La ley electoral española con circunscripciones provinciales no trata por igual a todas las formaciones políticas. Y es que al aplicar el sistema D’Hont, el número de votos que necesita cada partido político para conseguir su escaño en el Congreso de los Diputados varía, de manera considerable, en cada provincia.
De esta manera, este sistema, que favorece a los partidos mayoritarios y la concentración de votos en las provincias, mientras castiga la dispersión del voto en las circunscripciones, ha provocado que determinados partidos políticos hayan conseguido su escaño en el Congreso de los Diputados con menos apoyos que otras formaciones políticas.
Un claro ejemplo ha sido la diferencia abismal de votos que ha necesitado el Partido Regionalista de Cantabria (PRC) y Compromís para conseguir el mismo resultado: un escaño. Así, mientras el PRC, liderado por Miguel Ángel Revilla, tan solo ha necesitado 52.197 votos para conseguir el escaño, Compromís ha necesitado 172.751 votos, es decir, el triple de papeletas que el PRC para conseguir un asiento en el Congreso.
La ley electoral española también ha perjudicado considerablemente al partido animalista PACMA que, pese a sumar 326.045 votos, no ha conseguido entrar en el parlamento. ¿El motivo? Los votos de PACMA están repartidos por todo el territorio español, y no se concentran en una circunscripción especial, como sí lo está el partido Navarra Suma que ha conseguido dos escaños con tan solo 107.124 votos.
De esta manera, si hubiera circunscripción única, en vez de las 52 circunscripciones actuales, el resultado hubiera sido diferente. El PSOE se hubiera mantenido como la fuerza más votada, pero con menos escaños (105); Podemos se hubiera beneficiado pasando de los 42 actuales a los 51 escaños; y otras formaciones como Compromís hubieran alcanzado los dos escaños, mientras que, por ejemplo, PACMA hubiera conseguido representación parlamentaria con 4 escaños.