"Si no tenemos casa, ocupamos la plaza". Este es uno de los lemas que más se escucharon en la manifestación que tuvo lugar el pasado sábado en València por el problema de la vivienda y el alquiler. Y del dicho al hecho, unas 50 personas aproximadamente acamparon esa misma noche en la Plaza del Ayuntamiento de la ciudad. En total, este martes se han cumplido ya tres noches desde que las tiendas de campaña se situaron en la calle, que han ido creciendo en número y ocupación a lo largo de los últimos días.
Desde la plataforma València no està en venda aseguran que la iniciativa no surgió de parte de una persona o agrupación concreta, sino que se estableció como una especie de acuerdo entre varios manifestantes. Alberto, portavoz de la asocación, explica que se trató de algo espontáneo. "Acampar fue una idea totalmente autónoma. Todos los que estamos aquí lo hacemos a título individual", indica el joven. Una vez se acordó continuar con la reivindicación, se contactó con varios colectivos que contaban con recursos para poder realizar la acampada. Además, los organizadores de la manifestación estuvieron de acuerdo con la propuesta e inmediatamente ayudaron a montar las tiendas.
Si bien la Plaza del Ayuntamiento se escogió como espacio de asentamiento por ser el lugar donde terminó la marcha reivindicativa, distintos portavoces de la organización están de acuerdo en que la explanada constituye un sitio idóneo para las protestas. "Es uno de los sitios más transitados de la ciudad. La visibilidad es absoluta y el impacto que se puede generar se maximiza", sentencia Diana, otra de las personas de la asociación que se encargan de dar voz a los integrantes de la acampada. Nacho, de València no està en venda, explica que el hecho de que se hayan podido establecer frente a un edificio institucional como es el Ayuntamiento de Valencia facilita el transporte de la reivindicación a los poderes políticos, pues los tienen justo delante. "Es la plaza de la ciudad, la de todos los vecinos, es el sitio que nos representa a todos los que vivimos aquí", argumenta.
Los tres manifestantes destacan positivamente la ayuda de los vecinos de la zona, quienes se han volcado en aportar recursos como agua, alimentos y sombrillas. "Constantemente están viniendo personas a preguntarnos si necesitamos algo, nos escriben todos los días para ver cómo estamos", explica Alberto. De hecho, la mañana del lunes, una casa de comidas preparadas del barrio llevó dos paellas, y varios comercios de alrededor de la plaza ofrecen sus baños para que los utilicen los acampados. Diana considera que la respuesta popular ha sido "magnífica" y comprende perfectamente que la gente se haya volcado en ayuda. "La gente comprende el motivo por el cual estamos aquí, porque al final lo que estamos reivindicando son cosas que sufren o ha sufrido toda prácticamente toda la ciudadanía valenciana en algún momento", opina la joven.
Con respecto a los afectados por el problema de la vivienda, se ha hecho mucho hincapié en los jóvenes. No obstante, desde València no està en venda, aseguran que hay otros grupos sociales que también se encuentran con muchos obstáculos para acceder a un alquiler. En especial, los portavoces de la plataforma destacan al colectivo LGTBI, a las personas racializadas y a los discapacitados.
Según Diana, los dueños de las viviendas de alquiler se aprovechan de la situación de desprotección en la que se encuentran estos colectivos minorizados. "Estos grupos sufren estigmatización y se enfrentan a muchos prejuicios en la sociedad. Los caseros saben que no van a recibir apoyo institucional y les plantean contratos con exigencias absurdas", dicta la portavoz. Alberto, por su parte, hace hincapié en que el sesgo y la discriminación que sufren estos grupos sociales se trata de un problema estructural. "En València no està en venda nos encargamos de representar también a los que no pueden estar aquí, es decir, a toda persona que se encuentre precarizada", dice el joven.
A la pregunta de qué se busca conseguir con la acampada, los tres llegan a una conclusión clara: expandir la lucha y conseguir respuestas y soluciones de parte de las instituciones. "Queremos que las demandas que se escucharon el sábado pasado no queden en papel mojado y que se cumplan", sentencia Nacho. Unas peticiones que tienen tres puntos concretos: el derecho a la vivienda, la oposición a la turistificación de la ciudad y la defensa del territorio. "Pedimos que los espacios públicos dejen de ser para la gente que viene a hacer turismo y empiecen a ser para los habitantes de la ciudad", explica Alberto. "Que vivir en Valencia no sea un lujo", indica Diana, "las personas que no somos burguesas ni tenemos poder económico también deberíamos tener derecho a vivir aquí".
Por último, los manifestantes realzan la importancia de que los medios de comunicación actúen como método de reproducción del discurso, puesto que València no es la única ciudad española afectada por este problema.