“Lo que está pasando este año es algo inaudito e insólito”. Así describe Joan Such, presidente de la Asociación de Guías Oficiales de la Comunitat Valenciana (AGOCV), la situación que vive la Comunitat Valenciana como destino turístico tras el cambio de tendencia provocado por la llegada masiva de turistas. Un cambio que, según explica Such, llegó tras el frenazo al turismo y la movilidad que se produjo por la pandemia de la covid-19 y que, tras su reactivación, ha experimentado un cambio hacia el turismo de masas.
De hecho, este cambio de modelo turístico se ha producido tanto en la Comunitat Valenciana como en toda España, expone el presidente de la AGOCV. “Hace unos años veíamos un modelo turístico caracterizado por una familia que se instalaba durante dos o tres semanas de vacaciones en la Costa Blanca. Sin embargo, ahora vemos cómo eso se ha transformado y ahora se quedan menos de una semana porque dividen sus días de vacaciones para viajar a varios destinos diferentes”, relata Such.
Esto conlleva una mayor movilidad de personas, con origen nacional y también internacional, incluso fuera de la temporada alta y los meses de verano y “ha pillado por sorpresa tanto a los guías turísticos como a todo el sector”, añade el dirigente de la Asociación. “El problema que tenemos es que no existe ahora mismo la infraestructura y la legislación adecuada para recibir a la cantidad de turistas que vienen cada año”, asegura.
Es por ello que Such destaca la necesidad de implementar paquetes de medidas coordinados entre el sector turístico y la administración pública —tanto en el ámbito local como autonómico— para “conciliar el turismo con la ciudadanía que reside en las ciudades, encontrar el equilibrio y que no se vea a los turistas como invasores”, concreta. “Ahora mismo la sostenibilidad no está funcionando y nosotros desde la asociación de guías siempre hemos abogado por un turismo sostenible y responsable”, concluye su presidente.
Medidas para evitar la masificación turística
Precisamente, el Ayuntamiento de València está tomando partido en atraer a la capital valenciana un turismo basado en la sostenibilidad y alejado de la llegada masiva de turistas a través de distintas acciones que fueron mencionadas durante el último pleno municipal del pasado viernes por la concejala de Turismo, Paula Llobet.
Uno de los primeros pasos para conseguir este objetivo fue la creación del Plan Estratégico de Turismo de València 2024-2028. Un documento, confeccionado por la Concejalía de Turismo del Ayuntamiento junto con la Fundació Visit Valencia, que sirve como hoja de ruta para guiar las acciones en materia de turismo durante los próximos cuatro años. El principal objetivo de este plan es impulsar un crecimiento turístico sano y, además, reforzar el modelo de València para que sea vista como una ciudad para vivir, invertir y disfrutar.
También se busca mejorar la convivencia entre residentes y visitantes a través de campañas de comunicación para concienciar a los turistas sobre el respeto al patrimonio cultural y arquitectónico de la ciudad. Con el objetivo de evitar las aglomeraciones de personas especialmente en aquellas zonas más visitadas de la ciudad, se han instalado un centenar de sensores en diversos puntos de València con los que se recogerán datos para crear unos mapas de calor en los que los colores más intensos representarán una mayor concentración de personas. Así, esta herramienta puede ser consultada en tiempo real tanto por los turistas como por los guías.
Precisamente, los guías turísticos son una pieza fundamental para evolucionar hacia un modelo turístico más responsable, por lo que el consistorio y la AGOCV han firmado un protocolo de actuación en el que se incluye un decálogo de buenas prácticas y se acuerda limitar el número de personas en los grupos guiadas a un máximo de 25 miembros y 20 en Ciutat Vella.
A gran escala, la alcaldesa de València, María José Catalá, ha anunciado en los últimos meses dos medidas que prevén frenar la llegada descontrolada de estos visitantes. La primera de ellas es prohibir el atraque de los megacruceros, o también conocidos como ciudades flotantes, en el puerto de València tanto por cuestiones medioambientales y de contaminación como para evitar el desembarco temporal de miles de turistas que puedan colapsar la ciudad.