El 11 de marzo de 2020 el mundo fallero recibió uno de los mayores varapalos que podría haber tenido: las Fallas 2020 se cancelaban por un virus, en ese momento aún desconocido. Tan solo tres días después el presidente del Gobierno Pedro Sánchez anunciaba un confinamiento domiciliario que acabaría 99 días después con la llegada de la "nueva normalidad".Algunos de los ninots que ya estaban en las calles tuvieron que ser desmontados y almacenados en Feria València hasta que el pasado 1 de septiembre, y hasta el día 5, se dio el pistoletazo de salida a unas fiestas falleras atípicas que han dado la bienvenida al mes de septiembre inundando las calles de València de olor a pólvora.No han sido unas Fallas normales, además del cambio de fecha, los actos han estado marcados por las restricciones sanitarias para frenar la expansión de la covid-19. Unas medidas restrictivas que obligaron a reorganizar todo el calendario fallero adelantando los horarios de los actos para cumplir con el toque de queda nocturno.De este modo, la Cremà 2021 ha dejado unas instantáneas de los monumentos infantiles ardiendo con el atardecer de fondo y la Cremà de las fallas grandes se produjo a las 22 horas, dos horas antes de lo habitual. No obstante, la Meditadora, la que para muchos es el símbolo de las Fallas de la pandemia, ardió a las 23 horas en una plaza del Ayuntamiento vacía y sin público. Cremà del monumento de La Meditadora en la plaza del AyuntamientoEsta ha sido una de las características de los actos falleros este 2021: la ausencia de público, ya que con el objetivo de evitar al máximo la posibilidad de contagios por covid, Sanidad diseño un protocolo en el que se fijaba que en eventos como la Ofrenda de las Flores, la Cremà o las mascletàs la asistencia de personas estuviera limitada para impedir aglomeraciones.Así, las mascletàs se reubicaron por diferentes puntos de la ciudad y abandonaron el tradicional emplazamiento de la Plaza del Ayuntamiento que cada año reunía a cientos de personas para disfrutar del color y el sonido de los petardos.Este 2021, las mascletàs se han disparado desde barrios como Nazaret, Benicalap o Quatre Carreres, algo que el alcalde Joan Ribó ha calificado como "una buena opción", ya que permitía acercar a otras zonas de València los actos pirotécnicos. Así, Ribó ha planteado estudiar con la Junta Central Fallera la descentralización de algunos de estos actos de pirotecnia para la próxima edición de las Fallas.El cambio de fecha, la falta de público y las medidas anticovid han hecho de estas Fallas 2021 unas fiestas josefinas atípicas. Sin embargo, el tiempo inestable y las lluvias también han hecho acto de presencia en las Fallas de septiembre. Unas fuertes precipitaciones en combinación con potentes rachas de viento y aparato eléctrico que cayeron sobre los ninots justo en la noche de la Plantà ocasionando daños en la estructura de fallas como Na Jordana y caídas de monumentos como en Catarroja que se saldó con dos heridos leves. Caída de una parte de la falla El Charco en CatarrojaCon el monumento de la Meditadora ya reducido a cenizas y el fin de las Fallas 2021, se planta la primera semilla para el renacer de las Fallas 2022 y el mundo fallero ya calienta motores para el próximo 13 de octubre, cuando se prevé que se elijan a las Falleras Mayores de València del año 2022. El 'president' de la Generalitat, Ximo Puig, durante su visita a la falla Vilanova en Gandia (Valencia)En cuanto a los incidentes producidos durante estos días de Fallas, el concejal de Protección Ciudadana, Aarón Cano, ha apuntado que no han habido problemas de órden público y el cumplimiento del toque de queda ha sido "excelente".No obstante, sí que han producido botellones en toda la ciudad, aunque, al contrario de lo que se preveía, no ha aumentado la cantidad de estas reuniones sociales con motivo de las fiestas falleras. "Es evidente que hubo botellones. Lo que sucede es que pensábamos que podía haber un repunte, pero no ha sido así", ha confirmado Cano.Ahora solo queda esperar a que el número de contagios siga decreciendo y que estas fiestas falleras no sean el detonante de un repunte de casos positivos que obliguen a dar marcha atrás en el plan de desescalada de la Generalitat.