La suspensión de la celebración de la festividad de la Virgen de València ya se había puesto encima de la mesa hace unas semanas. Y es que no se esperaba que, para el mes de mayo, estuviera permitido la celebración de actos tan multitudinarios como los que tienen lugar el día de la Mare de Déu, patrona de la Comunitat Valenciana.
Bailes populares, procesiones o el traslado de la Virgen congrega, cada año, a cientos de personas que no se quieren perder la oportunidad de tocar o tan solo ver, de lejos, a la Geperudeta. De esta manera, y con el estado de alarma todavía activo, la celebración de la festividad de la Virgen, prevista para el segundo domingo de mayo, correrá la misma suerte que la de las Fallas o las Hogueras de Alicante.
Desde el arzobispado han informado que los actos religiosos previstos para esas fechas se mantendrán, pero a puerta cerrada y sin presencia de fieles. Asimismo, han apuntado que, siempre que fuera posible, no se descarta poder hacer el traslado de la imagen más adelante. "Solo y cuando fuera posible, respetando siempre las indicaciones como hasta ahora, sería nuestra voluntad que la imagen peregrina de nuestra Patrona fuera llevada en su Mare-móvil, con la colaboración de los Seguidores de la Virgen, para el traslado por diferentes barrios de la ciudad de Valencia, acudiendo concretamente a los hospitales y zonas donde más se han sufrido las consecuencias de la pandemia. No obstante, es un deseo expresado, y que dependerá de la autorización de las autoridades gubernativas".
En este punto, han señalado que, junto con el alcalde de València, Joan Ribó, están siguiendo la evolución del estado de alarma para valorar si las condiciones permiten fijar una nueva fecha para su celebración. No obstante, lo que predomina, ante todo, es el ánimo de evitar "la expansión de la pandemia en la previsible concentración de fieles que conllevaría la celebración de la festividad de la Virgen de los Desamparados de València".