Sociedad

Aumenta la tasa de sisis valencianos: “Los jóvenes sienten la presión de comenzar a trabajar ya o no poder emanciparse ni siquiera a los 30”

El Consell Valencià de la Joventut revela que a principios de 2023 4 de cada 10 jóvenes compaginaba un trabajo y un empleo, un 16,5 % más que el año anterior

1 minuto

Una joven pasea por un parque de la ciudad de València. Imagen: Xisco Navarro

El término sisi, que alude a aquellas personas —especialmente jóvenes— que estudian y a la vez trabajan, aterrizó como neologismo en el lenguaje oral hace un par de años después de que el uso de nini, que indica lo opuesto al anterior, se extendiera como la pólvora ante una emergencia social protagonizada por jóvenes que ni trabajaban ni tampoco estudiaban. Este último, los ninis, no pararon de crecer entre 2018 y 2019; pero la tendencia está experimentando un cambio hacia la dirección contraria desde hace varios años. 

De hecho, y de acuerdo con los datos revelados por el Observatorio de Emancipación del primer semestre de 2023 elaborado por el Consell València de la Joventut (CVJ), la tasa de sisis en la Comunitat Valenciana ha crecido un 16,5 % respecto al mismo periodo del año 2022 y ya son 4 de cada 10 los jóvenes valencianos que compaginan un empleo con los estudios. En total, durante los primeros seis meses de 2023 eran 131.602 las personas de 16 a 34 años que realizaban las dos acciones, de los que 61.775 eran hombres y se registraba una cifra ligeramente superior en el género femenino con un total de 69.827 mujeres. 

“Eso significa que a diferencia de lo que quieren hacernos creer que somos la generación de cristal o que los jóvenes no se esfuerzan lo suficiente lo que dicen los datos es que sí, que los jóvenes trabajan y estudian a la vez y hacen el máximo esfuerzo posible para poder tener un sueldo digno y emanciparse antes”, explica en referencia a los resultados del estudio publicado recientemente por el CVJ Maria Josep Calabuig, diputada en Les Corts de Compromís y miembro de Joves PV - Compromís.

La diputada de Compromís en Les Corts, Maria Josep Calabuig

En ese sentido, se debe diferenciar entre dos tipos de empleo durante la etapa estudiantil: el primero de ellos tiene jornadas laborales de pocas horas y a través de este se busca ganar experiencia, tener un primer contacto con el mundo laboral o conseguir un dinero extra; mientras que el segundo de ellos es un trabajo por necesidad económica que no se puede abandonar de manera voluntaria por falta de recursos económicos. 

En esa misma línea, Calabuig apunta que los datos subrayan el “sobreesfuerzo que hacen el 40 % de los jóvenes para poder ser independientes económicamente cuanto antes” y el aumento del número de sisis se contraponen al “relato general en la sociedad que dice que los jóvenes no tienen instaurada la cultura del esfuerzo”.

Entre las razones que explican este incremento, se encuentran precisamente las dificultades que encara la juventud valenciana para emanciparse o tener un salario digno. “Ahora mismo estamos viendo que hay personas que están cobrando un salario de 1600 euros y que no pueden pagar el alquiler de un piso y los jóvenes sienten esa presión de pensar que ‘o comienzas ya o ni siquiera cuando tengas 30 años te vas a poder emancipar’”, ejemplifica la diputada de Compromís.

Impacto en la salud mental y las calificaciones de aquellos que compaginan estudios y trabajo

Precisamente, esa presión por evitar un futuro plagado de inestabilidad económica y precariedad laboral es uno de los motivos que empuja a miles de jóvenes a compatibilizar estudiar una carrera, curso o grado con un trabajo; y, como consecuencia, hace que muchas personas menores de 30 años empiecen a sufrir a edades tempranas episodios de estrés o ansiedad. Unos problemas de salud mental que según el último estudio del CVJ titulado “Estat de la salut mental de la joventut valenciana”, se han acrecentado en los últimos años.

Asimismo, el binomio empleo-estudios también tiene, en muchas ocasiones, un impacto negativo en los resultados académicos de quienes tienen que trabajar a la vez que se forman porque estas personas no disponen de tanto tiempo para estudiar como aquellas que tienen una dedicación exclusiva a la formación. “Al final, eso está generando un impacto en las notas o en el currículum académico porque no te permite desarrollarlo al mismo ritmo que tus compañeros que solo se dedican a estudiar”, añade Calabuig. 

De hecho, hay ciertas becas cuya concesión depende de las calificaciones académicas del alumnado como por ejemplo el complemento económico que otorga la Generalitat Valenciana a aquellas personas que cursan un programa Erasmus. “No poder conseguir becas es un perjuicio que sufren las personas que trabajan y estudian y no pueden llegar a todo porque está claro que estas no van a tener las mismas calificaciones que el resto y es posible que se queden sin la parte complementaria de la beca Erasmus o, incluso, sin poder participar en un programa así por tener que trabajar a la vez”, concluye la diputada de Compromís en Les Corts.