La Comunitat Valenciana sigue avanzando para liderar la lucha contra el cáncer con la construcción del Centro de Protonterapia en el Hospital Universitario La Fe de Valencia. Un equipo, donado por la Fundación Amancio Ortega, indicado para el tratamiento de pacientes oncológicos pediátricos, así como para tumores de difícil acceso, tales como los cerebrales, de cabeza y cuello, médula espinal, pulmón, tumores oculares y sarcomas, entre otras patologías oncológicas.
Un tratamiento más preciso, menos invasivo y más avanzado en la lucha contra el cáncer mediante radioterapia que se implementará, por fin, en el Sistema Nacional de Salud. Y es que cabe destacar que esta técnica es clave en la curación de muchos tipos de cáncer y mejora la calidad de vida de miles de pacientes.
En este sentido, la Generalitat Valenciana ha prorrogado, hasta octubre de 2029, el convenio entre el Ministerio de Sanidad, la Fundación Amancio Ortega y las consellerias competentes en materia de salud de las comunidades autónomas de la Comunitat Valenciana, Andalucía, Canarias, Cataluña, Galicia, Madrid y País Vasco, para la colaboración en la implantación de la protonterapia.
A través de este convenio, suscrito en octubre de 2021, la Fundación Amancio Ortega se compromete a donar 280 millones de euros al Ministerio de Sanidad para la adquisición de 10 equipos completos de esta tecnología y, una vez suministrados, el Ministerio los pondrá a disposición de las comunidades implicadas en el proyecto, que se encargarán de su instalación, mantenimiento y gestión.
De esta manera, en virtud del convenio, la Fundación Amancio Ortega financia su compra y, por su parte, la Generalitat, a través de la Conselleria de Sanidad, se hace responsable de la inversión necesaria para su instalación, puesta en funcionamiento y mantenimiento. De hecho, ya han comenzado las obras para la construcción de este edificio donde se ubicará el equipo de protonterapia – en una parcela junto al Hospital La Fe – que conectará subterráneamente con el Servicio de Oncología Radioterápica del hospital.
Una inversión de más de 20 millones de euros
La Generalitat Valenciana ha adjudicado la obra del nuevo edificio por 21,5 millones de euros. Asimismo, se hará cargo de la instalación y puesta en funcionamiento del equipamiento tecnológico, los recursos humanos, el plan de formación del personal y el mantenimiento. Está previsto simultanear la ejecución de las obras de construcción de la propia edificación con la instalación del equipo de protonterapia para poder hacer uso cuanto antes de esta tecnología.
No obstante, estos equipos requieren de la construcción de un gran búnker de hormigón armado para contener las radiaciones ionizantes y el calor que desprende el proceso de producción de protones a partir de átomos de hidrógeno. Asimismo, el contenedor tendrá unas paredes con un espesor de 2,5 metros de ancho para evitar cualquier tipo de filtración.
Es destacable señalar que en el centro del edificio se ha diseñado un gran patio verde brillante a modo de espacio natural para lograr influir positivamente en el estado de ánimo y el tiempo de recuperación de los pacientes. También se han dispuesto áreas acogedoras y espaciosas que respeten la privacidad y brinden tanto a los pacientes como al personal médico una sensación de seguridad y confianza.
El coste del equipo de protonterapia y del equipamiento complementario, donado por la Fundación Amancio Ortega, se eleva a 29,04 millones de euros y forma parte del Programa para la Implantación de la Protonterapia en el Sistema Nacional de Salud.
¿Cuándo se pondrá en marcha la protonterapia en Valencia?
La previsión es que tanto la obra como la instalación del equipamiento finalice a finales de mayo de 2027 y tras dos meses para la calibración y comprobación de los equipos, a finales de julio o principios de agosto de 2027 pueda tratarse el primer paciente con esta técnica avanzada.
La terapia de protones
La terapia con protones o protonterapia es la modalidad de radioterapia externa de mayor precisión, que aporta mejor distribución de la dosis y, por tanto, menor irradiación de los tejidos sanos y menor riesgo de efectos radioinducidos innecesarios.
Su aplicación supone un gran avance clínico, ya que disminuye los efectos adversos tardíos en los tejidos y órganos que rodean al tumor, al tiempo que se reducen las posibilidades de desarrollar segundos tumores, una de las principales consecuencias de la radioterapia convencional, especialmente entre los menores.