¿Un diabético puede correr el Dákar? La pregunta que llevó a Dani Albero a la mítica competición

Amb el projecte l”Un Diabètic en el Dakar’, este pilot cerca entrar en la història fent realitat els seus somnis

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"¿Un diabético puede competir el Dákar? Claro que sí. Te garantizo que puede hacer cualquier cosa" era la respuesta de Rafael Tibau a una pregunta formulada en un programa de televisión sobre la mítica carrera. Algo se encendió en Daniel Albero y su mente ya solo podía pensar que "eso me lo ha dicho a mí, estoy seguro". Y así comenzaba una historia que a día de hoy está acabando de coger forma. Con el proyecto 'Un Diabético en el Dákar', Dani junto a su equipo (Jordi, Alberto, Jairo a los que se suma la ayuda de David Blai y Pablo pintado) está buscando patrocinadores y financiación con la que poder cumplir un sueño: competir en el Dákar, ser el primer diabético tipo 1 que realiza la hazaña, demostrar a todo el mundo que esta enfermedad puede ser limitante pero no incapacitante.

Sin embargo, llega hasta aquí no es fácil ni deportiva ni personalmente. Dani Albero no es una persona al que las cosas le lleguen sin esfuerzo. Al contrario, el piloto es un luchador nato desde que con 10 años le diagnosticaron la enfermedad. Una meningitis, la diabetes tipo 1, la ruina económica primero de sus padres y luego la suya propia, la defunción de un hijo a lo que sumamos una neumonía como mal menor no han logrado borrar la sonrisa de este valenciano y las ganas de lograr su sueño.

Tengo recuerdos de las ediciones del Dákar de cuando era pequeño. Veía los resúmenes que entonces hacían en La2, tengo revistas y recortes. Esta carrera siempre me ha fascinado y si a eso le unimos mi pasión por las motos no hay mejor combinación. Sin embargo, no ha sido fácil. Al principio todo lo hacía a escondidas.

Cuando tenía unos diez años contraje una meningitis en el campamento de verano al que fui. Todo ocurrió aproximadamente en 1982, fue el año de la Pantanada de Tous, ese año mi padre lo perdió todo pues era constructor y tenía varios proyectos en marcha que se llevó la rotura de la presa. Al poco de eso adelgacé mucho y no tenía casi fuerzas, me costaba mucho moverme y una vecina le dijo a mi madre que me llevara al médico que 'tenía sucre'. Efectivamente, me hicieron las pruebas y tenía diabétes tipo 1. Me tiré muchos meses ingresado hasta que lograron regularme el nivel de azúcar y enseñarme a pincharme. Entonces no es como ahora, no había información y los diabéticos no podíamos hacer deporte, ir en bicicleta o monopatín, no podíamos correr riesgos ni hacer muchas cosas que el resto de niños sí hacían.

copia-de-1Sin embargo me costaba mucho creer que no podía hacer las mismas cosas que el resto. A mi madre le tocó ir a todos los hornos a decir que no me vendieran dulces, pero no sólo eso. No me dejaban montar en bici ni en monopatín por lo que yo lo tenía escondido en casa de los amigos para poder jugar y disfrutar como todos. Mis padres estaban muy pendientes de mí, han hecho una esfuerzo sobrehumano para que todo me fuera bien y no me pasara nada. Eran muy protectores, tal vez por la falta de información de la época. En la adolescencia estuve en un campamento de diabéticos y me dí cuenta por primera vez que había más niños como yo. Allí aprendí a valerme por mi mismo, me sirivió mucho y mis padres también. Fue un punto de inflexión para todos.

Después de la bici y el monopatín llegó la moto, que también guardaba en casa de los amigos. Soy músico también y tocando me sacaba unos durillos con los que me compré mi primera moto. Siempre me han gustado. Empecé a competir pero siempre ocultaba el dato de que era diabético pues seguramente no me hubieran dejado competir. Al final mis padres se enteraron de mi afición y ya me reparaba la moto en casa y la preparaba para las carreras. Luego empecé a trabajar con mi padre en su empresa de construcción. Aprendí a hacer de todo y al comprarme la casa dejé un poco de lado el mundo del motocross y la competición.

