Sociedad

Sequía e incendios devastadores: La Comunitat Valenciana se prepara para los efectos del año más cálido

La lucha contra los incendios desestacionalizados requiere un enfoque integral que combine la mitigación del cambio climático, la gestión forestal sostenible y la participación activa de la sociedad

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Incendio forestal en Montroi. Imagen del Consorcio Provincial de Bomberos

El cambio climático es una realidad cada vez más evidente en la Comunitat Valenciana, y sus efectos se manifiestan de diversas formas que impactan en el medio ambiente y en la vida de sus habitantes. Al igual que otras regiones del mundo, se está experimentando un aumento significativo de las temperaturas medias.

En nuestro caso concreto, esta tendencia se traduce en veranos más cálidos y prolongados, con todo lo que ello supone: sequía e incremento exponencial del riesgo de incendios forestales devastadores, que cada vez se dan más allá de su periodo estacional, como el registrado en Tàrbena este pasado mes de abril.

Y es que el territorio valenciano se enfrenta a un desafío cada vez mayor debido a la incidencia de incendios forestales que ocurren fuera de la temporada habitual. Este incremento de incendios desestacionalizados está estrechamente relacionado con el cambio climático y ha generado preocupación entre los expertos y las autoridades.

Solo en los dos primeros meses de 2024 se registraban un total de 88 incendios en la región, una cifra alarmante que pone de manifiesto la gravedad del problema. Estos incendios no solo representan una amenaza para la biodiversidad y los ecosistemas naturales, sino que también ponen en peligro la seguridad y el bienestar de los núcleos poblacionales.

Viviendas en medio del monte calcinado por el incendio forestal de Bejís

¿Cómo será el verano de 2024?

Ante esta realidad, ¿qué verano nos espera este año? Rafael Armengot, meteorólogo, miembro de la junta directiva de la Associació Valenciana de Meteorologia (AVAMET) y doctor en geografía, lo tiene claro: “el curso que lleva el año actual es que probablemente sea el más cálido de toda la serie”.

Armengot augura que el verano “será muy cálido y con la humedad en la costa muy elevada”, aunque destaca que pese a que el Mediterráneo ha estado este invierno con temperaturas mucho más altas que de normal, "lo que es toda la franja costera (100-150 kilómetros hacia el interior del mar) está teniendo temperaturas relativamente bajas, favorecidas por el viento de poniente que ha hecho emerger las aguas más profundas. Actualmente, la temperatura es de unos 17 ºC, cifra, de momento, relativamente moderada. Pese a ello, la perspectiva es que tengamos un verano de mucho calor”.

Una de las consecuencias aparejadas del incremento de las temperaturas son las noches tropicales y que este año podrían estar por encima de la media. “No sé si llegaremos al récord de noches tropicales. En la década de los 80 y los 90 no eran habituales, pero ahora prácticamente todas las noches de los meses de julio y agosto se dan valores por encima de los 20 ºC. Este año seguiremos en valores altísimos y las noches serán agobiantes por la sensación de humedad. Además, el aumento de las temperaturas se ha manifestado más en las mínimas que en las máximas”, anuncia el doctor en geografía.

Una mujer se abanica por el calor en una ciudad de la Comunitat Valenciana

Riesgo extremo de incendios

Y es que el verano mediterráneo ofrece pocas sorpresas, ya que es casi el único clima mundial en el que esta estación es la más seca, una realidad que conlleva muchos problemas. “Nos pone en una situación de gran tensión hídrica, y más cuando venimos de un año hidrológico que desde octubre nos deja unas precipitaciones entorno al 20%-25% de lo que sería normal. Los bosques lo sufren de una manera tremenda, los acuíferos están sufriendo un gran descenso de sus niveles…”. 

Ello nos lleva a que van a ser, más si cabe, unos meses en los que habrá que poner especial atención a la montaña. “Va a ser un verano muy preocupante. Deseo que las autoridades que regulan las actividades en la montaña estén al nivel requerido, ya que si normalmente los riesgos ya son muy altos, este verano serán extremos. Hay que parcelar nuevamente el territorio promoviendo los terrenos agrícolas, para que sean un cortafuego natural”, considera el experto, que añade que “normalmente nos centramos mucho en hablar de temperaturas, pero el hecho más preocupante es el de la sequía por la ausencia de precipitaciones que sufrimos”.

Para Armengot, “el calentamiento contribuye, por ejemplo, en potenciar la posibilidad de incendios, como es el caso de la sequía. Sin embargo, la principal problemática que provoca los grandes incendios es el abandono de cultivos, que lleva a que los cortafuegos naturales que constituían los campos cultivados dejen de existir. Una pequeña chispa llega a causar un gran incendio porque nada los detiene. Además, en la inmensa mayoría los incendios son de causa humana, o provocados o por negligencia”.

