A finales del mes de junio, la concejalía de Desarrollo y Renovación Urbana, encabezada por Sandra Gómez, anunció la creación de una ronda interior verde y peatonal que conecte la plaza de Toros de València con el antiguo cauce del río Turia.El objetivo de este proyecto, que tendrá una inversión de un millón de euros, es modificar el espacio urbano del centro de València, algo que afectará sobre todo al tráfico de vehículos. Así, todo el bulevar mantendrá un solo carril de tráfico privado y también un único carril bici.De esta manera, los cambios se van a producir, sobre todo, en el número de carriles bus, ya que mientras que en la calle Ruzafa-Jesús y la calle Colón seguirán habiendo dos carriles dedicados al autobús, en el resto del bulevar solo habrá un carril de este transporte público. Otro de los cambios principales que contempla este proyecto es la eliminación del túnel que une Àngel Guimèra con la calle Guillem de Castro para recuperar espacio en estas calles y ampliar el espacio para los peatones.De hecho, aumentar las zonas peatonales es una de los principales finalidades del plan del consistorio de la ciudad. En cifras, el Ayuntamiento pretende aumentar el espacio para los peatones hasta el 61%, mientras que busca reducir las zonas dedicadas al tráfico de vehículos al 39%.Sin embargo, para el PP suprimir el túnel entre Àngel Guimerà y Guillem de Castro es "una barbaridad" que producirá grandes atascos en la ciudad y se perderá fluidez en el tráfico, ya que según confirma el concejal del grupo popular, Carlos Mundina, este paso subterráneo evitaba el cruce con la Gran Vía Fernando el Católico que "ya estaba saturada".Además, el regidor popular critica que el gobierno de Ribó plantee cambios en la configuración de la ciudad sin antes consultar a "vecinos, comerciantes y profesionales", ya que el 82% de los vecinos de Ciutat Vella no están satisfechos con la gestión en el centro de la ciudad que está provocando "la muerte del comercio y hostelería de la zona". Por ello, el Ayuntamiento de València apuesta por la multiplicación de zonas verdes en las ciudades y la cesión de espacios de los coches en favor de los peatones como medidas efectivas para frenar la escalada de temperatura, así como aumentar el número de árboles o la presencia de agua en la zona urbana. No obstante, estas acciones que buscan devolver la naturaleza a las ciudades, pueden no ser suficientes si no se reducen urgentemente las emisiones de CO2.