El futuro del Valencia CF tiende de un hilo. El club de Mestalla se encuentra metido en un túnel donde no llega a verse el final. Con el paso de los meses, la situación, lejos de solucionarse, se sigue agravando.
La maltrecha situación económica, agudizada por la crisis derivada de la Covid-19 y por la nefasta gestión de Meriton, empresa liderada por Peter Lim que dispone de la mayoría accionarial, puede sufrir un golpe casi mortal si finalmente se confirma la cancelación de la Actuación Territorial Estratégica (ATE).
El club ha entrado en una espiral de la que es difícil salir. La venta de los mejores jugadores el pasado verano unida a la decisión de la propiedad de no invertir en refuerzos, han provocado que el equipo se vea abocado a luchar por evitar el descenso a la Segunda División. Esta caída en la clasificación liguera impedirá, por un lado, que el Valencia CF dispute el próximo año competición europea con la merma económica que esto supone y, por otro, reducirá el dinero que percibe por derechos de televisión por parte de La Liga.
Una bajada de ingresos que obligará, de cara al próximo curso, a seguir con la venta de los mejores jugadores, hecho que seguirá provocando un debilitamiento aún mayor y una imposibilidad de volver a luchar por estar en la parte más alta. Un ciclo del que no se ve salida sin un cambio de rumbo en la gestión que inyecte capital en la entidad.
AL BORDE DE LA CAUSA DE DISOLUCIÓN
A esta delicada situación se suma la cada vez más probable anulación de la ATE, imposibilitando la finalización del nuevo Mestalla (las obras del cual empezaron en 2007 y se paralizaron en 2009) y la venta de las parcelas del actual estadio. Este hecho dejaría a la entidad centenaria al borde de la causa de disolución.Según la Ley de sociedades de capital, se llega a la causa de disolución en una sociedad cuando el patrimonio es inferior a la mitad del capital social. En el caso del Valencia CF, según la memoria de la temporada pasada, el club de Mestalla tiene unos fondos propios de 39 millones de euros. Si se le restan las pérdidas y los deterioros, cifrados en poco más de 23 millones de euros, sale una cifra que ronda los 16 millones de euros, cantidad que pone en peligro la viabilidad de la entidad porque la mitad del capital social es de 10 millones de euros.
Estos 6 millones de euros de margen se verían reducidos esta temporada. Tras la crisis derivada por la Covid-19, que entre otras cosas ha imposibilitado abrir Mestalla con las pérdidas de taquillas que supone, y la anulación de la ATE, la S.A.D. se vería abocada a la causa de disolución.
CASI 10 AÑOS DE ATE
La ATE, aprobada en el 2012 para agilizar los trámites necesarios para retomar las obras con la financiación acordada con Bankia, expira el próximo mes de mayo. En poco más de dos meses debería estar finalizada la segunda fase (de las cuatro previstas), que contempla la finalización de las obras de ejecución y puesta en marcha del nuevo Mestalla, la ejecución del terciario (zona comercial), la construcción del polideportivo de Benicalap y la urbanización del entorno del estadio. Todos estos puntos se encuentran ya incumplidos al no existir tiempo material para su ejecución.Por ello, la única solución posible es la prórroga de la ATE. Desde la Generalitat Valenciana y el Ayuntamiento de València llevan meses esperando un plan que permita tener argumentos para poder ampliarla y facilitar una futura finalización del donut de cemento ubicado en Corts Valencianes.
Un borrador que debería contemplar la reparcelación del solar del actual Mestalla, ahora mismo anulada, y presentar un proyecto detallado y realista para finalizar el nuevo campo. Un plan que se exigió, de nuevo, por parte de las instituciones en una reunión realizada en septiembre, tras la inacción de Meriton al respecto desde su llegada al club hace seis años. En el último encuentro, celebrado hace dos días, desde el Valencia CF tampoco se aportó ninguna solución.
LA ATE "YA ESTÁ MUERTA"
En caso de confirmarse la disolución de la ATE, de la que la vicealcaldesa Sandra Gómez afirmó ayer que "ya está muerta", se perderían todos los beneficios urbanísticos y económicos que supone para el club: 40.000 metros cuadrados de edificabilidad terciaria en Cortes Valencianas, 55.000 metros cuadrados para residencias y 49.500 metros cuadrados para un centro comercial en la avenida de Aragón. Una pérdida ya presupuestada en las últimas cuentas del club en 15 millones de euros.Además, en el caso de que se anulara la construcción del nuevo estadio, se perderían los 100 millones de euros ya invertidos, a los que se debería sumar el coste de la demolición de la estructura ya construida.
Habrá que esperar unas semanas para ver como se siguen desarrollando los acontecimientos y si la posible entrada en la gestión del club del príncipe de Johor supone un cambio en el futuro inminente de la entidad valencianista.