Zonas agrícolas como cortafuegos naturales

La parcelación del territorio utilizando zonas agrícolas como cortafuegos naturales es una estrategia innovadora y sostenible para la prevención de incendios forestales. Esta técnica, que combina la gestión agrícola con la planificación territorial, ofrece múltiples beneficios tanto para la seguridad medioambiental como para la economía rural.

Por ejemplo, previene incendios, ya que las zonas agrícolas actúan como barreras físicas que dificultan la propagación de incendios forestales. Al interrumpir la continuidad del combustible vegetal, se reduce significativamente el riesgo de que un incendio se extienda a grandes áreas forestales.

Por otro lado, la creación de cortafuegos naturales contribuye a la conservación de los ecosistemas al prevenir la destrucción masiva causada por los incendios. Esto es crucial para la biodiversidad y para mantener los servicios ecosistémicos que los bosques proporcionan, como la regulación del clima y la conservación del suelo.

Asimismo, integrar zonas agrícolas en la planificación del territorio promueve prácticas agrícolas sostenibles. Los agricultores pueden beneficiarse de incentivos para cultivar áreas específicas que actúen como cortafuegos, al mismo tiempo que producen alimentos y generan ingresos.

Esta estrategia también puede impulsar el desarrollo rural al proporcionar nuevas oportunidades económicas para los agricultores y fomentar el uso multifuncional del territorio. La diversificación de las actividades económicas en las zonas rurales contribuye a su sostenibilidad y resiliencia.

Huerta de naranjos en zona forestal

Poner el foco en la prevención

Por su parte, el portavoz de la Comisión Forestal de Acció Ecologista-Agró, Carles Arnal, avisa de que “hay que considerar que enero y febrero son los meses en los cuales estadísticamente hay menos incendios. Si extrapolamos, por ejemplo, los datos de febrero (57 incendios) a todo el año, resultarían casi unos 700 incendios, cerca del doble de la media anual de incendios (un poco por encima de los 400). Considerando que este verano las condiciones climáticas serán más adversas, el panorama resulta muy preocupante”.

Ante ello, colectivos ecologistas reclaman una mejora de las medidas de prevención, que consideran “ancladas en los años 70 y 80”. “No hay ninguna excusa para no dedicar más dinero, más esfuerzos y una estrategia mucho más decidida a evitar los fuegos. No hay ningún motivo para no reforzar más la verdadera prevención, que ahora recibe un porcentaje miserable de las inversiones en los planes de prevención”, insisten desde Acció Ecologista.

Con el cambio climático, la extinción de los fuegos se hará cada vez más difícil. Por ello, es esencial proponer un plan de actuación adecuado para actuar antes de que se inicie. “Cuando tienen que actuar los equipos de extinción es porque ya ha fracasado la primera fase: la prevención, y esta debería ser la prioridad”, destacan.

La acción humana está detrás del 80% de incendios

Esta desestacionalización de los incendios plantea nuevos desafíos para su prevención y extinción. Por un lado, es fundamental abordar las causas subyacentes de los fuegos, que en su mayoría (más de un 80% según datos de la Comisión Forestal de Acció Ecologista-Agró) son de origen humano. La negligencia, el descuido y las actividades irresponsables, como las quemas agrícolas o el mal uso del fuego, pueden desencadenar incendios devastadores que tienen un impacto duradero en el medio ambiente y en la sociedad.

“Los incendios no son un castigo divino, no son naturales al 80%, son un problema humano. Un problema social y cultural. O abordamos las causas, o pagaremos las consecuencias”, avisa Arnal.

Por ello, se urge a reformar la política de prevención de incendios en la Comunitat Valenciana después del reciente incendio en Tàrbena, calificándolo de "grave, absurdo, evitable y de origen humano". Acció Ecologista-Agró critica la falta de medidas efectivas para abordar las causas de los incendios y priorizar la prevención y propone una estrategia más decidida y recursos adicionales para prevenir los incendios de origen humano.

Desde el colectivo destacan que durante abril de 2020, cuando se prohibieron las actividades humanas en el bosque, los incendios fueron mínimos, demostrando que es posible suprimirlos con la voluntad política adecuada, criticando que la mayoría de las inversiones en prevención no se dirijan a medidas preventivas, sino a acciones que no abordan las causas de los incendios. 

Abril, un mes cálido y seco

La Comunitat Valenciana ha experimentado un abril especialmente cálido y seco, en línea con el informe climático publicado el 8 de mayo por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) que destaca el abril de 2024 como uno de los más cálidos y secos del siglo XXI.

