Rita Barberá, genio y figura...

Després de 24 anys com a alcaldessa de València tenia quasi el mateix nombre de defensors com de detractors

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Mientras Valencia ofrecía flores a la patrona de los marineros, la Virgen del Carmen (16 de julio), allá por 1948 veía la luz la que en un futuro cambiaría la cara de la capital del Turia. Rita Barberá Noia nació en el seno de una familia de clase media-alta y de ellos heredó sus inquietudes y carisma. Su padre, José Barberá, fue un importante periodista valenciano que empezó como redactor de El Tradicionalista, luego paso a ser el corresponsal en Roma de El Siglo Futuro. También dejó su firma en el diario Levante y ya en 1940 era nombrado director de El Correo Gallego. Superado la mitad del siglo XX, la familia Barberá regresa a Valencia donde José se hace cargo del periódico Jornada, fundado por el Movimiento Nacional, y es elegido presidente de la Asociación de la Prensa, cargo que regentó durante 30 años. Su hija, Rita, siguió sus pasos periodísticos y tras cursar en el Colegio Domus de Valencia la enseñanza primaria, bachillerato y el preuniversitario se licenció en Ciencias Políticas, Económicas y Empresariales por la Universidad de Valencia y en Ciencias de la Información por la Complutense de Madrid.

De la familia de su madre, Carmen Nolla, no sólo heredaba un importante apellido en la industria y economía valenciana de principio de siglo sino que también la visión de futuro y el saber hacer. El tatarabuelo de Rita, Miquel Molla Bruixet, levantó en Meliana, pueblo de l'Horta Nord, todo un imperio de la cerámica que se repartió por todo el mundo. De hecho, entre los lemas de la empresa estaba el que decía que "cualquier casa de pueblo que tenga mosaicos Nolla es de gente de bien".

Con sus antecedentes familiares, Rita estaba llamada a hacer algo grande. Sus primeros pasos los dio en el mundo del periodismo como su padre. En 1964, con 16 años entraba en la plantilla de Radio Valencia donde llegaría a hacerse cargo de la información institucional valenciana a partir de 1968, durante estos años también formó parte del periódico vespertino Jornada. Cabe señalar que entre 1975 y 1978 trabajó para Levante, en el que ejerció como redactora de tribunales y fue responsable de la sección semanal de urbanismo. En estos mismo años obtuvo una plaza en el Cuerpo Especial de Economistas Sindicales (1975) y a partir de enero de 1978 se hizo cargo del Gabinete de Prensa del Gobierno Civil de Valencia y también pasó por el Gabinete de Prensa de la Confederación Empresarial Valenciana, cargo que ocupó hasta mayo de 1983.

 

El gusanillo de la política

Los años 70 no sólo sirvieron para que el mundo viera como Rita se convertía en Musa de Humor al ganar la Olimpiada del Humor, concurso literario instaurado por el Ayuntamiento preconstitucional valenciano de Valencia, o diera sus pinceladas periodísticas sino que también sirvió para que la ex alcaldesa fuera picada por el gusanillo de la política. Fue en 1976 cuando Rita Barberá se convierte en promotora y cofundadora del partido Alianza Popular en Valencia. Desde entonces y hasta 2016 ha sido quien ha regido los designios del PP en la Comunidad Valenciana, en parte también a nivel nacional debido al número de votos que obtenía.

Tras haber fundado el partido en Valencia, Rita se estrena como cargo electo en 1983 siendo diputada en las Cortes Valencianas, cargo que ejerció durante ocho años presentándose incuso como candidata a la Generalitat en las elecciones de 1987, que perdió ante Joan Lerma no llegando a obtener ni siquiera medio millón de votos. Sin embargo, Rita estaba llamada ha hacer algo grande en su ciudad. Cuatro años después, en 1991, se convertía en candidata a la alcaldía de Valencia. Por números de votos los comicios los ganaba Clementina Ródenas pero gracias al pacto que sellaron el Partido Popular con la Unión Valenciana de Vicente Lizondo, Rita Barberá se convertía en la 'eterna Alcaldesa de Valencia'. Un total de 24 años en el cargo, todas las elecciones ganadas por mayoría absoluta, que han dado para mucho. No sólo fue alcaldesa sino que entre 1995 y 2003 fue nombrada presidenta de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP). En mayo de 2015 otro pacto (esta vez entre Compromís, PSPV y València en Comú), parecido al que la puso a ella en el sillón de la alcaldía, la destronaría. Desde entonces se convirtió en Senadora del PP en Madrid hasta que en septiembre de este mismo año se vio obligada por su propio partido a pasar al grupo Mixto al tener que darse de baja en su afiliación al PP.

La gestión y forma de gobernar de Rita Barberá tiene casi el mismo número de defensores que de detractores. La persona de Rita ha sido quien ha arrastrado una ingente cantidad de votos al Partido Popular durante los últimos años de la política española. No en vano, la Comunidad Valenciana y en especial la capital del Turia, era uno de los feudos del PP. Se puede cuestionar el gasto (despilfarro tal vez) y la forma de hacer política, pero lo que en los últimos años quedó patente es que con la gestión de grandes eventos y las grandes construcciones, Valencia fue puesta en el mapa mundi. La Copa América, La Fórmula 1, el Gran Premio de la Comunidad Valenciana, la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Santiago Calatrava, el Palacio de Congresos de Norman Foster... han hecho que la tierra de las flores, de la luz y del color sea conocida por todos y referencia turística no sólo por el clima, la playa o la fiesta.

 

Genio y Figura

Rita Barberá fallecía hoy a los 68 años de edad en un hotel de Madrid tras haber declarado hace dos días en el Supremo por la supuesta caja B del Partido Popular en el Caso Taula. Puede que estos días, al igual que este último año, mucho se hable de los casos de corrupción en los que la ex alcaldesa de Valencia puede o no haber estado inmersa. El caso es que de la mayoría ha salido airosa y tan sólo se la ha llamado a declarar por Caso Taula. Sin embargo, con el paso del tiempo la sombra de la corrupción se difuminará, aunque siempre estará, y en el memoria colectiva tan sólo quedará esa imagen de Rita Barberá con su rojo alcaldesa, su collar y sus pendientes de perlas. Esa imagen de mujer cercana, campechana y populista que repartía besos y abrazos allá donde iba. Esa imagen de la 'todo poderosa alcaldesa' en el balcón del Ayuntamiento durante las mascletàs, sus famosos discursos, alguna que otra salida de tono o el mundialmente conocido 'caloret'. Rita Barberá se 'quemó' hoy como uno de los tantos ninots de falla que la han ensalzado o criticado durante sus 24 años como la 'eterna alcaldesa de Valencia'. Descanse en Paz.

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