En la semana la NASA anunció que varios telescopios ubicados en diversas partes del mundo, como el Very Large Telescope en Chile o el William Herschel de La Palma, además de los telescopios espaciales Spitzer y Hubble, han confirmado la existencia de un sistema solar encabezado por una enana roja a 39 años luz de distancia con siete exoplanetas parecidos a la Tierra, tres de ellos con más opciones de habitabilidad. El nombre del sistema es Trappist-1 y ha revolucionado el mundo de la astronomía.
¿Zona habitable? El espacio que no está ni tan cerca ni tan lejos de la estrella principal, en donde el agua, el elemento principal de la vida como la conocemos, puede encontrarse en estado líquido. No es decir poco: si se confirmara en los próximos años la existencia de agua líquida en alguno de estos planetas, la historia de la Humanidad cambiaría para siempre.
“Actualmente no podemos analizar en detalle las atmósferas de exoplanetas, que son clave para este concepto de habitabilidad,” ha afirmado Manuel Herman, director del sitio web de difusión científica Ciencia Kanija. “Quizás con la próxima generación de telescopios, como el James Webb, el ‘descendiente’ del Hubble, podríamos tener más información e imágenes directas”.
El descubrimiento es realmente importante y hay razones para ello. “La noticia tiene especial relevancia por la configuración del sistema: hasta hace poco ni siquiera se sabía si las enanas rojas (las estrellas más comunes de la galaxia, aproximadamente el 75%) podían albergar planetas”, ha dicho Herman. “Encontrar un sistema de siete planetas de tipo Tierra alrededor de una de ellas es muy importante”.
Trappist-1 y sus siete planetas, denominados por la NASA desde la “a” a la “h”, han sido descubiertos según el método de tránsito, según el cual un telescopio puede observar el paso de un planeta delante de su estrella. Su disposición es muy especial: entre ellos guardan tan poca distancia —similar a la que tienen las lunas galileanas de Júpiter— que desde el interior de alguno de esos mundos podrían observarse fácilmente en el cielo, así como nosotros lo hacemos con nuestra Luna.
De encontrarse vida, ¿podrá llegar el hombre algún día? La velocidad de la luz es uno de los conceptos a considerar. “Eso está dentro del concepto de viaje espacial: o bien desarrollar una tecnología que nos permita viajar estas distancias en tiempo razonable, lo que ahora es ciencia ficción, o usar conceptos como naves generacionales”, ha mencionado el divulgador. “Es decir, ‘naves-ciudades’ donde una colonia podría perpetuarse durante generaciones hasta llegar a su destino. En cualquier caso, no hemos ido más allá de la Luna y Marte se ve lejano”, ha concluido Herman.