La Guardia Civil de Valencia ha arrestado a dos individuos como los presuntos autores del robo que tuvo lugar en la Ermita de Sant Esteve, en Ontinyent, el pasado mes de julio. Este acto delictivo, que implicó la sustracción de una campana datada del año 1945 y valorada en 3.000 euros, causó una gran conmoción entre los vecinos de la localidad debido a su importante valor sentimental.
La investigación comenzó tras la denuncia del robo en julio de 2023. La Ermita de Sant Esteve, un lugar de gran importancia histórica para los habitantes de Ontinyent, fue objeto de un ataque vandálico en el que se llevaron la campana principal. Este suceso despertó una profunda indignación entre los vecinos y vecinas, que rápidamente movilizó esfuerzos para recuperar la pieza robada.
Identificación y arresto de los sospechosos
Las pesquisas de la Guardia Civil se centraron en rastrear el paradero de la campana y dar con los responsables del delito. Gracias a un meticuloso trabajo de investigación, los agentes lograron identificar a dos hombres, de 29 y 34 años, ambos de nacionalidad española, como los principales sospechosos. Los individuos, en un intento de dificultar el rastreo de la campana, la habían puesto a la venta en una empresa de reciclaje situada en otra provincia.
Finalmente, la Guardia Civil procedió a la detención de los sospechosos la semana pasada en la capital de la Vall d’Albaida. A ambos se les imputa un delito de robo con fuerza en las cosas, un cargo que podría acarrearles severas consecuencias legales debido al valor tanto material como emocional del objeto sustraído.
Las diligencias del caso han sido entregadas al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 1 de Ontinyent, que ahora se encargará de seguir el procedimiento judicial correspondiente. Este tribunal determinará las medidas que se tomarán contra los detenidos y las posibles sentencias que enfrentarán.
La campana de la Ermita de San Esteve no solo tenía un valor económico considerable, sino que también representaba un símbolo cultural y religioso para los habitantes de Ontinyent. Datada en 1945, la campana había sido testigo de innumerables eventos y ceremonias a lo largo de los años, convirtiéndose en una pieza insustituible del patrimonio local.