En datos concretos, las temperaturas medias han superado en 1,3 ºC el promedio histórico del período 1991-2020, situándose en torno a los 15,5 ºC en la región. Este comportamiento térmico ha sido notablemente homogéneo, afectando tanto a zonas costeras como al interior.

El primer episodio de calor se produjo entre el 3 y el 8 de abril, seguido de otro del 11 al 17. Durante estos días, se registraron temperaturas máximas históricas en varios puntos de la Comunitat Valenciana. En Valencia, el día 12 se alcanzaron los 32,4 ºC, y en Alicante, el día 14, los termómetros marcaron 30,8 ºC. Estas temperaturas inusuales para la época del año se suman a la tendencia de calentamiento observada en las últimas décadas.

La falta de lluvias ha sido otro aspecto destacado del mes de abril en la zona. Las precipitaciones acumuladas han sido significativamente inferiores a la media histórica, registrándose solo 16 l/m², cuando el valor normal se sitúa en torno a los 40 l/m² para esta época del año. Este déficit hídrico ha situado a abril de 2024 como uno de los meses más secos de las últimas décadas.

Porcentaje de la precipitación en abril de 2024 respecto a la media entre 1991 y 2020

El informe del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) publicado el 7 de mayo señala que la reserva hídrica en la cuenca del Júcar, que abastece gran parte de la Comunitat Valenciana, se encuentra al 56,5% de su capacidad total, mientras que la del Segura está al 24,3%. Esta cifra es un reflejo de la situación general de escasez de agua que afecta a la región.

Situación de las cuencas de la Comunitat Valenciana
Ámbito Capacidad total Abril 2024 Abril 2023 Media diez años
Júcar 2.846 hm3 1.607 hm3 1.692 hm3 1.571 hm3
Segura 1.140 hm3 277 hm3 386 hm3 512 hm3

 

Más allá del incremento de las temperaturas, Rafael Armengot insiste en poner el foco en la sequía: “Estamos en una situación grave y crítica en cuanto a la falta de precipitaciones. No sabemos si es un ciclo de fuerte sequía, como el que tuvimos en 1978-1979 o 2013-2014, y volveremos a las precipitaciones habituales, o si, por contra, estamos cruzando el umbral y estamos viviendo un afianzamiento en la reducción de las precipitaciones que resultaría crítico para nuestro territorio”, advierte.

Sequía en la zona de la Albufera de Valencia

Calendario de quemas agrícolas

"Desde el principio de la legislatura" la Dirección General de Prevención de Incendios y la Conselleria de Agricultura están trabajando en encontrar la alternativa adecuada a la quema agrícola. Así lo reconocía hace unos días la consellera de Justicia e Interior, Elisa Núñéz, tras la rueda de prensa del Pleno del Consell, en el que tanto ella como la portavoz de la Generalitat, Ruth Merino, informaban que la resolución que suspendía temporalmente las quemas agrícolas en la Comunitat Valenciana para prevenir incendios forestales es "absolutamente flexible".

El conjunto de las organizaciones agrarias de la Comunitat Valenciana criticaron la resolución publicada en abril por la Dirección General de Prevención de Incendios Forestales, por la que se modificaba el período de quema estableciéndose hasta el 15 de octubre.

Pero, ¿existen alternativas a estas quemas? Las asociaciones agrícolas reclaman que se apueste por la trituración de los restos mientras la Generalitat estudia diversos escenarios.

Quema agrícola

Triturar los restos agrícolas

La Comisión Forestal de Acció Ecologista-Agró propone la trituración como una alternativa viable y sostenible para el manejo de la biomasa vegetal. Concretamente, Carles Arnal, doctor en biología y asesor principal de la Conselleria de Medio Ambiente durante el primer Botànic, destaca que esta práctica ya está contemplada en la estrategia de prevención de incendios aprobada entre 2015 y 2019, y que algunos municipios, como Ontinyent, y algunos agricultores ya la están aplicando con éxito.

Según Arnal, la trituración de la biomasa no solo reduce el riesgo de incendios, sino que también ofrece beneficios ambientales al reciclar los residuos vegetales y convertirlos en recursos útiles, como abono o pellets para calderas de calefacción. Además, resalta que los recursos económicos necesarios para implementar esta medida “son mínimos” en comparación con los beneficios que aporta en términos de prevención de incendios y conservación del medio ambiente: “económicamente no supondría ni el 1% del presupuesto de los planes municipales de prevención ya aprobados”, insiste.

