Saber con exactitud cuál es el origen de la tradición de los huevos de Pascua es una tarea complicada, si se tienen en cuenta las numerosas leyendas que giran en torno a esta tradición. Sin embargo, existen algunas historias que sitúan el nacimiento de esta costumbre en los días siguientes a la resurrección de Cristo. De hecho, y de acuerdo con esta leyenda, la primera portadora del primer huevo de Pascua sería María Magdalena.
En este sentido, en el libro 'Descodificando a María Magdalena: Verdad, leyendas y mentiras' se relata esta escena, cuando María Magdalena se reúne con el emperador de Roma, llevando en su regazo el huevo de Pascua. Esta leyenda todavía persiste en la actualidad, y en muchos lugares del mundo se sigue utilizando para explicar el origen de esta tradición.
Aún así, lo que sí es cierto es que el huevo de Pascua se ha convertido en un elemento imprescindible durante estas fechas. Y no es difícil encontrar estos huevos decorados en las famosas monas de Pascua, que son todo un homenaje a la vista, y una delicia para el paladar. Bien es cierto, que los tradicionales huevos han dado paso a los huevos de chocolate.
Según dice la leyenda, los huevos de chocolate surgieron porque la Iglesia desaconsejaba comer huevo en Cuaresma. Como las gallinas seguían poniendo, empezó la tradición de decorarlos para regalarlos a los amigos. Más tarde, a partir de siglo XVIII, el chocolate entró en escena y, poco a poco, los huevos de chocolate se han convertido en un elemento estrella de la Semana Santa.
Y aunque la tradición de regalar huevos decorados el domingo de Pascua continúa en muchos países, la diferencia es que los huevos de chocolate han ganado una mayor presencia al ser, como no, los preferidos por los niños.