La provincia de Valencia ha sido víctima de la peor gota fría del siglo, que ha dejado municipios completamente arrasados, centenares de víctimas y personas que continúan desaparecidas. Ahora, en pleno proceso de reconstrucción, no solo es de vital importantes saber cómo actuar para ayudar a personas que se han visto afectadas, sino también adoptar medidas de protección personal para evitar infecciones, así como prestar especial atención a la salud mental.
De todo esto hablamos, en Valencia Extra, con Patricia Marín Maicas, directora del Centro de Promoción de la salud y prevención de la Universidad Internacional de Valencia.
¿Cómo actuar si rescatamos, ayudamos o nos encontramos a algún herido por la DANA?
La conducta siempre ante una situación de urgencia o emergencia, es Proteger, Avisar y Socorrer. Por ese orden. No hay que olvidar bajo ninguna premisa que la protección de las personas que realizan la ayuda es fundamental para no convertirse en potenciales víctimas y puedan empeorar la situación inicial añadiendo más caos. Una vez evaluado que no hay riesgo para la persona que ofrece la ayuda, es importante dar aviso a las autoridades competentes (112) alertando de la situación. En cuanto, al socorro de la persona, dependerá de la situación sanitaria en la que nos encontremos. Es esencial valorar en primer lugar si hay un riesgo para la vida de la persona o amenaza evidente como puede ser la pérdida del nivel de conciencia, la ausencia de respiración o respiración inadecuada o presentar una herida abierta extensa o el atrapamiento de alguna extremidad o zona) ya que, si esto acontece, requiere de servicios sanitarios de forma extremadamente urgente. Si no nos encontramos en este escenario, y tras valorar la ausencia de peligro para el rescatador y sin riesgo inminente para la vida de la persona, la persona puede moverse por sí misma y habla (y, por lo tanto, respira) la deberemos acompañar a un lugar seguro, seco y caliente, ofrecerle acompañamiento y no dejarla sola, así como tratar de cubrir sus necesidades básicas ofreciendo algo de comer o beber si no hay ninguna contraindicación al respecto.
¿Qué medidas de protección debemos adoptar?
Es muy necesario seguir las recomendaciones emitidas por los organismos oficiales competentes en materia de Salud Pública y Prevención. En resumen, podrían ser las siguientes recomendaciones generales:
1. Protección de las personas: Equipos de protección individual compuestos por mascarilla, ropa impermeable que cubra brazos y piernas, botas de goma, guantes protectores y protección ocular.
2. Cortar gas y electricidad. Prevención especial inhalación de monóxido de carbono.
3. Retirar todos los enseres mojados, el agua estancada lodo y barro. No eliminarlo hacia el alcantarillado de la red publica para evitar taponamientos que pueden agravar el problema.
4. Ventilar los espacios cerrados antes de proceder a las tareas de limpieza y evitar en la medida de lo posible, producir polvo en suspensión ya que produce aerosoles que pueden ser inhalados.
5. Limpiar y desinfectar superficies con lejía preferentemente. Si se aprecia moho evitar aerosolizar e inhalar el polvo en las tareas de limpieza.
6. No consumir alimentos en los que se haya roto la cadena de frío (por ejemplo descongelación debido a los cortes de luz) o que hayan estado en contacto con el agua (incluidos los alimentos enlatados herméticos sin realizar un proceso de desinfección previo como por ejemplo hirviendo el recipiente unos minutos antes de abrirlo).
7. Realizar higiene de manos con agua y jabón siempre antes de preparar o ingerir cualquier alimento, así como antes de tocar cualquier zona del cuerpo sin protección (ojos, boca, nariz, etc.).
8. Gestionar los residuos de forma correcta, tratando de aislarlos y evitando la contaminación cruzada con superficies o elementos de las zonas limpias.
¿Cómo se puede ayudar a aquellas personas con movilidad reducida?
La movilización de las personas con movilidad reducida es un reto en una catástrofe de esta magnitud ya que nos encontramos en zonas con una accesibilidad muy limitada y entorpecida por el daño estructural de la mayor parte de las zonas afectadas. En el caso que, por la magnitud de la tragedia, sea necesario desplazar a los afectados a otra zona por su seguridad o por la necesidad de asistencia continua, deberá ser realizado por personal especializado para poder llevar a cabo el traslado sin asumir ningún riesgo para la vida de las personas que ayudan ni de la propia persona con movilidad reducida. En cambio, si nos encontramos con personas que pueden permanecer en sus domicilios pese a tener movilidad reducida, ya que éstos no han sido dañados estructuralmente y cuentan además con personas que viven con ellos y que pueden cuidarlas, una de las acciones que se suele llevar a cabo es identificar y registrar dónde se encuentran ubicadas esas personas con movilidad reducida con el fin de poder gestionar la asistencia necesaria cubriendo las necesidades físicas, sanitarias y emocionales por parte de las autoridades competentes (esencialmente los equipos de los Ayuntamientos y ayuda humanitaria o equipos de voluntarios de forma coordinada).
Por otra parte, desde Salud Pública se está aconsejando a la población que tomen una serie de medidas de precaución para evitar infecciones, ¿hasta cuándo se deberían tomar estas medidas? ¿Por qué son tan importantes?
Las medidas deberían tomarse hasta que el lodo, fango y el agua estancada haya desaparecido de las zonas afectadas, así como hasta que se haya realizado una limpieza y desinfección de las superficies. En este momento, no hay un intervalo de tiempo concreto establecido, sino que dependerá del ritmo con el que se pueda ir declarando las zonas como limpias y seguras. En cualquier caso, cabe extremar la precaución para prevenir cualquier contagio accidental.
Tras los desastres, la contaminación de las aguas por el crecimiento de bacterias, por la contaminación química o por desechos orgánicos es uno de los principales aspectos que hay que tener en cuenta. Las aguas estancadas, unido a las altas temperaturas de esta zona son un foco potencial de proliferación bacteriana. Por tanto, hay que extremar la precaución al entrar en contacto con superficies afectadas o sumergidas en agua desinfectando posteriormente todo lo que haya entrado en contacto con ello. Prestar atención especial a la higiene de manos antes de las comidas, y a consumir agua embotellada incluso para lavarse los dientes.
¿De qué manera afecta estas catástrofes a la salud mental y cómo podemos cuidarla?
Es importante además de todo lo anterior, dedicar los esfuerzos necesarios a prestar atención a la salud mental tras una catástrofe de esta magnitud. Además de la asistencia y soporte emocional de las personas y allegados que han sufrido una pérdida humana, es necesario poner el foco en toda la población afectada. Una vez pasados los momentos iniciales en los que las necesidades básicas son esenciales para asegurar la supervivencia de las personas, es esperable que aparezcan a posteriori episodios de dificultades relacionadas con la salud mental debido al alto impacto del suceso en personas de cualquier edad o condición socioeconómica. Por ello, una de las cuestiones esenciales es ser capaz de contar con los recursos necesarios para afrontar esta presumible demanda que afectará a la población especialmente dañada pero también extensiva a personas de la población general que hayan podido colaborar en las tareas de voluntariado, así como familiares y amigos de personas afectadas. Para ello resultará fundamental contar con una red de profesionales psicólogos expertos en la atención en urgencias y catástrofes, que de forma sostenible en el tiempo, puedan prestar primeros auxilios psicológicos a la población afectada y a todas las personas que lo requieran.