Desde el soterramiento de las vías del tren para el paso del AVE, el barrio de San Marcelino se encuentra, por un lado, delimitado por grandes solares que iban a albergar lo que se conocía como Parque Sur, pero que, finalmente, se ha quedado en agua de borrajas, en una especie de desierto de arena, que genera polvo en los días de viento, y se convierte en un lodazal en los días de lluvia. Los vecinos y vecinas del barrio, a través de la Asociación Vecinal de San Marcelino, llevan años reclamando unas mejoras que nunca llegan.
"Esta zona iba a formar parte del Parque Central, pero empezaron los recortes y quedó fuera. Nos dijeron que se incluiría en un PAI futuro para adecentarlo, y nada. Esta zona lleva años abandonada y, sobre todo, generando muchas molestias entre los vecinos y vecinas", explica, a este diario, Salvador González, presidente de la Asociación Vecinal de San Marcelino.
Y es que, como cuenta, "desde la inauguración del AVE, se dejaron aquí unas montañas de arena que, en los días de aire, genera polvo que se reparte por todas las viviendas de alrededor, pero, cuando llueve, al estar inclinado, genera inundaciones y, después, barro tanto en la calle Salvador Perles, como en el barrio de Camí Real". Ambos barrios comparten servicios como el centro de salud, colegios o comercios. Por eso, piden que se facilite y se haga más amable la comunicación entre ambas zonas.
"Nosotros, desde la asociación, hemos enviado un informe, con imágenes, al Ayuntamiento de València. Además, nos pusimos en contacto con Adif, que nos dijo que todos los trabajos que habían realizado en la zona estaban correctos, y que no tenían más responsabilidad. Sabemos que es complicado porque, en esa zona, hay partes que son privadas, y otras pertenecen al Ayuntamiento, a la Conselleria y a Adif, pero queremos una solución".
La vicealcaldesa y concejala de Desarrollo y Renovación Urbana, Sandra Gómez, visitó, el pasado mes de diciembre, el barrio de San Marcelino, acompañada por representantes de la asociación vecinal, para recoger sus reivindicaciones y abordar algunos de los retos urbanísticos del barrio entre los que se encuentra dar una solución a los problemas de la calle Salvador Perles. En este sentido, ya explicó que se trata de "una zona pendiente de desarrollar con un PAI (Programa de Actuación Integral), que abordaremos lo más pronto posible".
En 2016, la empresa municipal AUMSA encargó, al arquitecto David Estal, un estudio de necesidades previas a la reurbanización de San Marcelino, en el que, entre otras actuaciones, se planteó la importancia de la urbanización de los descampados cercanos a la CV-400, mediante la incorporación de zonas verdes, zona para perros o zonas de juegos infantiles, entre otros elementos.
Sin embargo, pasa el tiempo y los vecinos y vecinas de este barrio valenciano siguen a la espera de actuaciones que mejoren una de las entradas a la ciudad de València.