Salvador Soria, una vida dedicada a la marquetería

València Extra parla amb Salvador, un veí de Picassent amant del seu treball: la marqueteria

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Salvador Soria, una vida dedicada a la marquetería

Salvador Soria, vecino de Picassent, nos abre las puertas de su taller, y de su casa, para mostrarnos toda una vida dedicada a la marquetería. Y, así, rodeado de recuerdos, nos cuenta su historia en busca de un oficio que le asegurara un futuro estable. 'Desde joven tenía claro que quería buscar un oficio. Iba a la plaza y veía ese escaparate de trabajadores esperando a ser elegidos por los patrones, que por otro lado era lo normal, y ya supe que yo quería otra cosa'. Sin saber apenas nada, se dirigió a Catarroja a pedir trabajo en la empresa donde se fabricaban los mejores muebles de España, y aquí empezó todo. Aprendiendo rápidamente el oficio de la marquetería, también despertó envidias, pero Salvador no quería enemistarse con nadie y, a pesar del aumento de sueldo que le ofrecieron, decidió dejar la empresa y empezar solo.

Salvador Soria empezó de cero. Pronto abrió su propio taller, gracias al que se convirtió en toda una eminencia. Consiguió clientes por toda España, pero también en París o Versalles e, incluso, llegó a crear un escritorio que acabaría en el despacho del ahora Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. 'Yo siempre he sido muy profesional. Si tenía que entregar un trabajo en una fecha concreta, no paraba hasta que no terminaba mi trabajo, daba lo mismo si esa noche no dormía', y con melancolía nos confiesa que 'he sido muy feliz en mi trabajo. Ahora, cuando tengo tiempo libre, me entretengo en el taller haciendo algún mueble'. Juegos de mesa, muebles, cuadros, zapatos... Salvador Soria ha hecho de todo. Sin embargo, de lo que se siente más orgullo es de un paso religioso que hizo para Elda, y que la cofradía le agradeció con una carta, y, por supuesto, del encargo que le hizo el mismo Rey de España.

Marquetería

Con la marquetería, Salvador ha tocado el cielo, pero también ha visto de cerca la ruina. Sin embargo, su pasión por la marquetería no muere y, con el brillo todavía en sus ojos, explica la paciencia que requiere el oficio que le ha acompañado a lo largo de su vida. 'La marquetería es como vestir a una persona, pero, en este caso, se trata de muebles, figuras, cuadros, zapatos... Es un trabajo agradecido, pero que requiere mucha cuidado. Tienes que ir pegando pieza por pieza hasta crear el dibujo, y cualquier movimiento puede echarlo a perder'.

Pasión por su trabajo es lo que desprende Salvador. Una pasión que sólo se nubla cuando habla del futuro de la marquetería. 'Se han cerrado centenares de fábricas. Se ha perdido la artesanía, y esto me entristece. Mi hija y mi yerno podrían trabajar de esto, y no pueden porque no hay trabajo. Esto es lo que me produce pena'.

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