Al poco de comprarme la casa, los amigos me animaron a montar un local en los bajos de la casa, 'Ahí tens que montar una tasqueta' me decían. Así un día me fui al Ayuntamiento de Carcaixent y seis meses después abría la persiana. Desde el inicio el negocio funcionó. La gente venía y pedía que les pusiéramos de picar lo que quisiéramos, que les aconsejáramos, no teníamos carta. Ampliamos el negocio y comenzamos a dar comidas y cenas, llegamos a dar 130 menús diarios.

kfoto-591163En 2006 Carcaixent se convirtió en Ciudad Turística. Entonces decidí ampliar el negocio montando un hostal encima del restaurante. Nos reunimos con los técnicos, arquitectos y el banco. Lo teníamos todo en marcha. Fuimos haciendo obra para poder acondicionar el local y crear el hostal. Cuando ya tenía dinero invertido, la obra comenzada y todo en marcha llegó la crisis de 2007 y el banco, pese a haberme dicho que no habría problemas de financiación finalmente no me concedieron los préstamos que con mucha anterioridad habíamos pedido. A esto se le sumó que la gente empezó a dejar de salir y de consumir por lo que la faena bajó muchísimo. Así que ese cúmulo de circunstancias supusieron una ruina para el negocio y finalmente para mi.Esta era la tercera vez que vivía la quiebra total, mi padre la había pasado en dos ocasiones en la Pantanda de Tous en 1982 y en la crisis de 1992, y yo me veía ahora en la misma situación. A la vez, perdí un hijo con 4 meses de muerte súbita y eso fue lo que acabó de engullirme, entonces te planteas muchas cosas. Nos costaba salir adelante, mi mujer estaba destrozada y yo también. Llegué a enfermar de neumonía y me tocó quedarme en casa mucho tiempo para recuperarme. Al tener tanto tiempo te da por pensar, por intentar entender las cosas... un día estaba viendo la tele cuando en un programa sobre el Dákar alguien preguntó si un diabético podría competir en el Dákar y Rafael Tibau contestó rotundamente que sí y pensé: eso me lo está diciendo a mí. Y así empezó el sueño.

Cuando me recuperé de la neumonía un amigo me prestó su moto para que saliera a la carretera y me despejara de todo lo que me estaba pasando. Poco a poco volví a las competiciones y fuimos desarrollando el proyecto de 'Un Diabético en el Dákar'. Ahora compagino mi trabajo con el mundo de la moto y mi familia. Es complicado pero intento concentrar las salidas y el entrenamiento en un sólo día y así puedo disfrutar también de mis hijos.

kfoto-590510El entrenamiento físico es importante, sobre todo cuando llegas a cierta edad porque cuando eres joven el físico ya lo tienes. Para una competición como el Dákar es más importante lo psicológico, en los rallys es más importante el plano mental. Llegados este punto no podemos parar la maquinaria. El objetivo de todo el equipo es conseguir la financiación que nos falta y los sponsor necesarios para tomar la salida en la próxima edición. De momento, el proyecto ya cuenta con el apoyo de gluQUO, Marquset, el Hospital de la Ribera y la Cátedra de Innovación de la Universitat Politècnica de Valencia. Tenemos que tenerlo todo atado antes de este mes de julio para poder competir el año que viene, queda poco tiempo pero estoy seguro de que lo vamos a lograr. Tenemos un buen proyecto y una buena causa. Tengo un sueño desde siempre que es competir en el Dákar y demostrar que un diabético tipo 1 puede hacer deporte a este nivel, que puede realizar cualquier cosa que se proponga. Los sueños están para cumplirlos ¿Me ayudas?

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