La Unidad de Rescate en Emergencias y Catástrofes (UREC) del Consorcio Provincial de Bomberos de València, integrada por quince personas, salía el pasado 7 de febrero en dirección a Turquía para colaborar en las labores de rescate de supervivientes del terremoto. Días intensos que terminaban el pasado domingo cuando regresaron, de nuevo, a València.
Hablamos con Ramón Pérez, jefe de la UREC, que nos hace balance de la labor realizada en Turquía, y profundiza sobre cómo fueron las condiciones de trabajo para lograr su único objetivo: salvar vidas.
¿Qué balance hacéis de la experiencia vivida en Turquía?
El balance, en general, es positivo porque hemos tenido la oportunidad de participar en una catástrofe local, y eso para los bomberos, de alguna manera, nos permite entrenar. A parte de salvar vidas, nos ha servido para hacer un máster en emergencias. Es una experiencia que nos llevamos. Además, hemos vuelto todos, no nos ha pasado nada a nadie y hemos logrado rescatar a tres personas.
Es cierto que, a nivel emocional, van surgiendo todos los pequeños reproches sobre si podías haber hecho algo más, pero son cosas que, al final, los profesionales de emergencia nos planteamos. Somos críticos con nosotros mismos e intentamos mejorar nuestra manera de trabajar, pero eso no significa que lo hayamos hecho mal, simplemente que te planteas tu actuación.
A veces, pasa desapercibido que, además de apagar fuegos, rescatáis a personas...
El bombero es un profesional del rescate. De hecho, la palabra ya ha evolucionado. Antes era servicios contraincendios y ahora son los SPIS (Salvamento, Prevención, Incendios y Salvamento).
¿Qué quiere decir eso? Que la figura del bombero ha evolucionado a todo lo relacionado con el salvamento en diferentes ámbitos. Es cierto que el rescate en el entorno de estructuras colapsadas no se da mucho en España, por suerte. Pero cuando se da, se requieren unas habilidades y destrezas que el bombero no tiene. Por eso, nosotros nos especializamos en este tipo de salvamentos, y cuando se nos da la oportunidad de participar y ayudar en un entorno de estas características, para nosotros es también un aprendizaje.
¿Cuál era la situación cuando llegasteis a Turquía?
Imagínate. Estuvimos dos días sin apenas dormir hasta llegar al emplazamiento, por el tema de la organización del dispositivo y el traslado hasta el lugar. Llegas muy cansado y pensaba que no iba a ser capaz de hacerlo físicamente. Pero cuando llegué a la población de Adiyaman y vi lo que la población estaba sufriendo, me dio un chute de adrenalina. Estuvimos dos noches más casi sin dormir.
¿Qué ha sido lo más duro?
Cuando llegamos allí, lo que hacemos es un triaje de las viviendas, que quiere decir localizar a gente con vida, porque ese era nuestro objetivo. Y eso es muy duro porque en cada escenario de derrumbe, están los familiares alrededor de su casa y lo que quieren es que rescatemos a sus seres queridos o, si están muertos, que recuperemos sus cadáveres. Es muy duro porque tienes que descartar y elegir, y tampoco sabes si has descartado un inmueble donde había una persona con vida… Eso nunca lo sabes. Por suerte, el idioma ha sido una barrera emocional nuestra, pero imagínate que eso pasa en una ciudad donde hablan tu idioma, que te están diciendo que no te vayas que ahí está su padre o su hijo…
Y, ¿cómo estáis a nivel psicológico? Habéis comentado que estabais en shock...
Exactamente. Nosotros venimos de un estado de euforia porque hemos salido bien, no nos ha pasado nada a nadie, hemos sido capaces de rescatar tres vidas… Eso es una satisfacción personal que nadie nos ha podido quitar, pero claro hemos estado en un lugar de catástrofe, hemos visto gente llorar, gente que ha perdido su familia, su casa, su trabajo… Una ciudad como Murcia totalmente desolada con muchos miles de muertos.
Entonces, ahora es cuando afloran esos sentimientos contradictorios, pero bueno, imagino que es una etapa de la emergencia, que tenemos que sobreponernos. De hecho, este viernes, el Consorcio de Bomberos ha organizado una jornada de ayuda psicosocial para que aflore todo esto y, de alguna manera, nos sirva de ayuda.
¿Cómo os ha recibido y os ha tratado el pueblo turco?
Lo que me ha llamado la atención es la solidaridad y el cariño que nos tiene la gente. Lo han perdido todo, pero lo llevaban con una entereza y una dignidad sobrecogedora. Claro, tútu ves eso y tienes que dar lo mejor de ti. Además, nos han ofrecido todo lo que tenían. Venían a nuestro campamento solo para pedirnos que les dejáramos cargar el móvil para poder seguir en contacto con sus familiares. Es la parte más humana.
¿Cómo vivisteis ese rescate de tres personas?
Con mucha emoción, sobre todo la última familia. Estábamos en el campamento base y nos avisaron de que, a 200 metros de dónde estábamos, se estaban oyendo voces. Nos miramos con un poco de escepticismo, porque durante todo el día no habíamos localizado a nadie que pudiera estar con vida en esa zona, pero fuimos a comprobarlo y nos dimos cuenta que era verdad.
Hicimos una técnica de llamada y escucha, es decir, tu alertas mediante un mensaje de voz a las posibles personas que están ahí atrapadas, dejas un silencio para ver si te responden y me respondieron. Entonces comenzó el rescate de las personas que duró seis horas. Comenzamos a las 18:00 y culminamos con éxito a las 00:00 horas.
¿Era la primera vez que participabais en una emergencia internacional?
Internacional sí, pero nuestros componentes tienen mucha experiencia y han participado en distintas emergencias pero por medio de ONG. No obstante, como UREC ha sido la primera vez. Aun así, quiero destacar que nuestros componentes han participado en otras catástrofes, como el derrumbe de Peñíscola, por ejemplo.
Ya por último, ¿cómo han sido las condiciones de trabajo? Porque vosotros os llevasteis todo lo necesario para el rescate.
Sí, para cumplir las condiciones de grupo de rescate a nivel internacional, lo que tienes que cumplir es que te lleves tu material, tu campamento, tu logística, tu comida… Porque se entiende que si vas a un entorno de una catástrofe, no puedes ir a la administración local a darles trabajo. Tienes que ser una cédula independiente. Lo único que le pedimos a la administración local fueron los vehículos. Nos facilitaron el transporte y la comunicación con los turcos asignándonos intérpretes, que nos facilitaron nuestro trabajo allí.