Sociedad

La Ley valenciana de Barrios rehabilitará, regenerará y revitalizará los entornos urbanos más degradados

El anteproyecto de ley garantiza el derecho de todas las personas a disfrutar de un entorno seguro, sostenible, inclusivo y accesible

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Barrio de Orriols

La Ley de Barrios de la Comunitat Valenciana está más cerca de ser una realidad. El pleno del Consell, celebrado el pasado viernes, daba luz verde a la tramitación de un texto que nace con tres objetivos prioritarios en la estrategia urbana de los municipios valencianos del siglo XXI: rehabilitar, regenerar y revitalizar zonas urbanas.

En este sentido, cuando se apruebe la Ley, se podrán emprender actuaciones de atención y mejora de las condiciones de vida de la población que reside en los barrios, con especial atención a los colectivos más vulnerables como hogares monoparentales, personas mayores, jóvenes desempleados, población migrante, etc.

Por otro lado, se hará frente a los déficits en materia urbanística, en la prestación de los servicios, en la calidad de la vivienda y la carencia de equipaciones, que afectan con mayor intensidad a algunos barrios de las ciudades, con los consiguientes efectos sobre las dinámicas de segregación residencial y desigualdad social.

Finalmente, la nueva norma permitirá fortalecer la vida asociativa y las iniciativas cívicas en los barrios, con el fin de apoderar a la población y fomentar su implicación en los proyectos de mejora de las dotaciones y de las condiciones de vida de la ciudadanía.

Héctor Illueca y Aitana Mas

Garantizar un entorno seguro, sostenible, inclusivo y accesible

Actualmente, la Comunitat Valenciana carece de un régimen jurídico adecuado para gestionar procesos de rehabilitación, regeneración y revitalización urbana que vayan más allá de los aspectos meramente urbanísticos y recoja una visión integral de todos los ámbitos de la vida.

Por ello, este anteproyecto de Ley de Barrios servirá para establecer un marco regulador común que garantice el derecho de todas las personas a disfrutar de un entorno seguro, sostenible, inclusivo y accesible universalmente que favorezca el progreso personal, la cohesión social y de género y la identidad cultural.

La norma se contextualiza en el marco Fondo de Recuperación Next Generation aprobado el pasado 21 de julio por el Consejo Europeo y que movilizará 750.000 millones de euros, que serán destinados a mitigar el impacto socioeconómico causado por la pandemia.

Ciudad más amable y habitable

Durante la rueda de prensa posterior al pleno del Consell la vicepresidenta y portavoz, Aitana Mas, afirmaba, al respecto, que esta Ley “pretende impulsar un modelo de ciudad más amable y habitable, evitando la degradación de nuestros barrios y tejiendo barrios cohesionados”.

En este sentido, resaltaba la “necesidad de organizar los barrios con una mirada arquitectónica, urbanística y social, que tenga en cuenta las necesidades de las personas que viven en cada zona y que tenga en consideración algunos elementos arquitectónicos y los cascos antiguos de las ciudades como seña identitaria”.

Por su parte, el vicepresidente segundo del Consell y conseller de Vivienda y Arquitectura Bioclimática, Héctor Illueca, incidía en el hecho de que se trata de una norma “con la que damos un paso adelante hacia un nuevo modelo urbano capaz de integrar, con una mirada acogedora, todas las realidades sociales que albergan las ciudades de nuestra tierra”.

La futura Ley pretende ser “una herramienta jurídica encaminada a favorecer el cumplimiento del deber de las instituciones públicas de intervenir para revertir las situaciones de desigualdad y vulnerabilidad que se producen en nuestras ciudades”, informaba Illueca.

Vivienda en el barrio de Nazaret

Actuación global

La nueva Ley dará especial atención a los casos donde concurren procesos de abandono, obsolescencia o degradación del patrimonio edificado y del tejido urbano, o con amplios sectores de la población en riesgo de exclusión por razón de desocupación, insuficiencia de ingresos, género, etnicidad, edad, discapacidad u otros factores de vulnerabilidad social.

Cabe recordar que en la Comunitat Valenciana existen zonas suburbanas que viven profundas contradicciones sociales a causa del modelo dominante de desarrollo urbano y de una inadecuada planificación en sus asentamientos. Por eso, sufren las consecuencias del hacinamiento, los síntomas de la desagregación, la marginación y las disfunciones del desarrollo.

En el mismo sentido, la crisis sanitaria provocada por la COVID-19 ha puesto en evidencia la ineficacia de las ciudades para hacer frente a los problemas existentes en la actualidad.

Asimismo, otra característica que se da en la Comunitat Valenciana es la formación de una compleja red de ciudades medianas, organizadas alrededor de centros históricos valiosos, depositarios de la identidad colectiva. A partir de 1950 se construyeron a sus alrededores unas periferias residenciales, densas y de baja calidad constructiva.

Después de una época de promoción directa de grandes conjuntos de vivienda pública llegó el auge de la vivienda con protección oficial y de los proyectos de urbanización del Estado.

Todo esto convivió con la aparición de barriadas periféricas a partir de parcelaciones, a menudo auto-construidas por sus habitantes, zonas que desde 1979 han recibido una singular atención y que, en general, han sido profundamente renovadas.

Por eso, la intervención pública no se puede limitar a la mera actuación rehabilitadora o urbanizadora y se necesita una actuación de forma global, a través de la integración de las estrategias sociales, económicas y medioambientales y de la implementación de una auténtica gobernanza en favor de la población residente.