Sant Joan de Déu implanta el modelo Housing First con tres viviendas en València para la inserción de personas sin hogar

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Housing First 1
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Sant Joan de Déu refuerza su compromiso para dar una respuesta integral al sinhogarismo en València con la apertura incial de tres viviendas gestionadas bajo el modelo Housing First. La particularidad de este enfoque radica en que el proceso de integración social se inicia con el ofrecimiento primero de una vivienda individual. La implantación del modelo Housing First por parte de Sant Joan de Déu se avanza a la futura Estrategia Estatal para la Erradicación del Sinhogarismo que prevé articularse en torno a actuaciones en la línea de esta metodología.

Según indica la directora de Sant Joan de Déu València, Isabel Tortajada, "la diferencia fundamental del Housing First respecto a otros modelos de intervención como el albergue o las viviendas compartidas (Housing Led) es que pone el acento en la completa autonomía de la persona en su proceso de cambio. Al contrario que ocurre en otras metodologías, en el caso del Housing First se trata de una vivienda para una sola persona, haciéndose responsable del piso desde el primer momento".

"Paralelamente, desde Sant Joan de Déu acompañamos y supervisamos de manera individualizada a cada persona usuaria. Nuestro equipo pluridisciplinar de profesionales - trabajadoras sociales, psicólogas, integradores – apoya a cada persona, lo que permite mejorar su situación de salud, social, laboral y convivencial desde el espacio de seguridad que ofrece una vivienda unipersonal".

Los pisos del programa acogen a personas con una larga trayectoria de vida en la calle. Asimismo, también dan cabida a personas sin hogar que han sido atendidas en numerosas ocasiones y cuyos procesos de intervención social no han resultado exitosos. La puesta en marcha del programa en València coincide con la aprobación de proposición no de ley en el Congreso de los Diputados el pasado 7 de octubre. La futura norma prevé articularse en torno a actuaciones en la línea del Housing First.

La puesta en marcha del Housing First de Sant Joan de Déu València ha contado con el apoyo de la Fundación Bancaja y la Obra Social Sant Joan de Déu. Tortajada ha puesto en valor la sensibilidad social de los propietarios que alquilan las viviendas para el programa. El buen desarrollo del Housing First necesitará de la colaboración de la sociedad valenciana, el mundo empresarial y la administración pública.

"Mi vida nueva ahora es maravillosa"

Juanjo es la primera persona usuaria del programa del Housing First de Sant Joan de Déu València. Su vivienda es un cómodo estudio con patio interior ubicado en el barrio de Zaidia. Tan solo lleva un mes viviendo en su nuevo hogar y ya está apreciando un cambio importante en su vida.

Antes de trasladarse a la vivienda del Housing First Juanjo se había alojado en varios recursos residenciales públicos, viviendas compartidas e incluso el albergue de Sant Joan de Déu en València. No obstante, la situación más dura fue cuando se vio abocado a vivir en la calle durante varios periodos de tiempo.

Residir en uno de los pisos del Housing First ha supuesto una gran mejora en su día a día. "Mi vida nueva ahora es maravillosa. Por la mañana madrugo, busco trabajo y ahora quiero solucionar el papeleo para conseguir la incapacidad y así ver si puedo trabajar en la ONCE. Poco a poco, no todas las cosas se hacen de la noche a la mañana", explica Juanjo. Ahora ve el futuro con optimismo: "dentro de seis meses o un año la vida cambiará radicalmente a mejor, así de simple".

Metodología nacida en los años 90

El modelo del Housing First fue desarrollado por el psicólogo clínico Sam Tsemberis en Nueva York en los años 90 del siglo XX. Se podría traducir como "el hogar primero" al referirse al diseño de itinerarios de integración socio-laboral cuyo inicio es el ofrecimiento de una vivienda individual a personas sin hogar.

De acuerdo con el recuento de personas sin hogar realizado en octubre de 2019, en València hay 562 personas viviendo en la calle. Esta cifra pone de relieve que el sinhogarismo sigue siendo una triste realidad en pleno siglo XXI. Una situación que se ha complicado todavía más debido al impacto del coronavirus, especialmente grave en colectivos en situación de vulnerabilidad extrema.

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