El impacto de la DANA en la salud mental de los valencianos ha sido devastador. Como respuesta a la emergencia de carácter emocional que ha dejado el temporal, la Asociación Entrepobles ha incluido dos iniciativas dentro del marco de su trabajo de incidencia y sensibilización en materia de crisis climática. Así, ha puesto en marcha la realización de talleres dirigidos a dos grupos que se han visto claramente afectados: los estudiantes de varios institutos valencianos y los miembros de colectivos sociales que han trabajado como voluntarios en las labores de limpieza y recuperación de los pueblos damnificados.
Educación en emergencias climáticas y su impacto social
Algunos talleres los ha impartido la ambientóloga Mar Soler, que lidera la Guía de Emergencia Climática de Entrepobles. Según explica, estas dinámicas vivenciales y participativas con el alumnado ya formaban parte de un proyecto previo al temporal del pasado 29 de noviembre, cuya motivación era educar en el aprendizaje contra el cambio climático.
De hecho, la ambientóloga había realizado un índice pedagógico sobre crisis medioambiental con el que trabajar en las aulas, pero hubo de reformularlo a causa del temporal. “Es algo que no se podía ignorar, estaba ahí y había que hacer algo con ello”, expresa Soler. En esencia, lo que hizo fue adaptar los contenidos a la situación actual.
El principal objetivo de estas actividades, principalmente, ha sido “crear espacios para que el alumnado hable de las emociones”. Dependiendo de la etapa escolar en la que se encuentran los estudiantes, la ambientóloga realizó un tipo de taller u otro.
En el caso de la ESO, al disponer de dos horas, pudo llevar a cabo una actividad más extensa. Invitó a los alumnos a apartar las mesas y los puso en un “círculo de palabra sagrada”. “Se trata de un espacio donde no juzgamos a los demás, escuchamos y respetamos el turno de palabra”, establece Soler. Así, de forma voluntaria, quien quería participaba y, entre todos los que expusieron sus ideas, crearon un tejido con un ovillo de lana que iba cambiando de dueño a medida que avanzaban las intervenciones.
“Aproveché las intervenciones para preguntarles por los sentimientos, porque estos a veces son muy confusos y cuesta expresarlos”, declara la ambientóloga. Después, se inició una especie de debate sobre valores culturales y reflexionamos acerca de las emergencias medioambientales. “La conclusión que sacamos es que valoramos muy poco la vida y todo aquello que la produce. Cuidamos muy poco el entorno”, indica.
En cambio, con Bachillerato, los talleres solo duran una hora, así que se limitó a tratar el tema de la incertidumbre que se está viviendo en estos momentos. Según la rama del Bachiller, planteó una actividad diferente.. Por ejemplo, en el de música les pidió que plasmasen sus sensaciones con una melodía, en el de artes con un dibujo… y así con cada uno, pero el objetivo común era “que razonasen sus sentimientos”.
De momento, se ha trabajado con institutos de la ciudad de València: con todos los grupos de 1º y 2º de ESO del IES Carme; y con todos los grupos de 1º de ESO y 2º de Bachillerato del IES Ramon Llull. El próximo cuatrimestre lo harán con 5º y 6º de Primaria al CEIP Ballester Fandós y en otros centros de educación no formal, como Orriols Conviu, Associació Brúfol y Associació Taleia. Además, Soler ha recalcado su interés por realizar más talleres no solo con alumnos, sino también con los docentes, a los que considera que es primordial educar.
Taller de gestión emocional para colectivos
Por otro lado, el pasado jueves 19 de diciembre, el facilitador Pierre François impartió un taller sobre gestión emocional y curas destinado a miembros de colectivos sociales. Allí, reiteró la importancia de crear espacios para que las personas afectadas directa o indirectamente por la DANA pudiesen expresarse. “Las emociones son señales de que tenemos necesidades que atender”, declara François.
Siguiendo con esta línea, el facilitador explicó que, para poder trabajar con grupos de gente, es primordial, en primera instancia, aprender a trabajar con los sentimientos. “Las emociones son la materia prima de las personas, por lo que hay que tener la capacidad de darles la bienvenida y saber atenderlas”, explica.
En su taller, dio herramientas a los miembros de colectivos sociales para gestionar el impacto psicológico de catástrofes. Esto lo hizo mediante dos canales: el visual y el de movimiento. Para ello, pidió a cada asistente que realizase un dibujo para, posteriormente, ponerlos todos en común y expresar qué emoción les hacía sentir.
Así, en colectivo, pudieron empatizar con el resto y aprender de las técnicas de gestión emocional de los demás. “En grupo, se puede observar lo que sienten las otras personas, y a lo mejor encuentras a alguien que está pasando por lo mismo que tú y lo está llevando de otra forma”, explica François. La idea es que se cree un entorno favorable a la expresión sentimental y la actividad culmine con el aprendizaje colectivo.