La presunta víctima más joven de Jorge Ignacio P.J., supuesto asesino de Marta Calvo, Arliene Ramos y Lady Marcela Vargas, ha afirmado ante el tribunal que juzga al acusado que concertó un encuentro con él en diciembre de 2018 en el que llegó a perder el conocimiento y no recuerda ni si mantuvo relaciones sexuales: "Me dio cocaína, quedé inconsciente y no sé cuánto tiempo estuve así. Él no llamó a la ambulancia".
Así se ha pronunciado la víctima, en calidad de testigo, ante el jurado que juzga a Jorge Ignacio P.J., acusado de tres muertes y de intentarlo con otras ocho mujeres más en el periodo de 15 meses, desde verano de 2018 hasta el 7 de noviembre de 2019, fecha en la que falleció la última de las víctimas y cuyo cadáver no ha sido aún localizado.
Jorge Ignacio se enfrenta, tal y como reclama Fiscalía, a 130 años de cárcel por 11 delitos de abuso sexual --tres de ellos como medio necesario para un delito de homicidio y siete para un delito de lesiones--; y un delito contra la salud pública.
Por su parte, los padres de Marta Calvo, quienes ejercen en el procedimiento como acusación particular, piden para el acusado la prisión permanente revisable. Las otras víctimas personadas en la causa también reclaman esta pena. La defensa reclama la absolución.
En esta jornada ha declarado la segunda presunta víctima del acusado, con quien quedó el 19 de diciembre de 2018 en una vivienda de Isabel la Católica de L'Ollería. La joven ha explicado que en ese momento tenía 18 años recién cumplidos y que conoció al acusado a través de un sitio web en el que anunciaba sus servicios sexuales.
Jorge Ignacio, ha narrado, se puso en contacto con ella y le preguntó si podían hacer una 'fiesta blanca', que era "consumir cocaína", a lo que accedió. Quedaron en València sobre la 1 de la madrugada y él la recogió en un coche para trasladarse hasta L'Ollería. A mitad camino detuvo el vehículo y le ofreció consumir cocaína, a lo que ella accedió. Él no tomó nada.
"Paró el coche y sacó una bolsa de cocaína muy grande, exageradamente grande, que le ocupaba las dos manos", ha descrito. Tras ello, continuaron la marcha hasta llegar a una vivienda, en la que le sacó una copa de vino "preparada", con la botella abierta. "Estaba exageradamente amarga y no bebí mucho", ha dicho.
Seguidamente le ofreció más droga y le pidió mantener relaciones sexuales sin preservativo. Ella se negaba. En un momento determinado se empezó a encontrar muy mal y a escuchar la música acelerada, con lo que le pidió que le dejara sentarse porque estaba mareada.
Mientras tanto, él insistía en mantener relaciones sin protección y en que la víctima consumiera cocaína, droga que le introdujo en su lengua con uno de sus dedos sin que ella pudiera reaccionar. Luego intentó ponérsela en sus partes íntimas pero ella se negó. "Me dijo que era muy divertido, que no pasaría nada y le contesté que no quería", ha narrado.
La joven, según ha explicado al tribunal del jurado, seguía encontrándose mareada y el acusado dejó de estar "tan simpático" para volverse "serio y con la mirada fría". "Accedí a tomarme la última droga porque estaba siendo muy pesado y para ver si se callaba. Ya no recuerdo nada más", ha aseverado.
"Me desperté --ha proseguido-- y él estaba encima de mí como dándome bofetadas en la cara. Me levanté de la cama y cuando iba a ponerme de pie me caí porque no me funcionaban las piernas. Él me levantó, me cogió medio en brazos y me llevó hasta el baño, donde me duchó. Me enjabonó y me ayudó a salir de la bañera porque no era capaz de calcular la distancia", ha dicho.
Tras ello, regresó al cuarto y el acusado le comentó que había estado inconsciente. "Yo pensaba que me había quedado dormida porque no recordaba nada. Me dijo al principio que había estado inconsciente durante 20 minutos y cuando le pregunté que por qué no había llamado a la ambulancia me dijo que solo habían sido cinco minutos", ha expuesto.
Y ha añadido: "Me quedé sorprendida porque cuando alguien se queda inconsciente llama a la ambulancia. No entendí la reacción. También me dijo que había convulsionado. Luego me preguntó si quería seguir y le dije que no. Me pagó 100 euros y nos marchamos", ha señalado, para agregar: "Cuando llegué a València me percaté de que los 100 euros que me había dado me los había quitado antes de mi monedero".
La víctima ha afirmado que desconoce cuánto tiempo pudo estar inconsciente: "Estuve unas tres o cuatro horas sin tocar el teléfono móvil y eso no era normal. Solía cogerlo y tocarlo para cambiar la música o algo. Me resultó extraño estar tanto tiempo desconectada", ha narrado. "Creo que estuve como siete horas allí. No era consciente del tiempo que había pasado", ha apostillado.
Durante todo ese tiempo, la joven ha manifestado que no vio al acusado ni beber ni consumir cocaína. "No bebió ni el vino que me trajo. Él llevaba una botella de agua. Tampoco recuerdo si mantuvimos relaciones sexuales. Cuando me desperté estaba desnuda y él no llevaba la parte de arriba pero la de abajo no me acuerdo", ha señalado.
VOLVIÓ A CONTACTAR
Al año siguiente de ocurrir los hechos, el acusado, a quien tenía bloqueado en su teléfono móvil, volvió a intentar contactar con ella a través de su correo electrónico, pero nunca llegó a leer el mensaje.
Ha afirmado que lo reconoció gracias a sus padres, a quienes les había contado lo que le había ocurrido esa noche: "Les conté parte de lo que me había pasado y eso les recordó al caso de Marta Calvo y me dijeron que viera el caso. Lo busqué por internet y lo ví. Sabía que había estado con él y, además, en los mails salía su nombre. Me acordaba muy bien de su cara", ha añadido.
Como consecuencia de lo sucedido, la joven ha tenido que ser tratada por una psicóloga: "Tuve muchos problemas, pesadillas recurrentes y necesitaba apoyo para zanjar el tema, para no soñar ni pensar en él", ha explicado.
OTRA 'FIESTA BLANCA'
Por otro lado, en la sesión de este miércoles también ha declarado una chica con la que contactó el acusado el 10 de noviembre de 2019, tres días después de la desaparición de Marta Calvo. Ha afirmado que tuvo una conversación con Jorge Ignacio por WhattsApp en la que él le propuso una 'fiesta blanca'.
"Le dije que sí pero no concreté ni cita ni nada", ha añadido, por lo que nunca llegó a verle. Ha explicado que la Guardia Civil le llamó para preguntarle por esta conversación tras haber rastreado el móvil del acusado y ella les entregó el teléfono. Ha indicado que el acusado se mostraba muy empático y que lo que ella entiende por 'fiesta blanca' es consumir cocaína si se quiere, pero en ningún caso introducirla en las partes íntimas.