Las salas míticas de valencia empiezan a caer: “están rompiendo toda la escena musical valenciana. No es ocio nocturno, es cultura”

Algunes han tirat el tancament definitiu, com La Flama. El Loco Club, la Sala Matisse, Black Note… Lluiten per mantindre’s en una situació alarmant

Guardar

indian 2
indian 2

Todos los sectores se están viendo afectados por la pandemia derivada del Coronavirus. Si bien es cierto que el turismo brilla por su ausencia y como tal, los hoteles y la hostelería se están viendo afectados, también el comercio ha sufrido un duro golpe. Sin embargo, no es comparable a la situación dramática que están viviendo las salas de actuaciones en directo en València. Todas ellas son míticas: El Loco Club, la Sala Matisse, Black Note… Luchan por sobrevivir pero, algunas de ellas han empezado a caer. ¿Hasta cuando van a poder aguantar esta situación? La ampliación de las medidas restrictivas durante 21 días más "aprieta el cuello" y sus dueños, han querido denunciar la situación.

Algunos han tenido la suerte de poder seguir abiertos por el tipo de licencia, como los que realizaban teatros o monólogos además de actuaciones musicales… Otros están con la persiana bajada. Pero, lo que es seguro es que la situación no es rentable para ningún local, teniendo en cuenta las medidas restrictivas. Esther Ferrer es una de las dueñas de la Sala Matisse, una sala de café teatro con un aire intimista y urbano donde se hacen representaciones, conciertos y monólogos en València. Ella cuenta cómo intentan recuperar tantos meses de sequía económica cuando las medidas lo hacen imposible: "llevamos cerrados desde marzo, y muchos tenemos que seguir pagando el alquiler y una serie de gastos igual. No importa que durante el confinamiento se paralizasen los pagos, después se tienen que recuperar y no estamos recibiendo ingresos como para poder hacerlo".

Y es que la Sala Matisse puede seguir operando, pero, con el horario restringido y sin barra. Por supuesto, nada de música en directo: "ahora mismo hemos reducido el aforo a tan solo 60 personas sentadas. De esas entradas, hay que pagar a los artistas, al personal de seguridad, a los trabajadores que velan porque se cumplan las normas anti Covid-19, a la SGAE, la luz, el agua… Y además del gasto que supone la señalización del local para hacer circuitos donde la gente no se aglomere, los geles alcohólicos y la desinfección continua de los espacios…. Si el artista se lleva el 60% de la recaudación, y además la gente ya de por sí tiene miedo a venir… La situación no puede ser más complicada". Sin embargo, la cosa podría cambiar si se permitiese consumir la barra, bajo estrictas medidas de seguridad, pero por el momento, está prohibido: "incluso se ha presentado la policía diciendo que no podíamos abrir, aunque detrás de cada decisión tomada hemos estado abalados por nuestros abogados".

Otras salas, no han corrido la misma suerte, como ha ocurrido recientemente con La Flama. Si bien es cierto que el local no realiza actuaciones en directo, sí que es una de las salas más míticas del barrio del Carmen. Además, es de la poca oferta musical en València dedicada al Heavy Metal, lo que le convertía en un lugar con encanto. Ahora ya es historia. Según publicaban hace unos días en el muro de su Facebook: "no es fácil llegar a este punto y mucho menos tratar de poner un sentimiento tan triste y doloroso en palabras, es casi imposible. No es fácil despedirse de tanto, de todos los momentos, de esas amistades y mucho más…"

En una publicación que supera las 700 reacciones, los 150 comentarios y más de 140 personas que lo han compartido, se despiden de sus clientes con mucho dolor: "nos queda solo, dar un millón de gracias a todos y todas los que habéis hecho posible 'La Flama' estos años, a tod@s los que habéis ayudado, a tod@s los que habéis venido a divertiros y habéis compartido los brindis y las sonrisas con nosotr@s". La Flama cierra y lo hace por no poder mantenerse tanto tiempo cerrado esperando a que acabe la pandemia, cuando en realidad su público le sigue esperando.

Black Note es un club de Rock & Roll y música negra estiloso e íntimo que acoge conciertos de grupos emergentes y eventos. A día de hoy está cerrado a esperas de que las autoridades le dejen abrir "para seguir luchando". "Las medidas nos están afectando de una manera máxima porque estamos cerrados por completo. Cuando se pudo abrir, decidimos adoptar no solo las medidas que marca Sanidad si no otras más restrictivas para minimizar los riesgos. Con tanta prohibición al final hace que a menos personas, menos ingresos, y con ello, menos músicos", dice Jose Sendra, gerente de la sala. Esta realidad choca con continuas situaciones que la ciudadanía realiza en el día a día, pues "lo extraño no es que no nos dejen ejercer nuestra actividad. No nos ponen medidas y restricciones, si no que nos prohíben alzar la persiana. Sin embargo, en el autobús, en los aviones o en los supermercados… Hay mucha más aglomeración y riesgo que aquí", sentencia Sendra.

Una Cosa Rara es un espacio diferente en València donde disfrutar de cócteles, música, pero también de actuaciones, cine… A veces proyectan series míticas como Juego de Tronos, otras se hacen torneos, pero por encima, promueven la cultura. Jose Rius es dueño de este local, y como tal explica cómo levanta la persiana cada día. "Funcionamos con menos aforo del permitido, sin barra, sin música en directo y con una configuración de espacio que impide aprovechar el aforo actual por la distancia de 1'5 m entre mesas... La viabilidad a día de hoy es que realizamos un 1/5 de lo que necesitamos para pagar gastos, lo cual es un desastre porque no trabajamos para ganar dinero sino para pagar como mucho el alquiler, la luz, agua e impuestos".

Esta situación está afectando de forma muy significativa al personal de los locales, ya que "sentimos un dolor de corazón, nervios constantes y una buena dosis de ansiedad. Algún día sonríes... Otro, un cliente habitual se enfada por no poder entrar a las 12:10 de un viernes… Y no vuelve".

Sin embargo, están permitidos conciertos de 500 personas

Durante todo el verano se han autorizado conciertos que reunían a 800 personas, como el de David Bisbal, el de Izal, o monólogos que superaban las 400 personas. Estas actuaciones que contaban con la colaboración del Ayuntamiento de València, y bajo la autorización de Sanidad, han molestado mucho a los dueños de este tipo de locales: "es normal que a alguien que junte 3 cifras de personas se le aplique una normativa restrictiva porque estamos en una pandemia, pero, las actuaciones que no son mega conciertos, es ridículo que estén prohibidas" dice Rius.

Por último, el sector de los artistas, por ende, también está sufriendo las consecuencias de las medidas restrictivas. "En Indian Hawk publicamos nuestro primer LP en Diciembre de 2019 y empezamos a presentarlo en Enero de 2020. Tuvimos la suerte de poder cerrar fechas en salas y festivales a lo largo de 2020 hasta que llegó la pandemia y el confinamiento.

Todo se paró de golpe, conciertos y festivales cancelados, interrupción de gira sin fecha prevista de vuelta, parón en las ventas de los discos.. Para mí, como para muchos otros músicos, ha supuesto tirar a la basura años de trabajo, así como perder toda la inversión hecha en el disco. Ya veremos cuantos grupos aguantan", dice Pedro Sala, bajista del grupo.

En cuanto al cierre de los locales en València, Sala sentencia: "están rompiendo toda la escena musical valenciana. No tiene ningún sentido. No es ocio nocturno, es cultura".

Destacados