El alcalde de València, Joan Ribó, ha reiterado esta mañana la importancia de que las ciudades asuman un papel protagonista en los planes de recuperación socioeconómica y sanitaria tras la crisis por la pandemia, y en la necesidad de que los ayuntamientos gestionen los fondos europeos que van a financiar las políticas municipales dirigidas a este objetivo. Ribó ha defendido estos planteamientos durante su intervención en la jornada Europea titulada «El papel de nuestras ciudades en la recuperación», en la que ha participado, de manera telemática, junto a los alcaldes de Zaragoza, Jorge Azcón; de Sevilla, Juan Espadas; y de Madrid, Martínez Almeida
Ribó ha reclamado que los ayuntamientos no se queden «a la cola de las decisiones tomadas en otras escalas de gobiernos», y ha instado a las autoridades municipales a «participar según los principios de máxima colaboración y coordinación entre administraciones». El alcalde ha señalado los «retos sin precedentes« a los que se enfrentan las sociedades en estos momentos que, ha asegurado, «requieren procesos transformadores de gran profundidad». De ahí, la importancia de los planes de recuperación, que brindan recursos esenciales para acelerar esas transformaciones, ha señalado Joan Ribó, quien ha instado a las ciudades a «tener una voz propia para poder avanzar unidas en ese desafío global de la resiliencia, la digitalización y la sostenibilidad».
El alcalde ha comenzado su intervención recordando las palabras del que fuera secretario general de las Naciones Unidas Ban Ki-moon, «la batalla por la sostenibilidad global la ganaremos o la perderemos en las ciudades»; y ha defendido que las ciudades han de ser «espacios saludables, habitables y sostenibles, con entornos seguros y amables; que sean motor de dinamismo y digitalización para transformar el modelo económico y hacerlo más competitivo, resiliente y verde; y lugares clave para la garantía de los derechos sociales… asegurando el acceso a la vivienda y avanzando en el cuarto pilar del estado del bienestar: servicios sociales».
RESPUESTAS Y OPORTUNIDADES: ODS Y AGENDA 2030
Los efectos de la pandemia han marcado las intervenciones de los representantes municipales. Tal como ha explicado Ribó, «las consecuencias de la crisis nos han obligado a centrarnos en las prioridades más inmediata, pero hay un antes y un después, que viene definido por las estrategias de ciudad a medio y largo plazo: es necesario dar respuesta nuevos retos, pero también se derivan nuevas oportunidades para acelerar procesos de cambio», ha señalado.En este sentido, ha explicado que València trabaja en una estrategia de ciudad cuyo referente son los ODS y la Agenda Urbana 2030, y que pone el énfasis en varios vectores de desarrollo: la salud y la sostenibilidad (elementos clave para pensar las ciudades: calidad del aire, alimentación saludable, entornos urbanos verdes, movilidad…); la regeneración (económica, de los barrios, y del tejido social y comercial); la transformación de la ciudad para adaptarla a los nuevos retos a través del urbanismo táctico (por ejemplo, la recuperación de 12.000 m2 para las personas en la principal plaza de la ciudad); la digitalización y la transición energética; y la resiliencia como elemento clave para afrontar crisis futuras.
Joan Ribó ha destacado la necesidad de seguir avanzado en modos de movilidad sostenible, «uno de los aspectos cruciales que ha puesto de manifiesto la pandemia». «Sobre todo –ha argumentado- la importancia de no retroceder por una percepción de inseguridad en el transporte público» De hecho, València ha impulsado una apuesta estratégica en los últimos años por la movilidad ciclista (actualmente la ciudad cuenta con alrededor de 160 kilómetros de carril bici). No obstante, el reto que hoy se plantea nuestra ciudad radica en abordar la movilidad a escala metropolitana, ha añadido.Otra de las claves de la recuperación pasa por el desarrollo de proyectos ‘verdes’ y digitales. Ribó ha dado a conocer los que València impulsa en el área de la transición energética, como los proyectos piloto de Comunidades Energéticas que se desarrollan en varios barrios de la ciudad, un modelo de producción y consumo colectivo y descentralizado de energía renovable, que consiste en la instalación de placas fotovoltaicas en cubiertas públicas y privadas de la ciudad para desarrollar un modelo de gestión colectiva de la energía.