Para el portavoz de Acció Ecologista-Agró es clave la colaboración entre los municipios, los agricultores, las asociaciones y las administraciones “para diseñar y ejecutar un plan integral de trituración de biomasa” y propone que la medida “sea obligatoria y generalizada” en toda la Comunitat Valenciana, con el apoyo y asesoramiento de las autoridades.

Su implementación generalizada garantizaría una reducción significativa del riesgo de incendios y contribuiría a la protección del medio ambiente.

Ontinyent presta trituradoras de poda a los vecinos para reducir las quemas en el término

Más competencia a los ayuntamientos

En el caso de La Unió Llauradora, este colectivo ha pedido a la Generalitat que reconsidere su decisión de prohibir las quemas agrícolas, emitida antes del plazo establecido, y que considere las realidades agrícolas y los riesgos meteorológicos de cada zona. 

La organización ha instado a la Generalitat a proporcionar una guía clara sobre las quemas agrícolas, “incluyendo detalles sobre las distancias, excepciones y cómo solicitar autorización de manera rápida y eficiente”. Argumentan que una prohibición generalizada no es adecuada y abogan por una regulación “adaptada a las necesidades y circunstancias locales”, así como a las condiciones meteorológicas. Por ello, proponen otorgar más competencias a los ayuntamientos para gestionar las quemas y delimitar las zonas permitidas. 

Además, sugieren incentivar la ganadería extensiva y ofrecer compensaciones a los agricultores por los servicios ecosistémicos que proporcionan, como cultivar franjas agrícolas cercanas a áreas forestales para prevenir incendios. Consideran que estas medidas beneficiarían a toda la sociedad al tiempo que se protege el medio ambiente.

Una prohibición de quemas “contraproducente”

La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) ha criticado, también, la prohibición generalizada de las quemas agrícolas hasta octubre, calificándola de "contraproducente". Según el presidente Cristóbal Aguado dejar los restos de poda secándose durante seis meses podría aumentar el riesgo de incendios en el medio rural.

La organización agraria considera que la resolución no diferencia entre campos cercanos y lejanos a áreas forestales, ni establece medidas preventivas adecuadas. AVA-Asaja solicita a la Generalitat la posibilidad de autorizar quemas “con condiciones de seguridad en momentos con menos riesgo climático”. Asimismo, pide un plan de subvenciones para adquirir trituradoras, especialmente para agricultores con dificultades de acceso a la maquinaria. 

Fotografía de un incendio forestal declarado en El Saler. Imagen: Europa Press

Quemas “flexibles”

Desde la Generalitat se insiste que el plan que de quemas es "absolutamente flexible". La consellera Elisa Núñez exponía hace unos días que el punto quinto de la resolución "permite autorizar puntualmente las quemas, tanto por razones fitosanitarias como de investigación o por otros motivos de urgencia, siempre y cuando estén debidamente acreditadas y motivadas". Añadía que el punto sexto de la resolución establece que la misma estará en vigor hasta otra nueva resolución. Por tanto, "si se dan las circunstancias necesarias de urgencia u otras, se podrán autorizar las quemas", explicaba.

En ese sentido, insistía en que modificar los periodos de quemas "es algo común" y recordaba que durante 2023 el anterior Consell del Botànic publicó entre febrero y mayo cuatro resoluciones modificando los períodos en los que se podían producir las quemas.

"Por lo cual, me reitero, es absolutamente flexible y si se modificaran las condiciones que han ocasionado que desde la Dirección General de Prevención de Incendios se produzca esta resolución, pues se modificará", insistía la consellera.

En las parcelas ubicadas a más de 500 metros de distancia de terrenos forestales podrá continuar la actividad de quema "en las mismas condiciones que existían previamente", aunque "siempre de carácter extraordinario". Únicamente se permitirán en parcelas en las que se encuentren residuos agrícolas que deban de ser eliminados por razones fitosanitarias mediante el fuego o en aquellas en las que se hayan arrancado cultivos leñosos previamente a la publicación de la resolución y estén "pendiente de quema para la replantación o transformación".

Prevención efectiva

Con todo ello, y para hacer frente a esta situación que se atisba de cara al verano de 2024, es necesario implementar medidas de prevención más efectivas y promover una mayor conciencia sobre el riesgo de incendios forestales en todas las épocas del año. Esto incluye campañas de educación pública, regulaciones más estrictas y la adopción de prácticas sostenibles en el manejo del fuego y los recursos naturales.

En última instancia, la lucha contra los incendios desestacionalizados en la Comunitat Valenciana requiere un enfoque integral que combine la mitigación del cambio climático, la gestión forestal sostenible y la participación activa de la sociedad. Solo mediante una acción colectiva y decidida podemos proteger nuestros bosques, salvaguardar nuestros bienes y preservar el futuro de nuestra región.