‘Can de la Mano’ sigue creciendo para facilitar el ingreso hospitalario a los menores

El programa ‘Can de la Mano’ inclou un projecte d’investigació per a comprovar els beneficis en els pacients

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En 2016, arrancaba un proyecto piloto que iba a revolucionar la vida de todos los menores ingresados. Impulsado por profesionales del Hospital La Fe de València comenzaba el proyecto de voluntariado ‘Can de la Mano’ con el objetivo no solo de hacer más entretenida la estancia en el hospital, sino para ayudar a aliviar la ansiedad que, a veces, sufren los más pequeños.

Este proyecto, que comenzaba con siete voluntarios y sus perros, adiestrados previamente por un experto, ha ido creciendo, y se ha consolidado como una de las iniciativas, incluidas dentro del programa de humanización de La Fe, que más beneficios aporta. Así, semanalmente, se realizan encuentros entre los perros de asistencia, los guías-voluntarios y los pacientes de Oncología Pediátrica, Hospital de Día, Pediatría General, Psiquiatría Infanto-Juvenil y Unidad de Lesiones Medulares que consiguen que, por un momento, estos menores se olviden de su hospitalización.

Ya son alrededor de una veintena de voluntarios y voluntarias los que aportan su granito de arena para que este proyecto siga adelante. Pero, además, el programa incluye un proyecto de investigación para medir el impacto de esta actividad en los pacientes, y comprobar si esta interacción con los canes no solo aporta beneficios positivos en el bienestar de los menores, sino también si les influye de manera positiva en su proceso de recuperación.

‘Can de la Mano’ sigue creciendo, en parte, gracias también a la colaboración de diferentes entidades y empresas que asumen los costes del programa. Y es que, sin ir más lejos, la Marcha a Pie, organizada con motivo del 50 aniversario del Hospital La Fe, recaudó 1.482 euros que fueron destinados a seguir apoyando este gran proyecto que minimiza el impacto emocional que provocan los ingresos en estos pacientes, a través del encuentro con los perros de asistencia.

La idea de este proyecto surgió cuando una adolescente tuvo que enfrentarse a su reingreso en el hospital, lo que le provocó un duro golpe emocional. En ese momento, le ofrecieron pasar un rato con el perro de uno de los médicos. La experiencia fue tan satisfactoria que decidieron extender esta iniciativa al resto de niños ingresados. Eso sí, son los mismos facultativos, que hacen el seguimiento clínico de los pequeños, los que acuerdan los días de visita, y facilitan el encuentro entre ambos.

El adiestramiento, una parte esencial

Para que un perro pueda ser incluido en ‘Can de la Mano’ han tenido que seguir un estricto adiestramiento de seis meses, así como una fase de familiarización con el centro hospitalario. Todo este proceso a cargo del adiestrador y educador que colabora en el proyecto de forma voluntaria.

Además, los perros participantes deben ser dóciles y tranquilos, deben haberse criado y socializado en un entorno familiar y, por supuesto, no tienen que mostrar signos de agresividad o comportamientos dominantes.

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