La Vicepresidencia y Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas, en colaboración con la Conselleria de Sanidad Universal y Salud Pública, ha difundido a los centros residenciales y a los Centros Especializados de Atención a Mayores (CEAM) dependientes de la Conselleria una serie de actuaciones y medidas preventivas, para evitar que las altas temperaturas previstas para estos días supongan un riesgo para la salud de las personas usuarias.
Este protocolo tiene como objetivo general facilitar información de utilidad a los profesionales sociosanitarios de los centros para la prevención, detección precoz y tratamiento de los efectos que puedan tener las olas de calor en las personas mayores, especialmente las que se encuentran en situación de dependencia, que son consideradas de alto riesgo.
Las actuaciones del programa se basan en primer lugar en la vigilancia meteorológica, cuya previsión de temperatura y humedad puede realizarse con bastante precisión unos días antes de que se produzca en un territorio concreto.
En función de unas temperaturas umbrales se establecen diferentes niveles de riesgo y las medidas a adoptar: Nivel 0 (verde) de información y vigilancia, Nivel 1 (amarillo) de alerta de riesgo, y nivel 2 (naranja) y nivel 3 (rojo) de medidas de intervención.
Recomendaciones nutricionales
Los periodos calurosos y las olas de calor pueden agravar problemas de salud ya existentes y sus efectos pueden aparecer en todos los grupos de edad, sin embargo algunas personas presentan un riesgo mayor frente a los efectos del calor.
Hay colectivos especialmente sensibles al calor excesivo, como las personas mayores, que son más vulnerables a la deshidratación como resultado de una menor sensación de sed, menor eficacia de su función renal y los fármacos que incrementan la pérdida de líquidos.
Por ese motivo, la Conselleria incluye en el plan de medidas una serie de recomendaciones nutricionales para combatir la deshidratación en las personas dependientes institucionalizadas o usuarias de los centros de mayores.
Entre las medidas destacan las siguientes:
- Favorecer la toma regular de agua, de siete a ocho vasos diarios, facilitando su disponibilidad mediante jarras o dispensadores en lugares de cómodo acceso para los residentes. Para los residentes con mayor riesgo se sugiere el empleo de botellas de agua etiquetadas e individualizadas.
- Incrementar la ingesta de alimentos líquidos y disponer también de bebidas isotónicas.
- Administrar los líquidos a temperatura adecuada, sin que estén excesivamente fríos, de modo periódico y repartido a lo largo del día, reforzando además las tomas de media mañana, merienda y cena.
- Aumentar el consumo de frutas y verduras.
- Evitar comidas demasiado copiosas y alimentos excesivamente condimentados o elaborados.
- Evitar situaciones que puedan favorecer cuadros de deshidratación.
El protocolo incluye también recomendaciones sobre la supervisión de los tratamientos médicos, así como la conservación y transporte de los medicamentos.