Los tractores colapsan València para reivindicar la dignidad del trabajo en el campo

Agricultors i ramaders de tota la Comunitat es manifesten en la capital valenciana

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Los tractores de agricultores y ganaderos de toda la Comunitat Valenciana invaden las calles de València como señal de protesta ante la indigna situación laboral que viven cada día. Miembros de diferentes cooperativas y sindicatos alzan pancartas que exigen respeto, precios justos, amor a la tierra y responsabilidad política. Los tractores, estacionados y vacíos, son los primeros testigos de la protesta pacífica que llevan a cabo sus propietarios.

Claxons, silbatos y sirenas se unen al alboroto que generan todas las personas asistentes a la manifestación. También se escuchan consignas y algún cohete esporádico que deja un rastro de humo y olor a pólvora entre la multitud. Desde primera hora de la mañana, autobuses y tractores han transportado al centro de València a trabajadores de las asociaciones más importantes del territorio valenciano, la mayoría equipados con chalecos reflectantes y sombreros de paja. Antes de iniciar la marcha que recorrerá la capital, los manifestantes se congregan en la plaza de San Agustín, donde sujetan y levantan las pancartas que recogen algunas de sus principales reivindicaciones.

"Hemos aguantado muchos años sufriendo y hemos llegado a la conclusión de que ya no sacamos ni los gastos", denuncian algunos integrantes de la Cooperativa Agrícola Nuestra Señora del Oreto (CANSO) de L'Alcúdia. Los agricultores insisten en la necesidad de aumentar los precios hasta alcanzar cantidades justas con las que poder vivir, y recriminan a los políticos la falta de responsabilidad y compromiso en relación con sus promesas.

La Cooperativa Agrícola San Bernardo de Carlet (CoopCarlet) también marcha entre la aglomeración. Sus miembros transmiten su descontento con las cantidades que cobran por su producción y su trabajo, y confían en la capacidad de la tractorada para cambiar la situación actual porque, de no ser así, "el campo se acabará en tres años", como expone uno de los agricultores. Denuncian la injusticia de los precios de los productos en los supermercados en comparación con los suyos, que no les permiten cubrir ni los seguros. "Hoy no hay nada de la tierra que valga nada", afirman con resignación. Su única demanda es poder vivir con dignidad.

Manolo Bertí, integrante de la Unión de Labradores y Ganaderos, se suma a la exigencia de precios justos para los productores del campo en las calles de València. Su sindicato se muestra en contra de que prácticamente todos los beneficios de la cadena alimentaria se concentren en "los últimos eslabones de la cadena, que están monopolizados y abusan de su posición". Lucha con la esperanza de que se establezcan medidas que acaben con la desigualdad y la precariedad existentes. Bertí valora el trabajo en bloque que están llevando a cabo los diferentes labradores por la mejora del sector agrario y del mundo rural.

Los tractores siguen estacionados mientras la marea de agricultores y ganaderos avanza en masa. Ni el calor ni el gentío impiden a los trabajadores alzar la voz por la dignidad del trabajo en el campo. Rostros de todas las edades, incluso de gente joven que trabaja la tierra desde sus primeros años de vida, reflejan la indignación y el cansancio a los cuales les aboca su situación. "No es ineficacia, es avaricia de la cadena, es incompetencia de los políticos". "El labrador y el ganadero valenciano exige el respeto y la dignidad que nuestro trabajo merece". Las pancartas guían a la multitud por las calles de la ciudad y, quizás, hacia un futuro más justo.

 

 

 

 

 

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