El cambio climático es una realidad cada vez más evidente en la provincia de Valencia, y sus efectos se manifiestan de diversas formas que impactan en el medio ambiente y en la vida de sus habitantes. La Comunitat Valenciana, al igual que otras regiones del mundo, está experimentando un aumento significativo de las temperaturas medias.
En nuestro caso concreto, esta tendencia se traduce en veranos más cálidos y prolongados, con todo lo que ello supone: sequía e incremento exponencial del riesgo de incendios forestales devastadores, que cada vez se dan más allá de su periodo estacional, como el registrado en Tàrbena este mes de abril.
Ante esta realidad, ¿qué verano nos espera este año? Rafael Armengot, meteorólogo, miembro de la junta directiva de la Associació Valenciana de Meteorologia (AVAMET) y doctor en geografía, lo tiene claro: “el curso que lleva el año actual es que probablemente sea el más cálido de toda la serie”.
Nueve años del récord en mayo
Tal y como afirma Armengot, “tenemos registrado cómo las temperaturas medias van subiendo en escalones. Sucedió en 1994, en 2014 y en 2022. Cuando se dan estos escalones, es una subida consolidada y no se vuelve atrás”.
Precisamente este martes 14 de mayo se cumplen 9 años de un día histórico. En 2015 se registraron temperaturas por encima de los 40ºC un día como hoy. Carcaixent, con 44,4ºC marcó la máxima temperatura registrada en Europa en un mes de mayo. Para el meteorólogo “fue un hecho puntual pero muy indicativo, que apuntaba hacia dónde nos encaminábamos. No se ha vuelto a producir, pero la marcha es evidente y el curso que lleva el año actual es que sea el más cálido de toda la serie. Parece que cada vez entramos antes en temperaturas veraniegas y parece que nos comemos el periodo de la primavera”.
¿Cómo será el verano de 2024?
Ante este escenario, todo apunta a que nos encaminamos hacia meses de récord en Valencia. Rafael Armengot augura que el verano “será muy cálido y con la humedad en la costa muy elevada”, aunque destaca que pese a que el Mediterráneo ha estado este invierno con temperaturas mucho más altas que de normal, "lo que es toda la franja costera (100-150 kilómetros hacia el interior del mar) está teniendo temperaturas relativamente bajas, favorecidas por el viento de poniente que ha hecho emerger las aguas más profundas. Actualmente, la temperatura es de unos 17ºC, temperaturas, de momento, relativamente moderada. Pese a ello, la perspectiva es que tengamos un verano de mucho calor”.
Una de las consecuencias aparejadas del incremento de las temperaturas son las noches tropicales y que este año podrían estar por encima de la media. “No se si llegaremos al récord de noches tropicales. En la década de los 80 y los 90 no eran habituales, pero ahora prácticamente todas las noches de los meses de julio y agosto se dan valores por encima de los 20ºC. Este año seguiremos en valores altísimos y las noches serán agobiantes por la sensación de humedad. Además, el aumento de las temperaturas se ha manifestado más en las mínimas que en las máximas”, anuncia el doctor en geografía.
Sequía y riesgo extremo de incendios
Y es que el verano mediterráneo ofrece pocas sorpresas, ya que es casi el único clima mundial en el que esta estación es la más seca, una realidad que conlleva muchos problemas. “Nos pone en una situación de gran tensión hídrica, y más cuando venimos de un año hidrológico que desde octubre nos deja unas precipitaciones entorno al 20%-25% de lo que sería normal. Los bosques lo sufren de una manera tremenda, los acuíferos están sufriendo un gran descenso de sus niveles…”.
Ello nos lleva a que van a ser, más si cabe, unos meses en los que habrá que poner especial atención a la montaña. “Va a ser un verano muy preocupante. Deseo que las autoridades que regulan las actividades en la montaña estén al nivel requerido, ya que si normalmente los riesgos ya son muy altos, este verano serán extremos. Hay que parcelar nuevamente el territorio promoviendo los terrenos agrícolas, para que sean un cortafuego natural”, considera el experto, que añade que “normalmente nos centramos mucho en hablar de temperaturas, pero el hecho más preocupante es el de la sequía por la ausencia de precipitaciones que sufrimos”.
Para Armengot, “el calentamiento contribuye, por ejemplo, en potenciar la posibilidad de incendios, como es el caso de la sequía. Sin embargo, la principal problemática que provoca los grandes incendios es el abandono de cultivos, que lleva a que los cortafuegos naturales que constituían los campos cultivados dejen de existir. Una pequeña chispa llega a causar un gran incendio porque nada los detiene. Además, en la inmensa mayoría los incendios son de causa humana, o provocados o por negligencia”.
Más allá del incremento de las temperaturas, Rafael Armengot pide poner el foco en la sequía: “Estamos en una situación grave y crítica en cuanto a la falta de precipitaciones. No sabemos si es un ciclo de fuerte sequía, como el que tuvimos en 1978-1979 o 2013-2014, y volveremos a las precipitaciones habituales, o si, por contra, estamos cruzando el umbral y estamos viviendo un afianzamiento en la reducción de las precipitaciones que resultaría crítico para nuestro territorio”, advierte.
Calentamiento global
Ante ello, el meteorólogo alerta del peligro de negar la “evidencia” del cambio climático, algo que considera como “demencial”, pero pide “no atribuir todos los males al calentamiento”. “Las cifras a cualquier nivel apuntan a la tendencia de consolidación del calentamiento, pero muchas veces le atribuimos al calentamiento efectos que no son producidos por él. Por ejemplo, el aumento de las medusas es debido a la sobrepesca de sus predadores naturales, el atún y las tortugas, y a nuestro maltrato del medio marino. La disminución de nuestras playas al sur de los espigones no es debido al aumento del nivel del mar en una primera instancia, se produce por las obras que cortan el acceso de los sedimentos del río al mar y que provoca que los sedimentos se acumulen en la parte norte y destruya las playas del sur”.
“El calentamiento no es la causa de todos los males y no podemos quedarnos cómodamente instalados a que todo es culpa del calentamiento. Atribuirlo todo a causas climáticas o atribuir todos los problemas al calentamiento es, posiblemente, una forma de desviar la atención sobre una multicausa sobre todos los problemas ambientales relacionados con el clima. Los problemas que tenemos en gran parte del litoral son culpa de alteraciones producidas por causas humanas. Debemos tener una reflexión global. El calentamiento global tendrá una solución o no a nivel planetario, pero hay muchas actuaciones humanas mucho más inmediatas y abordables”, finaliza.