La escolarización obligatoria en España es una propuesta del Gobierno central para garantizar el acceso a una educación y formación digna de todos los ciudadanos. No obstante, la problemática del absentismo escolar está a la orden del día. De hecho, en febrero de este mismo año, el departamento de Educación del Ayuntamiento de València cuantificó un total de 350 casos de ausencia a la escuela.
Xaro Escrig, directora general de Innovación e Inclusión Educativa, asegura que la Conselleria de Educación, Cultura, Universidades y Ocupación está trabajando en la creación de un programa de cooperación territorial de unidades de acompañamiento y orientación tanto personal como familiar.
Y es que, tal y como indica Rocío Gil, concejala de Deportes, Igualdad y Educación del consorcio municipal valenciano, el absentismo escolar se trata de un “problema transversal” que se manifiesta de manera directa en los centros educativos. No obstante, la edil recalca que el origen puede tener lugar en el propio hogar y que las consecuencias afectan a varios niveles, entre ellos, el familiar. Además, se perpetúan las desigualdades sociales y económicas del alumnado.
Por este motivo, Escrig incide en la importancia crucial de acompañar a los estudiantes y orientar a las familias para que comprendan y se impliquen en los procesos educativos de sus hijos. El objetivo es facilitar unidades de apoyo al alumnado que presenta absentismo y/o riesgo de abandono escolar.
Para el curso 2023-2024, se incrementaron los orientadores educativos en 41 centros de la Comunitat Valenciana, 15 de los cuales pertenecen a la provincia de València, 4 a Castellón y 22 a Alicante. Si bien estos ya contaban con entre 26 y 29 unidades, se ha producido un aumento de hasta 12 personas, excepto en aquellos colegios que ya contaban con más de 29. Concretamente, el refuerzo de orientadores se puso en marcha para atender a las necesidades, de manera prioritaria y preferente, de alumnos de 16 o 17 años. Esta contratación de nuevo personal se financió a través de los fondos Next Generation y los Mecanismos de Recuperación y Resiliencia.
Abandono escolar tras la etapa obligatoria
Los últimos datos recogidos por el Ministerio de Educación revelan que el 16% de la juventud valenciana deja de estudiar tras la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y se lanza directamente al mercado laboral. Cabe destacar, además, que la Comunitat Valenciana es una de las autonomías que presentan mayor porcentaje de abandono educativo temprano en todo el país.
Asun Pérez, directora de Sección del IES Conselleria -un centro que interna a menores de edad con problemas de conducta y que presentan absentismo escolar, donde se trata de reengancharlos a los estudios- explica que la problemática del abandono de la jornada lectiva se encuentra muy ligada a la extensión de la Formación Profesional (FP) básica y al aprendizaje de oficios.
Por otro lado, también es importante subrayar que, únicamente en nuestra autonomía, menos de la mitad de los jóvenes finalizan el Bachillerato. De hecho, solo el 49,7% de los valencianos de entre 24 y 35 años cuentan con estudios superiores, es decir, una FP superior o una carrera universitaria. Además, existe, sin duda, una brecha de género, puesto que el 56% de mujeres jóvenes valencianas carecen de estudios superiores frente al 43% de hombres.
Por otro lado, la Comunitat Valenciana alcanza el 14,3% en abandono escolar y el 13,6% en personas de entre 18 y 24 que no han finalizado la segunda etapa de la Educación Secundaria, es decir, FP de Grado Medio, Básica o Bachiller.
PAEM (Programa de Absentismo Escolar Municipal)
Para paliar las consecuencias del absentismo escolar y reducir su impacto creciente, las instituciones siguen el PAEM (Programa de Absentismo Escolar Municipal) aprobado en el año 2021. El objetivo de este es conseguir la plena escolarización y reducir el abandono de los estudios en la etapa que contempla la educación obligatoria.
Entre las posibles causas del absentismo, el PAEM destaca 4 en concreto. Por un lado, la situación personal, en la que puede influir los problemas de salud, la baja autoestima o la exclusión social. Seguidamente, también es importante el contexto educativo, que puede verse comprometido por conflictos de convivencia, problemas de relación entre el alumnado y el profesorado o la enseñanza poco motivadora y carente adaptación a las características del estudiantado.
Por otra parte, es especialmente relevante la postura sociofamiliar, en la que pueden fomentar el absentismo problemas como las dificultades económicas, la residencia en zonas aisladas o de difícil acceso y las situaciones de riesgo dentro del propio núcleo familiar (sobreprotección, desatención, adiciones, violencia, etc.). Y, por último, también pueden afectar ciertas situaciones extraordinarias, especialmente las dificultades de acceso a internet.
Así, el perfil mayoritario del alumnado absentista es un adolescente de entre 13 y 15 años que se encuentra en los cursos de primero o segundo de ESO y presenta falta de hábitos de estudio y/o desmotivación hacia el sistema educativo.
Para hacerle frente al absentismo, el PAEM establece un protocolo que incluye tres fases. La primera de ellas consiste en realizar una serie de actuaciones preventivas, entre las cuales destacan el control diario de asistencia a clase -y su reflejo en la aplicación de ITACA- y la sensibilización del alumnado ante la importancia de ir a clase.
La segunda etapa hacer hincapié en el procedimiento de intervención. Esto quiere decir que, una vez identificado el alumno absentista, se deben analizar sus causas y recabar información. Posteriormente, se debería indicar a la familia y, junto a ella, establecer un plan de reincorporación del estudiante a la jornada lectiva.
La última se centra en la evaluación y la mejora. Para ello, se realiza un seguimiento del alumno, al cual se le orienta y anima para que siga asistiendo a clase y se le ayuda a prevenir un posible desenlace en el abandono de los estudios.