Madrid y Barcelona, las dos ciudades más grandes del Estado, tienen graves problemas de contaminación. En ambas se llevan a cabo políticas para enfrentarla; desde restringir el paso de vehículos según su eficiencia hasta aumentar las zonas peatonales. Un problema que a València, la siguiente en la lista de grandes ciudades, también le afecta; es la segunda, por delante incluso de Madrid, en concentración de partículas PM2.5, asociadas sobre todo a vehículos diésel. El límite recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) es 10, y en la Pista de Silla se han llegado a registrar, en 2015, un pico de 31. Sin embargo, desde entonces, las distintas políticas de movilidad han significado también un retroceso de esos picos.Desde el gran aumento de la infraestructura ciclista en el Cap i Casal, a principios de 2017, el número de usuarios con bicicletas y Vehículos de Movilidad Personal (VMP) no ha dejado de crecer. Si en octubre de 2017, con la vuelta al trabajo y a los estudios, el Ayuntamiento celebraba los 3.262 pasos diarios, dos años después la cifra cambiaba al alza. En octubre de 2019, tras el parón del verano, pasaron por Xàtiva una media de 5.807 bicis y MVP diarios; un aumento del 78% en sólo dos años.
A su vez, según la Oficina Estadística del Ayuntamiento de València, baja el número de vehículos por el centro. Todo dentro de esa 'paradoja' en la que, a pesar de que hay más matriculaciones en la ciudad y más coches en los accesos, los controles alrededor de la ciudad señalan que cada vez hay menos intensidad de tráfico. Así, entre octubre de 2018 y 2019 se han perdido 3.000 vehículos diarios en esta céntrica calle -no se realiza la comparación con 2017, momento de obras-.
Desde la puesta en marcha, en octubre de 2018, de la estación de control del aire en el centro de València, puede monitorizarse la contaminación del aire en el lugar. Así, la contaminación por partículas PM2.5 sigue estando, casi diariamente, por encima del valor de 10 recomendado. Sin embargo, se observa una tendencia a la baja y, en especial, unos valores muy alejados de los picos de la Pista de Silla, donde hay menos actuación sobre el tráfico motorizado.
Así, se observa una diferencia clara de niveles de contaminación relacionados con los vehículos entre aquellos lugares con refuerzo del transporte público y de movilidad personal, frente a los que el 'coche' no 'pierde terreno'. Sin embargo, aún así, puede observarse los picos relacionados con la intensidad mensual y que estos, aún así, están alejados del máximo registrado en 2015.