La presentación de ‘La Séquia de Rascanya’, en el Salón de Cristal del Ayuntamiento se ha convertido en un homenaje a todas las personas, hombres y mujeres, que en palabras de la concejala de Recursos Culturales, Glòria Tello, “día a día, luchando contra todo, hacen posible la pervivencia de la huerta”. El autor, el catedrático Daniel Sala, ha recalcado que su obra va más allá de la propia acequia, “se centra en la huerta que la rodea y los agricultores que la han construido y trabajado a lo largo de la historia”.
La obra traza una breve aproximación histórica al territorio por donde fluye la acequia de Rascanya, enumerando las distintas partidas que la jalonan. Igualmente detalla los cultivos de la zona, con la chufa como signo distintivo. La geografía humana ocupa un espacio fundamental en el libro, con capítulos dedicados a las construcciones emblemáticas, como molinos, alquerías, barracas o ermitas, así como a las ordenanzas que rigen el uso del agua y las personas que han asumido la misión de hacerlas cumplir.
Durante la presentación, la responsable de Recursos Culturales, Glòria Tello, ha señalado que la obra revela un universo “ a la vez próximo y desconocido, sobre el que el Ayuntamiento nunca había publicado un libro y en un tema tan delicado como el de la conservación de la huerta, el estudio y la documentación resultan absolutamente necesarios”.
Tello ha subrayado además que ‘La séquia de Rascanya’ supone la afirmación desde la letra impresa “de nuestra implicación política, cultural, vivencial i práctica con la preservación de la huerta de València, con sus tradiciones y sus formas de vida, y con una idiosincrasia que es necesario mantener”.
Daniel Sala Giner es director de la sección de Etnología de la Real Academia de Cultura Valenciana y cronista del Tribunal de las Aguas. Se ha dedicado a la investigación sobre la València foral de los siglos XVI y XVII, sus instituciones y figuras históricas como Juan Luis Vives. Asimismo ha publicado libros sobre el propio Tribunal de las Aguas, el Canal del Turia y la acequia de Mislata.