Un agente en prácticas de la Policía Nacional ha protagonizado esta semana un heroico rescate en la localidad valenciana de Aldaia, al salvar la vida de una bebé de tan solo un mes de edad que se había atragantado y no podía respirar. Gracias a la rápida intervención del agente, la neonata logró expulsar los grumos de leche que obstruían sus vías respiratorias y recuperó la respiración.
Los hechos ocurrieron alrededor de las nueve de la noche del lunes, cuando una pareja, visiblemente alterada, se acercó a un grupo de agentes que realizaban labores de vigilancia en la zona. La mujer llevaba en brazos a la bebé, que no mostraba signos de respiración, mientras su rostro hinchado y su inmovilidad indicaban la gravedad de la situación.
Sin perder un segundo, uno de los agentes, que se encuentra en periodo de prácticas, verificó que la bebé efectivamente no respiraba y, con gran pericia, procedió a realizar la maniobra de Heimlich adaptada para neonatos. Tras abrirle la boca, colocó a la pequeña sobre su antebrazo boca abajo y aplicó varios golpes controlados en su espalda. La rápida intervención surtió efecto, logrando que la menor expulsara los grumos de leche que bloqueaban su respiración. Después de repetir la maniobra, la bebé finalmente comenzó a llorar, señal de que había recuperado la respiración.
Según manifestaron los padres, la pequeña había ingerido un biberón poco antes del incidente. A medida que se desarrollaban los acontecimientos, los agentes solicitaron asistencia sanitaria, y la bebé fue trasladada a un centro hospitalario para una observación más detallada.
Este valiente acto subraya la importancia de la formación y preparación continua de los agentes, incluso aquellos que aún se encuentran en prácticas, y destaca la capacidad de reacción en situaciones críticas que pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte.