y oportunidades.
¿En qué acciones se trabaja desde la plataforma Alerta Feminista?
Después de la campaña del 19J, planteamos durante el verano una campaña contra las agresiones sexistas. Ya entonces nos planteamos la realización de esta Jornada que ahora vamos a celebrar. Hemos participado en las Jornadas de celebración de los 40 años de Feminismos en el País valenciano. Y estamos diseñando ahora una campaña relacionada con los Presupuestos que ahora se van a aprobar tanto del Estado como en los Ayuntamientos para que se destine asignación presupuestaria suficiente a la lucha contra la violencia machista. Estamos convencidas de que hay que complementar el discurso condenatorio y el rechazo simbólico con medidas financiadas, reales y eficaces para ir avanzando.