Valencia tiene la huerta periurbana más grande de Europa y, junto al campo valenciano, conforman una despensa de productos de proximidad, saludables y sostenibles que es fundamental proteger y potenciar para garantizar su supervivencia. Gracias a este rico patrimonio natural, Valencia no solo ostenta la capitalidad verde europea, sino que ha sido la ciudad elegida para acoger, el próximo 12 de noviembre, la prestigiosa gala ‘We’re Smart Green Guide 2024’, que reconoce a nivel mundial a los restaurantes que practican la gastronomía sostenible.
Como ha destacado la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, “Valencia es el ejemplo perfecto de gastronomía; tenemos un producto excelente, de temporada, y que proviene directamente de nuestra huerta, pero también es un ejemplo de sostenibilidad, gracias a los chefs y restauradores que apuestan por él y lo trabajan”. Sin embargo, para seguir cuidando esta fuente de productos naturales es de vital importancia que las administraciones trabajen, conjuntamente, para garantizar tanto la aportación de agua suficiente para los campos valencianos; como un precio justo para los agricultores y la eliminación de la competencia desleal.
De hecho, como explica el secretario general de SOS Rural, Javier Poza, “la situación actual del campo valenciano es muy preocupante. A la importación masiva de productos que no han sido producidos con las mismas normas, fitosanitarias, medioambientales o sociales, se ha sumado, en los últimos años, un frenesí legislativo por parte de la Unión Europea y el Gobierno de España que ha aumentado de forma exponencial la burocracia, los requisitos y los costes de producción. Si a esto añadimos que el último año está siendo de los más secos que se recuerdan en la Comunitat Valenciana, nos encontramos con un cóctel explosivo de muy difícil solución”.
Un punto de vista que también comparten desde CERAI (Centro de Estudios Rurales y de Agricultura Internacional), ya que como bien señala Ivan Guimerà, técnico de dinamización local, “es momento de que se actúe para que el campo valenciano tenga relevo generacional. La agricultura se tiene que volver a ver como un trabajo con futuro porque, solo de esta manera, conseguiremos mantener vivos nuestros campos”.
En este punto, cabe destacar iniciativas como el programa ‘Horta – Cuina’ de CERAI con el que se busca crear comedores escolares saludables y sostenibles, apostando por menús elaborados a base de verduras y frutas de temporada y proximidad, provenientes de agricultores valencianos y que, además, velen por unos precios justos.
Son acciones de este tipo las que contribuyen a la promoción del campo valenciano. Y es que como señalan desde SOS Rural, “el agricultor no quiere vivir de subvenciones. Tan solo quiere un marco normativo amable y coherente que le permita sacar adelante sus cultivos; porque el agricultor se dedica a garantizar una alimentación sana y crea puestos de trabajo, pero la importación consigue todo lo contrario y solo enriquece a unos pocos”. Por este motivo, apunta Poza, “la Administración en primer lugar, tiene que facilitar, en segundo lugar, acompañar y en tercer lugar colaborar. Facilitar, creando un marco normativo seguro, estable y justo con nuestras producciones. Acompañar, promoviendo la formación y la transferencia de conocimiento. Y colaborar fomentando una cultura alimentaria que valorice nuestras producciones frente a las de países terceros”.
Pero, además, la ciudadanía, a título individual, también tiene en sus manos “un arma poderosísima para revertir la situación actual: su capacidad de elección”. En este sentido, Javier Poza hace hincapié en que “la sociedad en general no es consciente del inmenso poder que tiene frente a la gran industria y la distribución. Es una cuestión de prioridades. Si mediante su elección el ciudadano opta por la compra de productos de origen nacional, con su actuación no solo estará optando por un producto que ha sido producido bajo los más estrictos estándares de calidad, sino que estará contribuyendo al tejido productivo nacional y por consiguiente a un medio rural vivo”.
El agua, un elemento imprescindible para el desarrollo rural
El president de la Generalitat, Carlos Mazón, ha asegurado que “el déficit hídrico afecta a toda la Comunitat Valenciana y pone en riesgo la agricultura, la competitividad en los mercados y la economía”. Así, ha reivindicado que llegue “el agua que necesita y merece la Comunitat Valenciana, porque los trasvases son cruciales para conservar los campos y dar empleo”; y ha hecho un llamamiento a todos los actores políticos para “trabajar desde la unidad por el agua que nos niegan en la Albufera o en el trasvase Tajo – Segura”.
En este sentido, Javier Poza de SOS Rural recalca que “la Comunitat Valenciana está padeciendo una de las sequías más dramáticas en las últimas décadas. Son necesarias medidas urgentes, los aportes son una de ellas, pero también son necesarias medidas como perforaciones que permitan cuanto menos salvar nuestros árboles, vides o ganados. La falta de agua está literalmente arruinando a muchos de nuestros agricultores. Agua en España hay, pero es necesario una política hidrológica de Estado que garantice el abastecimiento y la distribución del agua por todo el territorio nacional al margen de intereses partidistas”.
Asimismo, deja claro que si la falta de agua es preocupante, también lo es la competencia desleal, y alerta de que “la política comercial europea en los últimos años está provocando el desmantelamiento paulatino de muchas de las producciones valencianas”. Por este motivo, desde SOS Rural reivindican “cláusulas de salvaguarda, aranceles y la aplicación efectiva de sanciones por el incumplimiento de los acuerdos comerciales para proteger nuestros sectores; un etiquetado claro que permita distinguir el origen de los productos; planes de Educación en los centros educativos para dar a conocer la labor de los agricultores y cómo se producen los alimentos; y la activación urgente de ayudas directas contra la sequía para cultivos leñosos como la vid y el almendro”.
“Al parecer, para el Ministerio, la sequía es cosa del pasado en la Comunitat Valenciana, pero la realidad, sin embargo, es otra: muchas comarcas han recibido en el actual año hidrológico un 75% menos de precipitación que la media de los últimos años, un verdadero drama del que el Ministerio no quiere ni oír ni hablar”, ha concluido Javier Poza.